Seis meses después de la aparición de reportes que hablaban de una "purga gay" por la que que hombres homosexuales estaban siendo detenidos ilegalmente y torturados en Chechenia, un joven habló públicamente por primera vez sobre su terrible experiencia.
Maxim Lapunov aseguró haber estado detenido por 12 días en una celda inundada de sangre, golpeado con palos, amenazado y humillado por la policía.
Pero, a pesar de reportar lo que sufrió en manos de las autoridades, su abogado dice que no existe una investigación.
Lapunov, de 30 años, es de Siberia. Vivió y trabajó en Chechenia por dos años hasta que, una noche de marzo pasado, fue atrapado y arrastrado hasta un coche por dos hombres que no conocía.
Fue interrogado, forzado a dar el nombre de otra persona y golpeado en una comisaría.
"Entraban cada 10 o 15 minutos gritando que yo era gay y que ellos me iban a matar", recuerda ante una pequeña rueda de prensa en Moscú convocada por activistas de derechos humanos.
"Me pegaban con un palo durante mucho tiempo: en las piernas, en las costillas, las nalgas y la espalda. Cuando empezaba a desvanecer, me levantaban y continuaban", dice en voz baja.
"Cada día me aseguraban que me iban a matar. Y me decían cómo".
27 hombres homosexuales con historias similares han escapado de la república del Cáucaso, parte de la Federación Rusa, desde que el periódico Novaya Gazeta reportó en la primavera por primera vez de la violenta persecución.
Fueron ayudados a escapar por un grupo llamado LGTB-Network (la red LGTB) y por otros 52 familiares y conocidos.
Uno de ellos dijo a la BBC que en ese tiempo fueron torturados con descargas eléctricas y dijo que creía que el objetivo era "exterminar" a los hombres homosexuales en esa república. Algunos de los que escaparon han recibido asilo en el extranjero.
En mayo, el presidente ruso, Vladimir Putin, pidió a las fuerzas de seguridad apoyar a la defensora de los derechos humanos en lo que llamó "rumores" de abuso en Chechenia. Su intervención vino después de que líderes europeos expresaran su preocupación.
Sin embargo, los activistas dicen que no se han tomado acciones concretas.
Hombres homosexuales chechenos que dicen haber sido detenidos temen hacer reportes oficiales. No quieren poner en riesgo a sus familias en Chechenia. Por eso, el caso de Maxim Lapunov es tan importante, según los activistas.
"La excusa de las autoridades era que las víctimas no han declarado", dice Tanya Lokshina, de la ONG Human Rights Watch. "Ahora ya tienen una, pero no han investigado. No hay voluntad política".
Otro activistas señala una aparente falta de control de Moscú sobre eventos en Chechenia, que es descrito frecuentemente como el feudo privado de su líder, Ramzán Kadyrov.
"Altos cargos, incluido el presidente, dicen que las personas LGTB en Rusia no tienen problemas", añade Igor Kochetkov, de LGTB-Network. "Investigar este crimen sin precedentes. Sería admitir que todo lo que se había dicho antes era una mentira".
Ramzán Kadyrov, desestimó las acusaciones en julio calificándolas de "sin sentidos" inventados por "demonios". No hay gays en Chechenia, aseguró.
Maxim Lapunov fue eventualmente soltado por la policía después de que su familia reportara su desaparición y sus amigos colocaran posters buscándolo en la capital chechena. Lapunov cuenta que su madre estuvo esperando una llamada para ir a recoger su cadáver.
"Con dificultades podía gatear cuando me soltaron", dijo. Tiene pesadillas en las que escucha los llantos y gritos de los otros detenidos, cuenta.
También, que ha recibido amenazas que lo presionan a que se retracte. Pero él quiere que los responsables sean castigados.
"No debería ser así. Todos somos personas. Todos tenemos derechos", dice. "Si esos derechos pueden ser violados (en Chechenia), puede pasar en cualquier región. Y nadie sabe quien será el siguiente".