Algunos han comparado el sonido del trueno volcánico con el estallido que hacen las palomitas, pero solo quienes han presenciado la erupción de un volcán eran capaces de hacer comparaciones... Hasta ahora.
Por primera vez científicos logrtaron grabar los truenos que se producen en las altas columnas de ceniza de un volcán en actividad, algo muy difícil por la complejidad de aislar ese sonido del resto de estruendos de las erupciones.
Para lograrlo, un grupo de geofísicos del Observatorio del Volcán de Alaska, en EE.UU., colocó micrófonos a 65 kilómetros del volcán Bogoslof, en las islas Aleutianas, y registró hasta 60 erupciones entre diciembre de 2016 y agosto de 2017.
Su trabajo se ha publicado en la revista Geophysical Research Letters y se espera que sirva para calcular la densidad de las nubes de humo y recomendar medidas de prevención para el transporte aéreo y la protección civil en otras zonas del mundo con actividad volcánica.
"Entender dónde se producen los rayos en la columna de humo nos dice cuánta ceniza ha entrado en erupción, algo que es notoriamente difícil de medir", explica Jeff Johnson, de la Universidad de Boise, en un comunicado difundido por la Asociación de Geofísicos de EE.UU.
"Entonces, si estás localizando truenos en un área grande, podrías obtener información sobre cuán extensa es la columna de humo", concluye Johnson.
Tormentas
En el audio, el trueno suena como pequeños estallidos que hacen clic sobre el gran ruido de la erupción.
El sonido, como en una tormenta común, llega más tarde que los rayos que se generan en la parte superior de la columna de humo.
Cuando las partículas de ceniza calientes entran en contacto con el aire helado, se produce la luz y después el trueno, pero nunca habían conseguido identificar ese estruendo en particular.
Tras meses de grabaciones y recogida de datos, los investigadores llegaron a la conclusión de que los estallidos que escuchaban solo podían ser truenos.