En Wall Street era conocido como el "rey de la Bolsa" y, en la política, Donald Trump lo llamaba "buen amigo".
Fue, de hecho, favorito en las quinielas para la jefatura del Departamento de Estado.
Pero las predicciones no se cumplieron, los gestos de "amistad" quedaron atrás y, cuando no se han cumplido 10 meses desde que Trump llegó a la Casa Blanca, el senador Bob Corker se ha convertido en un personaje incómodo para el presidente.
El intercambio verbal (es decir, por Twitter) y las críticas mutuas han sido las expresiones casi constantes de las relaciones entre los dos en los últimos tiempos.
Pero, ¿cómo el influyente senador republicano por Tennessee se convirtió en uno de los críticos más fuertes del presidente dentro de su propio partido?
La escalada de tensiones
Nacido en Carolina del Sur en 1952, Corker pasó la mayor parte de su juventud en Tennessee, donde, según contó en una entrevista con Enquire, comenzó a trabajar desde que tenía 13 años.
Pero tras esos "años duros" y antes de iniciar su escalada política en la década de 1990, se adentró en el mundo de los negocios en 1978, cuando fundó su propia compañía de construcción.
Y a medida que se abría paso en el Senado y se volvía una de las personas más influyentes en la bancada republicana, sus acciones en la bolsa de valores alcanzaban las dimensiones del mito y la controversia.
El empresario se hizo famoso por operaciones a corto plazo en el mercado de valores, en las que compraba centenares de acciones de una empresa y luego las vendía, casi siempre con las ganancias aumentadas.
No declaró varias de esas transacciones y la publicación de esas jugadas oscuras por el diario The Wall Street Journal lo llevó a una disculpa pública.
Su renombre e influencia en el Senado lo llevaron al frente de la Comisión de Relaciones Exteriores, lo que también lo ubicó en las listas de los posibles elegidos para la cabeza del Departamento de Estado.
Versiones de la prensa estadounidense indicaron que su baja estatura fue una de las causas para que su nombramiento nunca tuviera lugar,
Pero aunque esa versión nunca se confirmó, la distancia con el nuevo gobierno se fue abriendo a medida que pasaba el tiempo por otros motivos.
El cisma
Hace unos meses, Corker fustigó a Trump por la presunta intervención del Kremlin en las elecciones de 2016 y, luego, hizo lo mismo con las políticas del mandatario hacia Corea del Norte.
Pero el gran punto de giro tuvo lugar en agosto pasado, cuando el senador, quien fuera asesor de seguridad nacional de Trump durante la campaña presidencial del 2016, cuestionó la reacción del presidente tras la protesta de supremacistas blancos en Charlottesville, Virginia.
El presidente dijo entonces que "ambos bandos", es decir, grupos neonazis y sus oponentes, habían sido responsables de los sucesos que terminaron con un muerto y varios heridos.
La respuesta de Cork no se hizo esperar: afirmó que los juicios del mandatario demostraban que no entendía el carácter de la nación estadounidense.
Trump le respondió con burlas sobre su futuro en el senado, pero las tensiones parecieron calmarse hasta hace unos días, cuando nuevas declaraciones del senador desataron la ira del presidente como quien prende la chispa en un polvorín.
La nueva ira
El motivo del nuevo rifirrafe fueron unas declaraciones de Corker, en las que pedía al presidente dejar a los senadores hacer su trabajo durante el análisis de la reforma del plan de impuestos, una de las promesas de campaña de Trump que tampoco avanza en el Congreso.
Pero los ánimos se caldearon de forma inusitada este martes, cuando el senador afirmó en una serie de entrevistas para la televisión que Trump era "totalmente mentiroso", que rebajó a Estados Unidos y debilitó su posición global.
El presidente contraatacó en Twitter. Llamó al senador de Tennessee "peso ligero" y afirmó que "no pudo ser reelegido" para el cargo por no contar con su apoyo.
El turno de la revancha volvió con una entrevista que le hizo un rato después CNN a Corker.
"(Trump) está deliberadamente rompiendo las relaciones que tenemos alrededor del mundo que han sido útiles para nuestra nación", opinó.
El presidente volvió a la carga poco después y calificó de incompetente el trabajo de Corker frente al Comité de Relaciones Exteriores del Senado.
Pero la reacción del republicano de Tennessee no fue la única que estremeció al partido este martes.
El senador por Arizona Jeff Flake anunció que no buscará su reelección el próximo año para no ser "cómplice" de la "división diaria" del país, de "los ataques personales, las amenazas contra los principios, las libertades y las instituciones" que, en su opinión, ha traído Trump a Estados Unidos.
Entre los que apoyaron el discurso de Flake estuvo el también senador John McCain, otro de los enfrentados a Trump en la bancada republicana, y el propio Corker, que aplaudió con énfasis el discurso.
Y en medio de las tensiones dentro del propio partido, las propuestas de Trump para modificar el sistema de impuestos corren el mismo riesgo de estrellarse como antes lo hizo el intento de reforma al Obamacare, la ley de salud aprobada durante el anterior gobierno.
Una oposición de Corker, como se hace previsible, sumada a la de McCain y la de Flake, supondría una fuerte barrera para que el Congreso finalmente apruebe alguna de las promesas de campaña del presidente.