El ilusionista argentino con síndrome de Down que usa la magia para enseñar sobre inclusión
Las personas con síndrome de Down nacen con un cromosoma extra. En vez de los habituales 23 pares, tienen 22 pares y un trío.
Este trastorno genético -conocido como una "trisomía"- les da características físicas particulares, como un rostro más plano y una estatura más baja y también causa retrasos en su desarrollo físico e intelectual, provocando deficiencias que suelen ser de leves a moderadas.
Cerca del 40% de las personas con síndrome de Down también nacen con algunos defectos cardíacos y muchos tienen problemas respiratorios, visuales, auditivos o de tiroides, según detalla la Asociación Nacional para el Síndrome de Down de EE.UU. (NADS, por sus siglas en inglés).
Todo esto lleva a que algunos padres sientan temor cuando se enteran de que esperan a un niño o niña con síndrome de Down.
Las estadísticas muestran que una mayoría de los progenitores que se enteran durante el emarazo optan por no continuarlo.
Y quienes sí eligen tener a su bebé, a veces temen que su hijo o hija nunca aprenda a hablar o no pueda ir a la escuela o desarrollarse como un adulto autónomo.
Ese miedo fue el que sintieron Patricia y Omar, los padres de Alejandro Cuervo, un argentino que nació con síndrome de Down en 1992.
Sin embargo, Alejandro no solo rompió con sus temores y preconceptos al aprender a manejar un trastorno de tartamudez, graduarse de secundaria y realizar estudios terciarios.
También tiene un trabajo, y no uno cualquiera: es el primer mago profesional con síndrome de Down de Argentina.
Nace una estrella
En conversación por zoom con BBC Mundo, el MagoAle -su nombre artístico- contó que llegó a esta inusual profesión gracias a su amor por la actuación, que nació cuando era pequeño, cuando hacía obras en su colegio, y sigue siendo su principal pasión.
"Yo hago teatro con la compañía de la directora Nina Ávila y en 2014 me presentó a Omi", explicó.
"Omi" -o MagOmi- es Omar Sauchuk, el hombre que le enseñó a Alejandro a hacer magia y que desde hace siete años es su compañero de escena en el proyecto "Magia Inclusiva".
La idea fue de Nina Ávila, pareja de Sauchuk, que es vicedirectora de la compañía de arte "Las Ilusiones", integrada por más de 400 artistas con capacidades diferentes, entre ellos Alejandro.
"Yo hacía un show de magia y necesitaba un asistente. Nina me propuso que fuera Ale", cuenta Omi, quién también se sumó a la charla con BBC Mundo (y pidió que lo llamemos por su sobrenombre).
Omi, quien también es actor y brinda talleres de teatro para personas con discapacidad, recuerda que no llevaba ni tres meses enseñándole magia a Ale cuando realizaron su primer espectáculo juntos.
A pesar de su falta de experiencia, MagOmi dice que su joven aprendiz brilló.
"Lo que tiene la magia es que es muy mecánico. En una presentación de magia hay un 20% que es técnica y el 80% es actoral. Alejandro es un gran actor", resume.
Por su parte, MagoAle cuenta que disfrutó de hacer magia desde el día uno, aunque reconoce que aún hoy enfrenta desafíos a la hora de ejercer su profesión.
"A veces me pongo un poquito nervioso cuando hablo, para poder hablar tranquilo", cuenta el joven, en referencia a sus dificultades para comunicarse.
"Pero me siento cómodo con la gente, cuando escucho los aplausos me pongo recontento y eso es lo que me enamora de la magia".
Dúo
La química entre ambos fue inmediata, como puede atestiguarse en videos de shows publicados en YouTube y en las redes sociales de "Magia Inclusiva".
Incluso en esta charla por zoom se nota la complicidad entre estos socios y amigos.
Entre risas, cuentan cómo MagoAle pasó rápidamente de convertirse en el asistente al mago principal, con MagOmi como su ayudante.
"La idea era que Ale fuera mi asistente, que pase la música, que me prepare algunos elementos mientras yo salía de escena. Pero hay que decirlo: ¡eso nunca sucedió!", ríe resignado Omi.
Es claro mirándolo en escena o hablando con él que Ale disfruta de su estrellato. Sin embargo, confiesa que tuvo algunos tropiezos en el camino a convertirse en mago.
"Al principio le tenía miedo a Lola", admite el joven, en referencia a la paloma que utilizaban en el show.
En medio de las carcajadas de su colega, MagoAle recrea con sus manos cómo el pájaro lo picoteaba cada vez que le tocaba sostenerlo.
"A veces cuando hay muchas palomas en la calle todavía siento cuiqui (miedo)", admite con una sonrisa Ale, aunque aclara que con "Topolino" (el conejo) siempre se llevó bien.
MagOmi puntualiza que ya hace años dejaron de usar mascotas en su espectáculo, por una cuestión de crear conciencia sobre el cuidado animal, y nos cuenta que hoy Lola y Topolino están "jubilados" en casa de unos parientes.
Más allá de esa "limitación" -que pronto aprendió a superar- MagoAle no tuvo inconvenientes para aprender los trucos del oficio.
Los dos hombres desarrollaron una rutina de trabajo que involucraba reunirse dos veces por semana a ensayar en casa de Omi -Ale se trasladaba hasta allí solo, en autobús- y luego viajaban juntos en camioneta, transportando todos los elementos para montar su show, a los diferentes eventos para los que los empezaron a contratar.
Éxito internacional
El show de "Magia Inclusiva" se convirtió en un éxito.
En el verano austral de 2016 y 2017 llevaron su espectáculo a Mar del Plata, la meca del teatro estival en Argentina.
Los dos magos convivieron en un departamento, junto con la directora del espectáculo, Ávila.
Para Alejandro, que tenía 23 años, fue su primera experiencia lejos de casa.
"Estuvo muy bueno, estuvimos trabajando todo el verano", recuerda.
A pesar de que estaba en un lugar nuevo y sin su familia, asegura que se sintió tranquilo.
Lo único que lo ponía un poco nervioso era una actividad que hacían en el acuario.
"Era con lobos marinos y me daba cuiqui que me mordieran", cuenta divertido.
En 2018 hicieron su primera gira internacional en España, con una serie de shows coordinados por la fundación española Abracadabra, que realiza espectáculos con fines sociales, y auspiciados por la Cancillería argentina.
También fueron invitados a hacer una exposición en la escuela del reconocido mago español Juan Tamariz, quien les cedió un teatro para realizar algunas funciones.
Al viaje los acompañó Patricia, la madre de Alejandro.
"Era un teatro enorme", recuerda el MagoAle del espectáculo que brindaron en Madrid. "Fue impresionante".
También hicieron presentaciones en Barcelona y Valladolid.
Lo que más recuerda de su viaje fue visitar el estadio donde juega su ídolo y compatriota Lionel Messi.
"Es la cancha más hermosa del mundo", dice del famoso Camp Nou.
"Me encantaría conocerlo a Messi y mostrarle los trucos de magia", dice ilusionado.
Ese año también realizaron una gira a Chile, donde se presentaron en Santiago, Viña del Mar y Valparaíso.
En esa ocasión Alejandro viajó solo con sus colegas de trabajo.
Ejemplo de inclusión
Ale dice sentirse "emocionado" de ser reconocido como el primer mago con síndrome de Down de Argentina.
"Para mi es importante darles un mensaje a los chicos y a los grandes de que todos podemos hacer magia", señala, haciendo alusión a las dos palabras -"todos podemos"- que por mucho tiempo fueron los emblemas de su show.
Pero lo cierto es que muchos de sus espectadores ven en ese mensaje de inclusión una inspiración que va mucho más allá de la magia.
"Nos ha pasado de familias con lágrimas en los ojos que nos dicen: 'Gracias, ahora me voy a animar a tocar la guitarra, que nunca lo hice', o gente que viene con sus hijos con discapacidad diciendo: 'Gracias por estimularlo, gracias por mostrarnos que puede", cuenta Omi, conmovido.
Por el importante rol de concientización de "Magia Inclusiva", tanto Ale como Omi y Nina han recibido toda una serie de distinciones.
Hoy los magos ya no cierran su show con su mensaje emblemático de "Todos podemos". Consideran que ya no es necesario ser tan explícitos. Que solo ver a MagoAle en acción es suficiente para "potenciar a ese público de que realmente hay alternativas".
A diferencia de sus comienzos, cuando eran contratados casi exclusivamente para eventos relacionados con la discapacidad o el síndrome de Down, hoy llevan su show a instituciones, escuelas, cumpleaños y casamientos, y también a plazas de barrios, donde realizan talleres con niños.
Ale, quien está feliz de poder retomar las actividades presenciales después de un año de virtualidad, le cuenta a BBC Mundo sus planes para el futuro.
"Estaba pensando para el año que viene qué tipo de trabajo me gustaría hacer aparte de la magia. Me gustaría trabajar en una cafetería. Es un trabajo relindo para mí. Llevar el café, las medialunas, y cosas para celíacos, porque mi novia es celíaca", revela.
También cuenta que tiene otro deseo, un poco más mágico: llevar su espectáculo a la capital inglesa, Londres, hogar de otro de sus ídolos: el mago Harry Potter.