Fue por los últimos cinco años "el hombre más buscado del mundo", el creador de un "imperio del mal" que estremeció a varias naciones del orbe.
Pero según anunció este domingo el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, Abu Bakr al-Baghdadi, el fugitivo líder del autodenominado Estado Islámico se quitó la vida con un chaleco explosivo durante una operación militar de Estados Unidos en el noroeste de Siria, cerca de la frontera con Turquía.
"Anoche, llevamos ante la justicia al líder terrorista número uno del mundo. Murió como un perro, como un cobarde", afirmó el mandatario durante una conferencia de prensa.
De acuerdo con Trump, el líder extremista murió cuando quedó atrapado en un túnel sin salida "gimiendo y llorando y gritando todo el tiempo" mientras era perseguido por perros de las fuerzas armadas estadounidenses.
La versión estadounidense indica que se inmoló junto a tres de sus hijos y que la explosión provocó un derrumbe en túnel donde se intentaba esconder.
Aunque países como Rusia han puesto en tela de juicio la operación, el gobierno de Estados Unidos consideró la muerte de al Baghdadi como un triunfo en un momento en el que el país americano se retira del conflicto en Siria.
Y es que el autodenominado "Califa Ibrahim" que llegó a controlar en los años de apogeo de EI unos 88.000 kilómetros cuadrados de territorio desde el oeste de Siria hasta el este de Irak, impuso su brutal gobierno a casi ocho millones de personas y generó miles de millones de dólares en ingresos por petróleo, extorsiones y secuestros.
Pero a pesar de la desaparición de su califato físico y la muerte de su líder, EI sigue siendo una fuerza endurecida por la batalla y bien disciplinada cuya derrota no está asegurada, de acuerdo con los analistas.
Pero ¿quién era este maestro de enseñanzas coránicas que se convirtió en el rostro más buscado de la "lucha contra el terrorismo" internacional?
'El creyente'
Baghdadi, cuyo nombre real era Ibrahim Awwad Ibrahim al-Badri, nació en 1971 en la ciudad iraquí de Samarra.
De origen árabe sunita, afirmaba ser descendiente de la tribu Quraysh del profeta Mahoma, algo que los eruditos islamistas generalmente consideraban como una calificación clave para convertirse en califa.
Cuando era adolescente, sus familiares lo apodaron "el creyente" por el tiempo que pasaba en la mezquita local aprendiendo a recitar el Corán y porque a menudo castigaba a quienes no cumplían la ley islámica o Sharia.
A principios de 2004, fue detenido por tropas estadounidenses en la ciudad de Faluya, al oeste de Bagdad, y llevado a un centro de detención en Camp Bucca, en el sur.
Camp Bucca se convirtió en lo que se ha descrito como una "universidad" para los futuros líderes de Estado Islámico, con los reclusos radicalizados y desarrollando contactos y redes importantes.
Según los informes, al Baghdadi dirigió oraciones, pronunció sermones y enseñó clases de religión mientras estaba detenido.
Estados Unidos lo consideró una amenaza de bajo nivel y fue liberado después de 10 meses.
La forja de EI
Después de abandonar Camp Bucca, se cree que al Baghdadi entró en contacto con la recién formada célula de Al Qaeda en Irak (AQI).
Bajo el liderazgo del jordano Abu Musab al-Zarqawi, AQI se convirtió en una fuerza importante en la insurgencia iraquí y ganó notoriedad por sus tácticas brutales, incluidas las decapitaciones.
A principios de 2006, AQI creó una organización paraguas yihadista llamada Consejo Mujahideen Shura, al que el grupo de al Baghdadi se unió.
El exmaestro coránico se unió a la insurgencia yihadista y comenzó a combatir a su lado en Irak desde 2003.
Más tarde ese año, después de la muerte de Zarqawi en un ataque aéreo estadounidense, la organización cambió su nombre a Estado Islámico de Irak.
Baghdadi supervisó los comités de la Sharia del EI y se unió a su Consejo consultivo o Shura.
Cuando el entonces líder de EI, Abu Umar al-Baghdadi, murió en una redada estadounidense en 2010 con su adjunto Abu Ayyub al-Masri, Abu Bakr al-Baghdadi fue nombrado su sucesor.
Heredó una organización que los comandantes estadounidenses creían al borde de una derrota estratégica, pero con la ayuda de varios oficiales militares y de inteligencia de la era de Saddam Hussein, entre ellos otros exreclusos de Camp Bucca, gradualmente reconstruyó el grupo.
El califa Ibrahim
Para 2013, EI realizaba docenas de ataques al mes en Irak.
El grupo también se unió a la rebelión contra el presidente Bashar al Assad en Siria y en abril de ese año al Baghdadi anunció la fusión de sus fuerzas en Irak y Siria y la creación del "Estado Islámico en Irak y el Levante".
Los líderes de los grupos radicales al-Nusra y al-Qaeda rechazaron la medida, pero los combatientes leales a al Baghdadi se separaron de estas organizaciones y ayudaron a EI a permanecer en Siria.
A finales de 2013, el grupo volvió a centrarse en Irak y explotó un enfrentamiento político entre el gobierno liderado por chiítas y la comunidad minoritaria árabe sunita.
Con la ayuda de los miembros de la tribu y los antiguos leales a Saddam Hussein, EI tomó Faluya.
En junio de 2014, varios cientos de militantes del grupo invadieron la ciudad norteña de Mosul, desviando al ejército iraquí y luego avanzaron hacia el sur hacia Bagdad, masacrando a sus adversarios y amenazando con erradicar a las numerosas minorías étnicas y religiosas del país.
A finales de mes, después de consolidar su control sobre docenas de ciudades y pueblos iraquíes, EI declaró la creación de un "califato", un estado gobernado de acuerdo con la Sharia por el diputado de Dios en la Tierra, o califa.
Renombró al grupo "Estado islámico" y al Baghdadi se proclamó a sí mismo como "califa Ibrahim" y exigió la lealtad de los musulmanes en todo el mundo.
Cinco días después, se lanzó un video que mostraba al líder pronunciando un sermón en la Gran Mezquita de Mosul de al-Nuri, su primera aparición pública ante las cámaras.
En el discurso formal que los expertos dijeron que guardaba similitudes con los de los califas en los primeros siglos del Islam, Baghdadi ordenó a los musulmanes que emigraran al territorio del EI para llevar a cabo una guerra por la fe contra los no creyentes.
Decenas de miles de extranjeros escucharon la llamada.
La respuesta
Poco más de un mes después, un avance de los militantes del EI en áreas controladas por la minoría étnica kurda de Irak y el asesinato o esclavización de miles de grupos religiosos yazidíes, llevó a una coalición multinacional liderada por Estados Unidos a lanzar una campaña aérea contra los yihadistas en Irak.
Después de que EI decapitó a varios rehenes occidentales, las fuerzas internacionales comenzaron a realizar ataques aéreos en Siria.
Pero el grupo extremista dio la bienvenida a la posibilidad de una confrontación directa con la coalición liderada por Estados Unidos, viéndola como un presagio de un enfrentamiento de fin de los tiempos entre musulmanes y sus enemigos descritos en las profecías apocalípticas islámicas.
Sin embargo, durante los siguientes cinco años, el grupo yihadista fue expulsado lentamente del territorio que controlaba por una serie de fuerzas.
La guerra que siguió dejó a miles de personas muertas en los dos países, desplazó a millones y devastó áreas enteras.
En marzo de 2019, las fuerzas de la coalición internacional capturaron la última parte del territorio en poder del Estado Islámico en Siria, cerca de la aldea de Baghuz, con lo que Trump anunció como el fin formal al "califato del mal" de Baghdadi.
El líder del grupo desapareció por largo tiempo de las cámaras y se corrieron rumores en muchas ocasiones sobre su estado de salud o su muerte.
En abril de 2019, apareció en un video por primera vez en casi cinco años.
En lugar de hablar desde el púlpito de una mezquita en Mosul, esta vez estaba sentado con las piernas cruzadas en el piso de una habitación con un rifle a su lado.
No quedó claro cuándo o dónde se grabó el video, pero Baghdadi parecía gozar de buena salud y los analistas lo vieron como un intento del líder de afirmar que todavía estaba a cargo.
Hasta septiembre pasado, no se supo nada más de él. Fue entonces cuando EI lanzó un supuesto mensaje de audio en el que decía que se estaban realizando "operaciones diarias" en "frentes diferentes".
Pero según explica a la BBC Lina Khatib, directora del programa de Medio Oriente en el grupo de expertos en relaciones internacionales Chatham House, la muerte de al-Baghdadi no significa el final automático del EI.
"Al-Baghdadi era una herramienta poderosa para EI, especialmente en un momento en que la organización planeaba establecer un llamado estado. Teniendo en cuenta que no podría haber un califato sin un califa, EI pone a Baghdadi a la vista del público para dar a sus simpatizantes de todo el mundo una figura con la que identificarse", indica.
De acuerdo con la experta, pese a la derrota militar del EI en Siria e Irak, sus partidarios aún vieron en la presencia al-Baghdadi la esperanza de restaurar el califato algún día.