Estados Unidos lanzó un fuerte aviso contra el creciente peso de China en América Latina, en una clara señal de que la región se volvió un escenario peculiar del pulso global entre las dos mayores potencias económicas del planeta.
"China se está afianzando en América Latina, está usando el poder económico para llevar la región a su órbita. La pregunta es ¿a qué precio?", dijo el secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, este jueves.
Hablando en la Universidad de Texas en Austin antes de iniciar una gira por Latinoamérica, Tillerson también calificó como "alarmante" la mayor presencia de Rusia en la región y su venta de armas a países enfrentados a Washington.
Sin embargo, el jefe de la diplomacia de EE.UU. puso un énfasis especial en China, país al que aludió como un "poder imperial" y un posible "depredador" que incursiona en América Latina solo en busca del beneficio propio.
Se trata de una de las advertencias públicas más directas que Washington ha enviado a la región sobre Pekín, que según expertos aprovecha el vacío dejado por EE.UU. en su propio hemisferio, en particular bajo la actual presidencia de Donald Trump.
De hecho, el discurso de Tillerson contrasta con la actitud de Trump, quien retiró a EE.UU. de un acuerdo comercial con países latinoamericanos y asiáticos para reducir la influencia china y quiere construir un muro en la frontera con México, país al que trata como rival comercial.
"Es un poco novedosa esta preocupación (de EE.UU.) sobre China en América Latina" y "está en conflicto con las otras políticas de este gobierno", dice a BBC Mundo Christopher Sabatini, profesor de asuntos internacionales en la Universidad de Columbia, en Nueva York.
"Nuevo poder imperial"
La gira de Tillerson por América Latina incluirá escalas en México, Argentina, Perú, Colombia y Jamaica.
La duda es si podrá revertir la sensación regional de que al gobierno de Trump la región le importa muy poco ante la intención declarada de poner a "Estados Unidos primero".
Está previsto que un tema dominante del viaje sea la crisis en Venezuela, sobre todo después que Tillerson no descartara que el ejército de ese país sea el propicie un cambio en el gobierno, algo que dijo desconocer si ocurrirá.
Pero el mensaje de Tillerson antes de iniciar su gira latinoamericana también sugiere que China será un asunto importante de sus discusiones con los gobiernos que lo recibirán.
Como él mismo indicó, dos de los países a los que viajará, Argentina y Perú, así como Brasil y Chile, tienen actualmente a China como su mayor socio comercial.
"Si bien este comercio trajo beneficios, las prácticas comerciales desleales usadas por muchos chinos también han perjudicado a los sectores manufactureros, generando desempleo y reduciendo los salarios de trabajadores", dijo Tillerson.
"América Latina no necesita un nuevo poder imperial que solo busque beneficiar a su propia gente", agregó.
Y sostuvo que China "ofrece la apariencia de un camino atractivo para el desarrollo, pero esto en realidad implica a menudo el intercambio de ganancias a corto plazo por la dependencia a largo plazo".
"Batalla de influencia"
En los últimos años, China ha mostrado un mayor interés por Latinoamérica, con tres visitas que el presidente Xi Jinping hizo a la región desde 2013 y reuniones a nivel de cancilleres como la que se realizó el mes pasado en Chile.
Por otro lado, desde que Trump llegó al poder en enero de 2017, la imagen de liderazgo de EE.UU. cayó a lo largo y ancho de América Latina hasta ubicarse en promedio por debajo de la de China, según una encuesta global de la firma Gallup.
Trump renunció al Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés) con países latinoamericanos y asiáticos, negociado por su antecesor Barack Obama para contrarrestar la influencia china.
Además, Trump puso en jaque el tratado NAFTA de libre comercio entre EE.UU, México y Canadá al abrir una renegociación del mismo, y usó palabras despectivas al referirse a inmigrantes provenientes de países latinoamericanos o caribeños.
Sabatini considera "exagerado" el aviso de Tillerson a los latinoamericanos sobre China y descarta que la cuestión pase por un conflicto comercial o diplomático entre los dos gigantes.
"Es una batalla de influencia, no solamente económica, sino esa combinación de influencia cultural, educativa, de ser un líder en todos los sentidos de la palabra, (incluido) un sentido moral", señala el analista.
"Y uno no puede ser un líder moral mientras quiere construir un muro y habla sobre los inmigrantes con las palabras que Trump lo hace", añade.
Kevin Gallagher, director del Centro de políticas de desarrollo global en la Universidad de Boston y experto en el vínculo China-América Latina, opina que a Tillerson le molesta que la región tenga ahora opciones nuevas.
"Tiene la osadía de decir tales cosas (sobre China) mientras su administración construye muros arancelarios y de concreto entre EE.UU. y América Latina, después que los chinos ofrecieran financiamiento y asistencia técnica para infraestructura e industrialización, cosas que la región le pedía a EE.UU. durante décadas", añade Gallagher en declaraciones a BBC Mundo.
A juicio de este especialista, autor del libro "El Triángulo Chino", los países latinoamericanos deben manejar su relación con Pekín al igual que con Washington, del cual fueron "excesivamente dependientes".
"Ni China ni EE.UU. pueden hacer la región próspera", señala. "La región necesita su propio plan para asociarse con sus aliados antiguos y nuevos. Sin eso, podría acentuar sus vulnerabilidades externas tanto con China como con EE.UU.".