Assata Shakur y otros fugitivos reclamados por Estados Unidos que se esconden en Cuba
"No tienen opción". Ese fue el mensaje que el viernes pasado el presidente de EE.UU., Donald Trump, envió a Cuba sobre el espinoso tema de los prófugos que su país reclama a la isla.
La respuesta de La Habana no se hizo esperar.
"En uso de la ley nacional, el derecho internacional y la tradición latinoamericana, Cuba ha concedido asilo político o refugio a luchadores por los derechos civiles de EE.UU. Por supuesto que estas personas no serán retornadas", afirmó este lunes el canciller cubano, Bruno Rodríguez, en una conferencia desde Viena, Austria.
El viernes 16 de junio, durante el anuncio de la nueva política del gobierno estadounidense hacia la isla, Trump apuntó que la entrega de los prófugos que reclama la justicia de su país es una de las condiciones para retomar el diálogo bilateral.
El mandatario estadounidense revirtió en parte el acercamiento emprendido por el expresidente Barack Obama hacia Cuba, que incluyó el restablecimiento de relaciones diplomáticas en 2015, después de décadas de hostilidad.
Bruno Rodríguez indicó que, en los últimos años, Cuba entregó de manera voluntaria a Estados Unidos a dos personas que eran reclamadas por la justicia de ese país.
No existen acuerdos vigentes de extradición entre La Habana y Washington y la devolución de los prófugos de la justicia estadounidense es un tema que complicó la relación de ambos países durante décadas.
Fundamentalmente desde el caso de Joanne Chesimard, también conocida como Assata Shakur, la ex pantera negra que logró huir de una prisión de Nueva Jersey refugiarse en Cuba desde 1984.
Assata Shakur
Un asesinato hace más de 40 años, una fuga de película y una recompensa millonaria son apenas algunos de los elementos de la historia de esta mujer.
La protagonista se llama Joanne Chesimard. O, más bien, así la llaman las autoridades en Estados Unidos, donde fue condenada por matar a un policía en Nueva Jersey en 1973 y donde la consideran una "terrorista doméstica".
Pero ella adoptó el nombre de Assata Shakur, es la madrina del rapero asesinado Tupac Shakur y formó parte del Partido Pantera Negra y del Ejército Negro de Liberación, una organización que luchó por la autodeterminación de los afroestadounidenses.
Fue encarcelada en 1977 y, menos de dos años más tarde, tres hombres negros, armados con pistolas automáticas, entraron en su prisión, tomaron a dos guardias de rehenes y la liberaron.
Años después apareció en Cuba, donde recibió asilo.
El Buró Federal de Investigaciones (FBI) la incluyó en su lista de terroristas más buscados y, junto a las autoridades de Nueva Jersey, ofreció por ella una recompensa de US$1 millón.
La oferta sigue en pie.
Shakur no es la única
Chesimard es la fugitiva de más alto perfil que Washington quiere de vuelta, pero no es la única.
No hay cifras confirmadas, pero congresistas estadounidenses afirmaron en los últimos dos años que podrían ser "decenas" los fugitivos que se esconden en Cuba.
Teishan Latner, quien estudia el tema como parte de su posdoctorado en la Universidad de Nueva York, le dijo a BBC Mundo en 2015 que este no es el conflicto más importante entre los dos países, pero sí puede ser un obstáculo para que Estados Unidos vea a Cuba como un socio diplomático.
El tema de los fugitivos fue una de las razones por las que Estados Unidos mantuvo a Cuba en la denominada lista de países patrocinadores del terrorismo durante años, algo que Barack Obama dejó sin efecto en abril de 2015.
Otros casos
Congresistas estadounidenses señalaron en 2015 que, además de Chesimard, Cuba dio albergue a otros "criminales violentos" como Víctor Manuel Gerena, miembro de un grupo separatista puertorriqueño y buscado por el robo de unos US$7 millones de una compañía de seguridad, y Charles Hill, buscado por la muerte de un policía estatal en Nuevo México.
También está el caso de William "Guillermo" Morales, otro militante independentista puertorriqueño que escapó de su custodia policial mientras estaba en un hospital.
Morales quedó gravemente herido después de que se activó accidentalmente uno de los explosivos que elaboraba en Nueva York en 1978.
Morales fue condenado a 89 años de prisión en 1979, sin embargo logró huir en 1983 y llegar a Cuba a través de México.
En los últimos años, políticos estadounidenses y autoridades judiciales indicaron que hay otros casos con perfil más bajo de quienes escaparon tras ser acusados de lavado de dinero o de cometer fraude al sistema de salud.
En este caso de delitos comunes, algunos de los implicados son ciudadanos cubanos.
En 2015, por ejemplo, Cuba arrestó al reggaetonero Gilberto Martínez, conocido como Gilbert Man, acusado en Estados Unidos por supuesto fraude con tarjetas de crédito.
Cuba devolvió a algunas personas acusadas de crímenes en Estados Unidos, aunque ha tenido más reticencias cuando se trata de casos políticos.
Y también ha recordado en más de una oportunidad que Estados Unidos otorgó refugio a cubanos "acusados de crímenes horribles, algunos acusados de terrorismo, asesinato y secuestro".
Cuba pidió, por ejemplo, que Estados Unidos extradite a Venezuela al exagente de la CIA Luis Posada Carriles, que vive libre en Florida y es requerido por ser el supuesto autor intelectual del atentado con bomba en pleno vuelo de una nave de Cubana de Aviación en 1976, que partía de Barbados y en el que murieron los 73 pasajeros a bordo.
Washington, por su parte, ha dejado en claro que seguirá insistiendo en que Chesimard y los demás fugitivos sean devueltos, por más que Cuba opine distinto.
*La versión original de este artículo se publicó en febrero de 2015 y fue elaborada por Thomas Sparrow. Se ha actualizado con las declaraciones de Donald Trump y el canciller cubano, Bruno Rodríguez.