En una decisión que rompe dos tabúes en la conservadora sociedad de Serbia, el presidente de este país balcánico designó este jueves a una mujer homosexual como primera ministra.
Ana Brnabic fue elegida por el nuevo presidente, Aleksandar Vucic. La abrumadora mayoría de su partido y aliados en el Parlamento harán que la confirmación de Brnabic prevista para el próximo viernes sea una formalidad.
"Creo que Brnabic tiene las credenciales profesionales y personales para ser primera ministra", expresó Vucic a los periodistas.
Aunque él no mencionó la orientación sexual de la ex ministra de Administración Pública y Asuntos Locales, el hecho no pasa desapercibido.
Es que hace unos pocos años esta designación hubiera sido impensada. Pero Serbia, que aspira a entrar en la Unión Europea (UE), puede presentarla como prueba de progreso hacia una mayor inclusión.
Brnabic no es sólo la primera política abiertamente gay en ser primera ministra; es la primera mujer en ostentar el cargo.
De ejecutiva a ministra
Nacida en Belgrado en 1975, Brnabic estudió administración de empresas en la Universidad Northwood, en Estados Unidos, y luego obtuvo una maestría en la Universidad de Hull, en Reino Unido.
Tras retornar a Serbia, comenzó a trabajar como relacionista pública y en 2011 ingresó en la compañía estadounidense Continental Wind Serbia. Dos años después se convirtió en su directora ejecutiva.
También fundó la Alianza Nacional por el Desarrollo Económico Local, la asociación público-privada más grande Serbia.
Por eso, cuando en 2016 fue designada ministra, muchos criticaron su falta de experiencia gubernamental.
"En el aspecto profesional, dado que no tengo experiencia política y nunca antes trabajé para el gobierno, voy a pedir el apoyo y asesoramiento de mis colegas, y voy a aprender de ellos", dijo en aquel entonces al portal de noticias locales Ekspres.
"Voy a tener que aprender rápido y, hasta el momento, no veo eso como un problema, y espero que no se convierta en uno", agregó Brnabic, quien no está vinculada a ningún partido político.
Pero ese no fue el único aspecto de ella que atrajo la atención.
En una entrevista con la agencia de noticias Associated Press, reconoció su homosexualidad y explicó: "Prefiero sacarlo a la luz ahora y terminar con ello para poder enfocarme en mi trabajo".
A lo que agregó: "Espero que esto se termine en tres, cuatro días, y luego no sea conocida como la ministra gay, sino como la ministra de Administración Pública y Asuntos Locales".
En aquel entonces Vucic, quien era el primer ministro y también la había designado para el puesto en su gabinete, declaró al diario local Blic: "(Brnabic) es miembro de la comunidad gay. No lo oculta y está orgullosa de ello".
Cuando le consultaron qué pensaba al respecto, respondió: "No me importa en lo más mínimo. Es su derecho. Lo único que me importa es ver resultados. No puedes decir nada malo sobre su historial. No tiene una mancha".
La mayoría de los serbios escucharon el nombre de Brnabic por primera vez en 2015, cuando se publicó la transcripción de una conversación que sugería que Continental Wind Serbia, dirigida por ella, intentó sobornar al gobierno.
Brnabic negó públicamente estas acusaciones.
¿Inclusión o pragmatismo?
La designación de Brnabic sucede en un contexto de sostenida y arraigada antipatía contra la homosexualidad en Serbia. Parece representar una señal de cambio por venir más que la evidencia de un cambio ya ocurrido.
Un ambiente socialmente conservador domina la región de los Balcanes en general y la iglesia -ortodoxa en Serbia y católica en Croacia- también ejerce mucha influencia, explica Guy De Launey, periodista de la BBC en Belgrado.
Activistas afiliados a la iglesia en Croacia forzaron un referendo en 2013 que rechazó el matrimonio entre parejas del mismo sexo. Dos años más tarde, en Eslovenia, un referendo para legalizar la unión entre homosexuales fracasó.
Una investigación de la policía en 2015 encontró que casi la mitad de los uniformados estaban de acuerdo con la declaración que "la homosexualidad es una enfermedad que debe ser tratada", informa De Launey.
Hasta uno de los líderes de un partido minoritario dentro de la coalición del presidente, Dragan Markovic Palma, de Serbia Unida, dijo de Brnabic: "No es mi primera ministra".
Recientemente se le citó diciendo que la nueva primera ministra "debería ser un hombre de familia que sabe qué son los hijos".
La realidad es que las personas homosexuales enfrentan discriminación y amenazas contra su seguridad física de forma cotidiana en el país balcánico.
El desfile del orgullo gay en Belgrado estuvo prohibido durante tres años seguidos bajo pretexto de seguridad pública, después de que manifestantes de extrema derecha atacaran el evento en 2010.
Fue restablecido en 2014 entre amplias medidas de seguridad, incluyendo el despliegue de fuerzas especiales y vehículos blindados.
No obstante, desde entonces, organizaciones de la sociedad civil han reportado que algunas de las personas que participan en los desfiles son luego despedidas de sus trabajos.
Los partidos de extrema derecha, que representan una minoría de votantes en Serbia, han sugerido que la designación de la nueva primera ministra no fue una decisión interna sino "la opción de Occidente".
La interpretación cínica es que Vucic está usando la designación de Brnabic para demostrar que Serbia ha adoptado los valores de la UE con la esperanza de que Bruselas ignore sus otras fallas.
Otra explicación es que Vucic vea a Brnabic como una selección segura para primera ministra, competente pero sin una base partidista, que no representa una amenaza a su propio poder.
Labor modernizadora
La política de 41 años se unió al gobierno el año pasado, fungiendo en uno de los ministerios menos cotizados del país.
El sector público de Serbia incluye muchos negocios de la era yugoslava, algunos en situación desesperada, así como un inflado servicio civil.
Con menos de un año en el cargo, Brnabic instaló un sistema de gobernabilidad electrónico diseñado para reducir la burocracia e impuso las tecnologías de la información como materia obligatoria en las escuelas, según el corresponsal De Launey.
Como modernizadora, parece estar bien situada para continuar la labor de aplicar las reformas necesarias para que Serbia pueda lograr ser admitida en la UE, lo que incluye mejorar las relaciones con Kosovo, reformar el sistema judicial y promover los derechos de las minorías, incluida la población LGBT.
Al aceptar la designación de primera ministra, dijo que estaría trabajando para alcanzar las metas "que son mayores y más importantes que ninguno de nosotros individualmente".
Brnabic se une a un reducido número de primeros ministros gay en gobiernos de Europa, incluyendo Leo Varadkar de la República de Irlanda y Xavier Bettel de Luxemburgo.
Islandia, por su parte, tuvo una primera ministra gay, Johanna Sigurdardottir, entre 2009 y 2013.