El aborto practicado a una niña de 10 años violada por su tío desató en Brasil una intensa disputa médica, política, judicial y religiosa.
La intervención fue realizada en la mañana del pasado domingo en Recife, en el estado de Pernambuco, después de que los médicos del hospital del estado de Espírito Santo (a más de 1.800 kilómetros) se negaran a practicar el aborto por motivos de conciencia.
El aborto está permitido en Brasil solo en casos de violación, riesgo de muerte para la madre y feto anencefálico, pero es sujeto de gran controversia.
Los médicos alegaron que la edad gestacional no estaba "respaldada por la legislación vigente", al haber superado el embarazo las 22 semanas, según medios locales.
En paralelo, grupos "provida" y simpatizantes del presidente brasileño Jair Bolsonaro recurrieron a la Justicia para intentar evitar el aborto, pero esta dio la razón a la niña y su familia.
"La voluntad de la niña es soberana", afirmó el juez Antonio Moreira Fernandes, del Tribunal de Justicia de Espírito Santo.
La niña, que es negra y vive con su abuela, fue violada por su tío desde que tenía seis años.
Al recibir la visita de asistentes sociales y ser mencionado el embarazo, la niña "aprieta contra el pecho un oso de peluche y, nada más salir el tema del embarazo, entra en profundo sufrimiento, grita, llora", cuenta la decisión judicial.
El juez afirmó que las normas del Ministerio de Salud sobre abortos aseguran que "incluso gestaciones más avanzadas pueden ser interrumpidas", explica BBC Brasil.
La presión de grupos religiosos llegó hasta el hospital en Recife, al que se desplazaron tras filtrarse la información sobre el centro e incluso el nombre de la menor, y donde llamaron "asesinos" a miembros del equipo médico e intentaron impedir la entrada del director.
Grupos de mujeres se acercaron también para mostrar su apoyo a la menor.
En sus perfiles de redes sociales la ministra de Derechos Humanos y pastora evangélica Damares Alves lamentó la decisión judicial, manifestó sufrir por el caso y afirmó haber enviado representantes del Ministerio para dar seguimiento a las investigaciones.
También dijo que seguiría el proceso judicial hasta el final.
El médico Olimpio Moraes, responsable de la intervención, dijo que esta se produjo "reduciendo al máximo el sufrimiento de la niña".
"Ella está bien clínicamente, aliviada. La secuela mayor que queda, en la que toda la sociedad tiene que pensar, es la de recuperar la vida de esta niña", declaró, citado por Jornal Nacional.