"Tengo la certeza de que estamos en una de las ciudades globales más seguras del mundo, si no la más segura".
Lo dijo el alcalde de Londres, el laborista Sadiq Khan, que reaccionó así al brutal ataque que causó siete muertos y 48 heridos el sábado en el concurrido Puente de Londres y sus alrededores.
No es la primera vez que el alcalde de esta gran ciudad de casi 8,7 millones de habitantes sale a reivindicar la seguridad de la capital de Reino Unido.
Lo mismo hizo cuando en un incidente similar, el pasado 22 de marzo, un atacante arrolló a una multitud cerca del Parlamento británico y luego acuchilló a un policía, causando la muerte a cuatro viandantes y al oficial.
Las declaraciones pueden parecer atrevidas, sobre todo tras un incidente de esta gravedad.Pero, ¿lo son? ¿Cuán segura es Londres en realidad?
Martin Hewitt, comisario asistente de la Policía Metropolitana, declaró algo parecido a lo dicho por el alcalde en abril de este año cuando presentó las estadísticas de crímenes cometidos en la ciudad en 2016-2017.
Según Hewitt, "hay pocas otras (ciudades) con niveles tan bajos de crímenes graves, como asesinatos y delitos con armas".
"Al igual que en el resto de Inglaterra y Gales, las tasas de crímenes en Londres están aumentando, pero muchas están todavía en un nivel mucho más bajo que hace cinco años", dijo el comisario.
En efecto, en el último año hubo 102 asesinatos en Londres, 58 menos que hace diez.
Pero, ¿es esto mucho o poco en comparación con otras ciudades?
¿Más o menos?
A nivel internacional, escasean las cifras recientes y oficiales que permitan comparar con precisión en qué ciudades hay más o menos homicidios intencionales.
Pero la Oficina de Drogas y Crímenes de Naciones Unidas analizó la cuestión en un informe publicado en 2013.
Los datos de esa investigación parecen confirmar, al menos en parte, las declaraciones del alcalde.
En el año 2011, último para el que hay datos comparables para Londres, en la capital británica hubo 100 homicidios intencionales, lo que arroja una tasa de 1,3 homicidios por cada 100.000 habitantes, según este documento.
La tasa es menor que la de otras capitales europeas consideradas seguras, tal y como Copenhague (Dinamarca) o Helsinki (Finlandia), en las que aunque "solo" hubo 16 y 14 homicidios respectivamente ese año, pero con una tasa mayor al tener una población mucho menor.
Aunque hay ciudades donde la tasa es todavía más baja, como Roma, Lisboa o Madrid.
Aun así, Londres estaba mejor ese año que todas las ciudades de América Latina, entre ellas algunas percibidas seguras como San José de Costa Rica (21,2 en 2011), Santiago (3,9) o Montevideo (8,4), según Naciones Unidas.
Pero más allá de los homicidios, ¿qué pasa con el resto de delitos?
Las cifras oficiales muestran que algunos delitos importantes aumentaron considerablemente en el último año en la capital de Reino Unido.
Por ejemplo, los delitos cometidos con armas de fuego crecieron un 42%. Entre abril de 2016 y abril de 2017 se produjeron 2.544, en comparación con los 1.793 en el periodo anterior.
Los delitos con arma blanca también aumentaron, en este caso un 24% en un solo año.
La policía aseguró también estar preocupada por el aumento de delitos entre los jóvenes y destacó que alrededor de un cuarto de los que llevan armas blancas forman parte de una banda callejera.
Pero estos datos se publicaron antes de los recientes ataques que han golpeado a la ciudad.
Y la pregunta que se hacen muchos es: ¿cómo van a afectar esta nueva realidad a la sensación de seguridad en Londres? ¿Cuán probable es que vuelva a suceder algo así?
Campo de batalla
Por el momento, una de las consecuencias más inmediatas de los recientes ataques, incluido el de Manchester en el que murieron 22 personas en mayo, es que la seguridad se ha vuelto el principal tema de campaña de cara a las elecciones generales que se celebran este mismo jueves.
Con tres ataques en Reino Unido en 75 días, el Partido Laborista asegura que los recortes en el presupuesto policial aplicados por los conservadores desde 2010 (cuando la actual primera ministra, Theresa May, ocupó el puesto de ministra del Interior), han ido "demasiado lejos".
Por eso el líder laborista, Jeremy Corbyn, pidió este lunes la dimisión de May.
May, sin embargo, asegura que los presupuestos para luchar contra delitos de terrorismo se han mantenido y que no se trata solo de números, sino de las capacidades que tienen los policías que patrullan las calles.
Las cifras ponen de manifiesto que el número de oficiales de policía en Inglaterra y Gales descendió.
Entre septiembre de 2010 y el mismo mes de 2016, el número se redujo en 18.991, lo que equivale a un 13%, según cifras oficiales.
El número de policías armados también cayó un 19% en un periodo similar (no todos los policías británicos portan armas de fuego, a diferencia de lo que es norma en otros países).
Estos recortes fueron "más fácilmente justificables" con las cifras de crimen más bajas en 30 años, afirma el diario británico Financial Times, pero lo son menos ahora, con el aumento de ciertos delitos en Londres y, sobre todo, tras los recientes ataques.
Pero aunque es verdad que el número de policías armados ha caído, en abril del año pasado el gobierno anunció una inversión de US$184 millones para reclutar nuevos agentes.
"Así que para este periodo del año que viene, el número de oficiales armados debería haber alcanzado los 7.000" en Reino Unido, asegura el analista de seguridad interior de la BBC, Dominic Casciani.
Además, los policías reclutados hoy "no pueden compararse con los del antes", afirma el periodista.
Durante años, la policía británica era entrenada para "localizar, contener y neutralizar", mientras que ahora se les entrena para confrontar al atacante.
La evidencia de anteriores incidentes muestra que los atacantes siguen intentando matar hasta que ellos mismos son abatidos.
En el caso del incidente en el Puente de Londres, la policía tardó ocho minutos en llegar al lugar y acabar con los tres agresores.
Esta rapidez es el resultado de años de entrenamiento para responder a este tipo de incidentes.
¿Qué hace una ciudad segura?
Pero, más allá de estos ataques calificados como terroristas, hay otros aspectos que contribuyen a la sensación de seguridad o inseguridad en una ciudad.
La unidad de Inteligencia del prestigioso semanario británico The Economist publicó su Índice de Ciudades Seguras en 2015.
Para elaborarlo, analizó cuatro categorías de seguridad urbana: seguridad digital, seguridad sanitaria, seguridad de infraestructuras y seguridad personal.
La ciudad que aparece primera en el índice es Tokio, la capital de Japón, mientras que Londres figura en el puesto 18 de las 50 analizadas.
Algunas de las ciudades que figuran en los primeros puestos son relativamente pequeñas, como Ámsterdam, que tiene 780.000 habitantes, o Zúrich, con 380.000.
Como el reto de mantener la seguridad en las ciudades grandes es mayor, el índice también toma en cuenta el número de habitantes.
Solo seis mega-ciudades (con más de 10 millones de habitantes, según los datos de Naciones Unidas, aunque The Economist incluye aquí a Londres) alcanzan la primera mitad del índice, y entre ellas está la capital británica.
Si se analiza solo lo que el informe califica de "violencia personal", es decir, los aspectos más tradicionales de la seguridad como los crímenes violentos, Londres está en el puesto número 12.
Pero los ataques masivos, como el sucedido este fin de semana, tienen como uno de sus objetivos el generar miedo.
Desde 2013, los servicios de seguridad de Reino Unido han desbaratado 18 tramas.
Y, con tres ataques en tres meses, este tipo de actos de terror están empezando a parecer, para alguna gente, "la nueva normalidad", asegura Casciani.