Alika Kinan, la argentina víctima de la prostitución que hoy es heroína en Estados Unidos
Alika Kinan siempre creyó que había tenido mala suerte. Su madre había sido prostituida, igual que sus tías y su abuela.
"Pensaba que me tocaba prostituirme a mí, que era un destino de la vida", le dice a BBC Mundo.
Así, Alika pasó 16 años como víctima de trata de personas en forma de explotación sexual.
Hasta que en 2012 escapó y casi cinco años después, en junio, fue distinguida como "Heroína" en la lucha contra la trata de 2017, por el Departamento de Estado de Estados Unidos. Su transformación fue impresionante.
Alika, quien hoy tiene 41 años, demandó a sus proxenetas por trata de personas, según le confirmó el Ministerio de Justicia argentino a BBC Mundo.
Consiguió que los condenen a penas de entre tres y siete años de cárcel, aunque apelaron la sentencia y están libres.
Además, fue la primera sobreviviente de trata en Argentina para la que la justicia ordenó una indemnización "como forma de reparación por los derechos violados", según le dijo a BBC Mundo la Fiscalía de ese país.
Desde que Kinan escapó de su situación de trata en 2012, "ha defendido incansablemente los derechos de mujeres a nivel provincial y nacional", afirma el Departamento de Estado de EE.UU. en el reporte anual de Tráfico de Personas de 2017.
¿Qué pasó para que cambiara su situación de manera tan radical?
"Estaba desesperada"
Los padres de Alika se separaron cuando ella tenía 15 años y su hermana menor, 9. Luego, su madre las abandonó a ambas, en Córdoba, a unos 700 kilómetros al noroeste de Buenos Aires.
Alika tuvo que hacerse cargo de su hermana.
"No teníamos ni para comer. Verme sola con ella sin ningún tipo de posibilidad fue llegar a un punto extremo", dice en un video del grupo feminista Traductoras Abolicionistas.
"Una compañera me dijo 'por qué no te venís conmigo', una mujer va a abrir un boliche en Ushuaia (Tierra del Fuego, en el extremo sur de Argentina) y nos manda los pasajes", cuenta.
Alika no sabía lo que iba a hacer en el bar. Pero confiesa que saberlo no hubiera marcado la diferencia, porque estaba desesperada.
"Me dijeron que iba a la inauguración de un boliche (bar), que iba a ganar mucho dinero, así que no lo pensé", le cuenta a BBC Mundo.
Llegó a un local llamado "El Sheik" en el que "las condiciones eran de hacinamiento", asegura.
"Vivíamos en el bar y ahí éramos explotadas sexualmente", recuerda.
Noches largas
"Teníamos que estar con 20 o 30 hombres por noche, nos obligaban a consumir alcohol, teníamos que beber muchísimo, en algún momento usábamos drogas para resistir las noches tan largas", detalla.
Sus proxenetas se quedaban con el 60% de lo que producían las mujeres, recuerda Alika.
"Y de lo que quedaba te descontaban los pasajes de avión, el cuarto, la comida, la limpieza, si rompías una copa, la tenías que pagar, si llegabas cinco minutos tarde te descontaban, si te retrasabas con un hombre te lo descontaban, los profilácticos que usabas también te los descontaban", dice.
Así, Alika acumuló deudas en Ushuaia. Pero conoció a un español, que le pagó lo que debía y se la llevó a vivir con él a Barcelona.
"Pensé que mi vida podía cambiar, pero me llevó para que me prostituyera y me quitaba todo el dinero", lamenta.
Alika logró escapar y regresar a Argentina, pero ya con tres hijas mujeres ?que había tenido con el español? y volvió a verse sin recursos para vivir.
"No había perdido la comunicación con los proxenetas de Tierra del Fuego, así que me dijeron 'venite enseguida, te mandamos los pasajes'", cuenta.
"Salía de una situación para meterme en otra peor. Les pasa a muchas mujeres en el mundo, que son empujadas a las redes de trata por la vulnerabilidad social, la pobreza, la violencia de género".
Alika estuvo en El Sheik hasta que el gobierno allanó el local en octubre de 2012 y fue liberada.
"El secuestro es sólo un agravante de la trata"
"Algunas personas creen que te tienen que secuestrar o encontrar a la mujer con una jeringa en la vena para ser víctima de trata, y eso no es verdad", aclara Alika. "El secuestro es sólo un agravante de la trata".
Según las leyes argentinas, este delito consiste en el "ofrecimiento, captación, traslado, recepción o acogida de personas con fines de explotación".
"Yo fui captada y trasladada a Tierra del Fuego ?me pagaron los pasajes de avión? y fui acogida en el prostíbulo donde me explotaban sexualmente", señala.
Para Alika, aprovechar la vulnerabilidad es uno de los métodos de captación: "Ofrecer ayuda cuando alguien está realmente muy necesitado con un interés de por medio".
"El consentimiento no se tiene en cuenta en el delito de trata, porque la víctima está coaccionada por situaciones de vulnerabilidad, pobreza o enamoramiento", agrega.
"No te das cuenta"
Pero hasta que allanaron El Sheik en octubre de 2012, Alika no se sentía víctima.
"Para mí, yo estaba en una prostitución de supervivencia. La policía sabía que estábamos que ahí, el municipio nos hacía control sanitario", dice.
"Nosotras pensábamos que estábamos voluntariamente, pero los proxenetas se aprovechaban de nuestras vulnerabilidades, como la pobreza, la falta de afecto", comenta.
"Muchas mujeres habían sido violadas, yo había sido violada a los 14 por el hermano de una compañera de colegio", revela.
Pero sólo después de declarar en la Fiscalía y de empezar a leer sobre trata, Alika entendió que había sido víctima.
Una fiscal le dijo: "Vos sos víctima de trata, lo que pasa es que no lo sabés, no te das cuenta".
Así, Alika se reconoció como una de las 10.796 sobrevivientes de explotación laboral y sexual que las autoridades han rescatado en Argentina entre abril de 2008, cuando se aprobó ley de Prevención y Sanción de la Trata de Personas, y marzo de 2017, según estadísticas del Ministerio de Justicia.
Del total, el 9% eran menores de edad y el 54% eran extranjeras.
"Decidí fortalecerme, empoderarme y volver a Tierra del Fuego e iniciar el proceso judicial (con ayuda de una abogada de la Fiscalía, Marcela Rodríguez) contra mis explotadores, que creó jurisprudencia en Argentina, para que muchas otras mujeres puedan seguir esos pasos".
La justicia argentina ordenó que Alika reciba una indemnización de unos US$47.000 por parte la Municipalidad de Ushuaia.
"La Municipalidad es responsable por facilitar la comisión del delito, ya que permitía el funcionamiento de los prostíbulos y realizaba un control sanitario dentro de ellos, por lo que la indemnización se calculó en base a los daños psicológicos que sufrió Kinan durante ese periodo", le detalló el Ministerio de Justicia a BBC Mundo.
Ahora Alika trabaja en la Universidad Nacional de San Martín, en Buenos Aires, donde realiza investigaciones, organiza actividades y da conferencias relacionadas con la trata de personas.
Además, junto con un equipo de abogados, asesora a otras mujeres para que demanden a aquellos que las han explotado sexualmente. Para que puedan romper la "mala suerte" y tener otra opción de vida.