Todo ocurrió en Miraflores, un barrio acomodado en Lima, la capital peruana.
Fue allí, en plena calle, que Martín Alonso Camino Forsyth, un joven de 29 años, arrastró por la vereda a su novia, Micaela de Osma, de 23.
Ocurrió el domingo y seguramente pocas personas se hubieran enterado del incidente de violencia si no fuera que la dramática escena fue captada por una vecina de la pareja, que lo subió a las redes sociales.
Desde entonces Perú no ha dejado de hablar del tema, que sigue ocupando las portadas de los medios locales.
Camino Forsyth fue detenido el domingo mismo, luego de que su novia lo denunciara a la policía.
Según la joven, antes de llevarla arrastrada el hombre la había amenazado con un cuchillo para que le diga la clave de su teléfono celular, en medio de un ataque de celos. Ella logró escapar y fue entonces que él la tomó del brazo y la arrastró por varios metros, hasta llevarla de manera forzada nuevamente a su departamento.
Tras su arresto, el agresor fue acusado del delito de tentativa de femicidio y se lo detuvo por 48 horas, el máximo permitido por ley para ese crimen.
Esto llevó a que la ministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) de Perú, Ana María Choquehuanca, criticara la legislación actual.
"Solo lo pueden detener dos días; tenemos que hacer una cadena de esfuerzo entre el Ejecutivo y el Legislativo para reforzar estas leyes", dijo el lunes, durante una conferencia de prensa.
"Esta semana conversaré con mis colegas congresistas para pedirles su apoyo en este tema", indicó la ministra.
"Gente bien"
En Perú hay un femicidio o intento de femicidio por día según el movimiento Ni Una Menos, que registró 941 asesinatos de mujeres -la vasta mayoría a manos de sus parejas o ex parejas- desde 2009 hasta junio de este año.
Sin embargo este caso se ha destacado: el domingo la noticia acaparó todos los noticieros y programas televisivos y estuvo en boca de todos.
Parte del interés se generó porque se trata de "gente bien", como se conoce en Perú a las familias de nivel socioeconómico más alto.
Además, la violencia de género se exhibió en plena calle y en un barrio "pituco".
Sin embargo, lo que más distinguió a este caso fue que la escena de violencia fue captada en video.
"La maravilla es que la vecina grabó todo, esto jamás pasa", dijo a BBC Mundo Paola Ugaz, una periodista que colabora con el movimiento Ni Una Menos.
"Si esta chica (Micaela) lo hubiera contado no hubiera sido lo mismo", señaló.
La ministra Choquehuanca también destacó la valentía de la mujer que filmó la agresión y pidió a los ciudadanos que intervengan en casos de violencia de género.
"Nunca debemos quedarnos callados. En este caso yo le agradezco a la vecina que ha hecho esta grabación", afirmó la ministra.
Otra de las "claves" que explican la repercusión del caso es que la víctima denunció a su pareja, algo que es muy poco frecuente, según Ugaz.
Movimiento reavivado
La conmoción nacional que generó el video llevó a que Ni Una Menos anunciara una nueva marcha para el 25 de noviembre.
La primera manifestación, en agosto de 2016, tuvo una convocatoria masiva, nunca vista para estos temas en Perú.
Pero más allá de su éxito, el movimiento no logró cambios visibles, algo que según Ugaz podría cambiar ahora que este nuevo caso reavivó la indignación popular.
Y no es el único: en estos días también ocupa muchos titulares el caso de la periodista Lorena Álvarez, quien denunció a su pareja -un mediático comentarista económico y prestigioso académico- de haberla golpeado y amenazado de muerte en reiteradas ocasiones.
Sin embargo, la agresión de Martín Alonso Camino Forsyth -quien se declaró culpable de los cargos en su contra y buscará atenuar su pena con el justificativo de que estaba drogado al momento del ataque- no ha logrado cambiar del todo la mentalidad machista de ciertos sectores de la sociedad peruana.
Un ejemplo de esto lo dio el diario sensacionalista Trome, muy popular en Perú, que tras el incidente publicó una nota titulada: "Ni una menos: ¿por qué Martín Alonso Camino Forsyth agredió a su pareja?", en la que buscó explicar el comportamiento del agresor.