El diplomático portugués que desobedeció las órdenes de su gobierno y salvó a miles de los nazis
Hace 80, un diplomático de mediana edad y rango medio se hundió en una profunda depresión y observó cómo su cabello se volvía gris en días, mientras veía las calles de Burdeos llenas de refugiados judíos que huían de los nazis.
Como cónsul de Portugal en Burdeos, Aristides de Sousa Mendes se enfrentó a un dilema moral. ¿Debería obedecer las órdenes del gobierno o escuchar su propia conciencia y proporcionarle a los urgidos las visas que les permitirían escapar del avance de las fuerzas alemanas?
Gracias a su notable respuesta, Sousa Mendes es recordado como un héroe por los sobrevivientes y descendientes de los miles a los que ayudó a huir.
Pero su iniciativa también significó el final de una carrera diplomática bajo el dictador portugués António de Oliveira Salazar, y el resto de su vida la pasó en la penuria.
Portugal finalmente otorgó el reconocimiento oficial a su diplomático desobediente el 9 de junio, y el parlamento decidió que un monumento en el Panteón Nacional debería llevar su nombre.
¿Por qué Burdeos?
Fue a mediados de junio de 1940 y las fuerzas de Hitler estaban a días de completar la victoria sobre Francia. París cayó el 14 de junio y se firmó un armisticio poco más de una semana después.
El cuerpo diplomático de Portugal estaba bajo estrictas instrucciones de la dictadura derechista de Salazar de que las visas deberían emitirse a los refugiados judíos y apátridas solo con el permiso expreso de Lisboa.
Para aquellos que atestaban las calles de Burdeos con la esperanza de cruzar a España y escapar de la persecución nazi, no había tiempo para esperar.
"Nos enteramos de que los franceses se habían rendido y los alemanes estaban en movimiento", dice Henri Dyner. Tenía apenas 3 años de edad, pero conserva vívidos recuerdos de la huída de su familia judía desde su hogar en Amberes, cuando la Alemania nazi atacó a Bélgica e invadió Francia y los Países Bajos.
"Lo que recuerdo es el sonido del bombardeo, que debe haberme despertado, y mi madre me dijo que era un trueno".
"Mis padres encendieron la radio y escucharon al rey Leopoldo diciéndole a los belgas que habíamos sido traicionados y atacados por los alemanes. Mi padre había sospechado que podría haber una guerra desde 1938. Tenía un plan y un automóvil", le dijo a la BBC Dyner, ahora ingeniero retirado que vive en Nueva York.
Eliezar Dyner, su esposa Sprince y otros cinco familiares, incluido un bebé de 7 meses, se alejaron del bombardeo y entraron en Francia.
"Mi padre evitó las grandes carreteras, se mantuvo alejado de París y se quedó pegado a la costa. Quería estar solo 15 kilómetros por delante del frente todo el tiempo, porque pensó que podría ser una guerra rápida y ¿por qué ir demasiado lejos cuando podría tiene que volver?".
Después de ver aviones de combate alemanes atacando trincheras francesas y escuchar la noticia de las sucesivas victorias alemanas, el padre de Henri se dio cuenta de que para cuando llegaran a Burdeos no volvería a Amberes en el corto plazo.
Crisis moral y nerviosa
En Burdeos, el cónsul había entablado amistad con un rabino. Chaim Kruger también había huido de su casa en Bélgica por el avance nazi.
El cónsul Sousa Mendes le ofreció al rabino y a su familia inmediata el paso seguro a través de la frontera española, según el historiador Mordecai Paldiel.
Kruger rehusó la oferta, ya que no podía abandonar a los miles de otros refugiados judíos en Burdeos.
Ese abnegado rechazo fue el catalizador que lo sumió en una profunda "crisis moral",
En una carta fechada el 13 de junio de 1940, Sousa Mendes escribió: "Aquí la situación es horrible, y estoy en la cama debido a una fuerte crisis nerviosa".
"Nadie sabe realmente qué pasó por su mente en esos dos o tres días", dice Paldiel, quien dirigió el departamento de Justos entre las Naciones en el centro conmemorativo del Holocausto Yad Vashem de Israel durante 25 años.
"Algunos dicen que el deber de un diplomático es obedecer las órdenes de arriba, incluso si esas instrucciones no son morales.
"Más tarde, en Lisboa, Sousa Mendes le dijo a un rabino: 'Si tantos judíos pueden sufrir por un católico, está bien que un católico sufra por muchos judíos'. Estaba hablando de Hitler, por supuesto".
"No más nacionalidades"
Sea lo que sea que pasó por la mente del diplomático, Sousa Mendes emergió el lunes 17 de junio con una nueva determinación.
Según su hijo, Pedro Nuno de Sousa Mendes, "salió de su habitación, abrió la puerta de la cancillería y anunció en voz alta: 'De ahora en adelante les doy visas a todos. No habrá más nacionalidades, razas o religiones'".
Para Henri Dyner y su familia, esto fue un salvavidas.
Por casualidad, la madre de Henri conocía al cónsul de cuando, en Amberes, había sido secretaria en el consulado británico.
La familia Dyner ya había intentado y no había podido obtener visas de las autoridades estadounidenses, británicas o canadienses para abandonar Francia. Antes de su colapso, Sousa Mendes los había puesto en una lista en una solicitud enviada al gobierno de Salazar.
"Mi madre recuerda que él desapareció por un par de días, y cuando salió, su cabello se había vuelto gris", dice Henri Dyner, quien recuerda las filas de refugiados fuera del consulado en Burdeos y acampando en las plazas.
"De hecho, mi madre comenzó a trabajar para Sousa Mendes en esos días, ayudando con esa especie de línea de producción de visas en una larga mesa. Sousa Mendes nos salvó la vida".
Corredor a España
Nadie sabe con certeza cuántas visas de tránsito se emitieron, permitiéndole a los refugiados pasar de Francia a España y viajar a Portugal. Pero las estimaciones oscilan entre 10.000 y 30.000, y la mayoría buscaba cruzar el Atlántico hacia una variedad de destinos estadounidenses.
La Fundación Sousa Mendes, con sede en EE.UU., ha identificado a unos 3.800 destinatarios de estas visas.
Como poseído con un sentido de misión, el cónsul incluso firmó visas en la calle cuando las multitudes en Burdeos comenzaron a formar una columna humana hacia el sur hacia la ciudad fronteriza de Hendaya.
Se detuvo en el consulado en Bayona para emitir más documentos.
El Ministerio de Asuntos Exteriores en Lisboa comenzó a enviar cablegramas a Burdeos, ordenándole que desistiera, en medio de informes de colegas de que había "perdido la razón".
Las autoridades españolas declararon que sus visas no eran válidas, pero miles ya habían cruzado el río Bidasoa hacia la región vasca de España.
Quien salió
Finalmente, Sousa Mendes se reportó ante sus jefes en Lisboa el 8 de julio.
Para entonces, había intentado salvar a decenas de miles de las garras de los nazis, y más de la mitad de ellos no eran judíos.
Entre los que escaparon de la Francia ocupada gracias a sus visas se encontraba el artista surrealista Salvador Dalí -quien se fue porque su esposa de origen ruso, Gala, fue amenazada-, la pintora Hélène de Beauvoir, hermana de Simone de Beauvoir, el cineasta King Vidor, miembros de la familia bancaria Rothschild y la mayoría del futuro gobierno belga en el exilio.
El Portugal de Salazar luego sería alabado por su papel en permitir que los refugiados escaparan de la ocupación y la represión nazi, pero Sousa Mendes fue expulsado del cuerpo diplomático y se quedó sin una pensión.
La casa de su familia en Cabanas de Viriato cayó en ruinas, aunque el exterior ha sido restaurado.
"Salazar maltrató a Sousa Mendes. Murió en la miseria, y sus hijos emigraron para tratar de encontrar un futuro en otro lugar", dice Henri Dyner.
La familia de Henri terminó en Brasil, antes de mudarse a Estados Unidos por razones profesionales. Pero recuerda a un hombre que tuvo coraje en sus convicciones.
"Tal como están las cosas en el mundo de hoy, necesitamos más personas preparadas para defender lo que es correcto y adoptar una posición".
¿Quién fue Aristides de Sousa Mendes?
- 1885: Nació en una familia portuguesa acomodada. Era un "bon vivant saliente" y tuvo 15 hijos, dice su nieto Gerald Mendes
- La decisión de Salazar de despojarlo de su trabajo y pensión "lo condenó a vivir el resto de su vida en la miseria más absoluta", agrega.
- Sousa Mendes sobrevivió gracias a un comedor comunitario dirigido por la comunidad judía de Lisboa
- 1954: murió en la oscuridad, aún en desgracia ante los ojos del gobierno de Portugal
- 1966: Yad Vashem lo reconoció como un Justo entre las Naciones
- 1988: el parlamento portugués retiró póstumamente los cargos disciplinarios en su contra.
- 2020: Portugal finalmente reconoció oficialmente su heroísmo