El debate de los candidatos a vicepresidente les dio a los espectadores una visión de la política estadounidense presente y futura, aunque probablemente no servirá para cambiar el curso de la campaña.
Ambos candidatos hicieron todo lo posible para defender a su respectivo compañero de fórmula y lanzar ataques a los candidatos de la boleta opuesta.
Si bien los dos tuvieron momentos de efectividad y otros menos acertados, la historia sugiere que el debate servirá poco para cambiar la dinámica de la carrera.
Sin embargo, los participantes en este debate miran más allá del 3 de noviembre.
Pence, como la mayoría de los vicepresidentes, tuvo sus ojos puestos en una candidatura presidencial propia.
Para hacer eso, buscó ganarse la base de Trump y, al mismo tiempo, lanzar una red más amplia a los republicanos y a los independientes de derecha que pueden estar descontentos con la política trumpiana.
Y así, durante todo el debate, defendió a Trump, pero también trató de forjar su propia identidad.
Harris, quien en este momento el año pasado se postuló para la presidencia, trató de demostrar que es una abanderada hábil de los demócratas una vez que Joe Biden abandone el escenario político.
Cuando se le dio la oportunidad, habló sobre su educación y antecedentes, aprovechando la oportunidad para presentarse a una audiencia estadounidense más amplia.
Cruce de palabras sobre el coronavirus
No es sorprendente que la pandemia de coronavirus fuera el tema de apertura del debate y, como era de esperar, Harris pasó la mayor parte de su tiempo en el ataque.
Pence, por otro lado, se centró principalmente en la defensa.
Tal es la realidad política actual, dado que actualmente es el gobierno de Trump el que manda.
La línea más clara de Harris fue citar estadísticas (210.000 estadounidenses muertos) y acusar al gobierno de Trump de "ineptitud" e "incompetencia".
Pence tenía lista su respuesta. Dijo que el plan Biden-Harris es en gran medida una copia de lo que Trump ya estaba haciendo.
Sorprendentemente, ninguno de los candidatos dedicó mucho tiempo al hecho de que la propia Casa Blanca se ha convertido en el último punto de contagio del coronavirus en EE.UU.
Una línea de ataque obvia para Harris quedó sin explotar.
Dado que las encuestas sugieren que el manejo del virus es la mayor debilidad de la campaña de Trump, un empate sobre el tema es un éxito para Pence.
Energía y medio ambiente
Si Pence estaba a la defensiva por la pandemia de coronavirus, cuando el tema se centró en el medio ambiente fue su ocasión para atacar.
Biden ha ampliado su plan para abordar el cambio climático desde las primarias demócratas, y Harris fue uno de las patrocinadoras originales de la propuesta climática Green New Deal (Nuevo Acuerdo Verde).
Si bien eso les ha valido elogios de los ambientalistas de izquierda, hay votantes en estados indecisos como Pensilvania y Ohio que podrían ver más regulaciones gubernamentales como una amenaza para su sustento económico, una realidad que Pence intentó explotar.
Aunque reconoció que "el clima está cambiando", advirtió que el Green New Deal "aplastaría la energía estadounidense". Acusó a Biden de querer "abolir" los combustibles fósiles y prohibir el fracking, lo que Harris señaló que era falso.
Sin embargo, Biden ha tenido que caminar una línea muy fina con el medio ambiente.
Durante el debate, Harris dijo que el cambio climático es una "amenaza existencial" para el mundo, pero tanto ella como Biden han evitado una defensa completa del tipo de respuesta gubernamental que tal amenaza requeriría, probablemente porque corre el riesgo de alienar a votantes clave en estados clave