La salida de Reino Unido de la Unión Europea (UE) debió haber ocurrido el pasado 29 de marzo, unos 33 meses después de que los electores británicos apoyaran esa medida en un reñido referéndum en 2016.
Pero el fracaso de la primera ministra Theresa May en lograr que el Parlamento británico aprobara el acuerdo que su gobierno había negociado con Bruselas para ejecutar de forma ordenada el Brexit, como se conoce popularmente este proceso, obligó a extender el calendario hasta el próximo 12 de abril.
Aunque sigue habiendo negociaciones en marcha para intentar cumplir con ese nuevo plazo, su postergación ya asoma formalmente en el horizonte luego de que este viernes May envió una carta al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, para solicitar una nueva prórroga hasta el 30 de junio.
Esta solicitud es polémica por varias razones, incluyendo el hecho de que esa fecha ya había sido propuesta por Londres en marzo pasado, cuando fue rechazada por sus socios europeos.
Adicionalmente, esa extensión obligaría a Reino Unido a hacer todos los preparativos para participar en las próximas elecciones al Parlamento Europeo -a realizarse entre el 23 y el 26 de mayo-, aunque May contempla la posibilidad de cancelar estas votaciones en caso de que el Parlamento británico logre aprobar antes un acuerdo para el Brexit.
La idea de postergar el proceso hasta el 30 de junio no es vista con buenos ojos en muchas capitales europeas, en algunas de las cuales -como París- el gobierno exige que Londres ofrezca una buena justificación para seguir alargando la situación.
"La mayor parte de los líderes de la UE se inclinan por una extensión del Brexit más larga para evitar que la primera ministra esté constantemente solicitándole una serie de prórrogas cortas con la amenaza de un Brexit sin acuerdo justo a la vuelta de la esquina", señala Katya Adler, editora sobre temas europeos de la BBC.
Otra preocupación que causa la propuesta de May es que podría terminar colocando a la UE en la misma coyuntura que está ahora pero en un momento más inoportuno: al inicio del verano, justo cuando el bloque comunitario se encontrará en una etapa de transición debido a que estarán llegando a su fin los mandatos de Tusk y del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.
Un período largo y flexible
Ante este panorama, Tusk tiene previsto proponer a los líderes europeos una "flextensión".
¿De qué se trata? Básicamente de acordar una prórroga del Brexit flexible, que extienda el calendario para su ejecución por otros 12 meses pero que, al mismo tiempo, contemple la posibilidad de que la salida de Reino Unido pueda ejecutarse antes, en caso de que el Parlamento británico dé su aprobación a algún acuerdo negociado.
Fuentes de la UE informaron a la BBC que Tusk tiene previsto presentar su propuesta a los mandatarios europeos durante la cumbre sobre el Brexit prevista para el próximo miércoles.
Tusk se ha mostrado en varias ocasiones partidario de darle a Londres toda la flexibilidad posible, con el objetivo de evitar las acusaciones de que Bruselas quiere mantener atrapado a Reino Unido dentro de la UE, un argumento que ya está siendo esgrimido por algunos partidarios del Brexit.
Jacob Rees-Mogg, un parlamentario euroescéptico perteneciente al Partido Conservador británico, abogó por que Reino Unido asumiera una posición obstruccionista en la UE en caso de tener que quedarse.
"Si una larga extensión nos deja atascados en la UE deberíamos ser tan problemáticos como sea posible. Podríamos vetar cualquier aumento en el presupuesto, obstruir el supuesto ejército europeo y bloquear los esquemas integracionistas de Macron", escribió.
https://twitter.com/Jacob_Rees_Mogg/status/1114086264024727554
Ni Bruselas, ni May ni gran parte de los parlamentarios británicos desean que se produzca un Brexit duro -sin que exista previamente un acuerdo que defina la futura relación entre Reino Unido y la UE-, pues se teme que derive en un escenario caótico que afecte negativamente los negocios y la economía a ambos lados del Canal de la Mancha.
El gobierno conservador se ha sumido durante los últimos días en una ronda de negociaciones con el Partido Laborista, principal fuerza de oposición, para buscar un consenso que permita aprobar el acuerdo que May negoció con Bruselas y que ha sido rechazado varias veces por la Cámara de los Comunes.
Hasta ahora, esos esfuerzos han sido infructuosos y algunos analistas consideran que en el mejor de los casos -y con el actual calendario- solo alcanzarán para mandar una señal favorable a Bruselas que sirva como promesa de que puede haber un pacto entre ambas fuerzas políticas en el medio plazo.
Sin embargo, tal como están las cosas desde el punto de vista legal, el Brexit se producirá de manera automática cuando se venza el plazo establecido sea este el próximo 12 de abril o el 30 de junio, en caso de que se acuerde la prórroga solicitada por May.
Desde ese punto de vista, la "flextensión" podría tener la virtud añadida de eliminar los riesgos de la actual situación para permitir una negociación más reposada, impulsada no por las urgencias del calendario sino por la definición por parte del Parlamento británico del tipo de relación que quieren tener con la UE.
Paradójicamente, para hacerse efectiva, la propuesta de Tusk tiene que recibir el apoyo unánime de los 27 miembros restantes de la UE (son 28 con Reino Unido), algo que aún no está garantizado.
"Los líderes de la UE aún no están cantando con la misma partitura en esto. Hay que esperar el estallido de fuegos artificiales políticos en las reuniones a puerta cerrada -aunque no está claro si será una muestra modesta o un espectáculo total- en su cumbre de emergencia sobre el Brexit la próxima semana. Según la legislación de la UE, ellos tienen que lograr una posición unánime", advierte Adler.
Una prueba de ello, fue la advertencia hecha el pasado viernes por la oficina del presidente de Francia, Emmanuel Macron, calificando como "prematuro" que a estas alturas se esté pensando en otra prórroga.
Así, luego de casi tres años del referéndum sobre el Brexit, aún no se sabe si a Reino Unido le quedan dentro de la UE apenas unos pocos días o mucho más tiempo.