Seis indicadores en los que Estados Unidos está al nivel de los países subdesarrollados
"Nos estamos convirtiendo en un país del tercer mundo", fue la advertencia que lanzó Donald Trump el 16 de junio de 2015, cuando anunció su postulación a la presidencia de Estados Unidos.
La afirmación, que Trump repitió en otras ocasiones durante el casi año y medio que duró la campaña electoral, se basaba en el desempeño de EE.UU. en materia educativa en comparación con otros países del mundo y fue desestimada como exagerada por sus críticos.
Sin embargo, en realidad hay varios indicadores de bienestar que sí ubican a la superpotencia a la cola de los países ricos y, en ocasiones, incluso al nivel de países sustancialmente menos desarrollados.
Se trata de un tema de debate en el país, donde expertos y ciudadanos difieren en la valoración que tienen sobre la situación de los pobres en el país.
Un estudio del Centro de Investigaciones Pew señala, por ejemplo, que una mayoría de los estadounidenses de clase alta y media están de acuerdo con la idea de que "los pobres hoy en día tienen las cosas fáciles porque pueden recibir beneficios del gobierno sin hacer nada a cambio".
En contraste, dos tercios de los ciudadanos de bajos ingresos coinciden con la afirmación de que "los pobres tienen una vida difícil porque los beneficios sociales no son suficientes para ayudarles a vivir una vida decente".
BBC Mundo te cuenta cuáles son algunos de los indicadores que ponen en cuestión los niveles de desarrollo y bienestar en Estados Unidos.
1. Esperanza de vida
El informe más reciente del Programa de la ONU sobre Desarrollo Humano (PNUD) indica que la esperanza de vida de los estadounidenses es de 79,2 años.
Ese dato lo ubica en el puesto número 40 del mundo, por detrás del conjunto de naciones desarrolladas pero también por debajo de países latinoamericanos como Chile, Costa Rica y Cuba.
El país del mundo con mejores resultados es Japón, con 83,7 años, y el último de la lista es Suazilandia con 48,9 años.
Este dato, que se refiere al promedio nacional, varía sensiblemente cuando se analiza desde el punto de vista de la educación y la raza.
Mientras la esperanza de vida de un hombre blanco con estudios universitarios es de 80 años, la de un hombre afroestadounidense con poca formación es de 66 años, según datos de una investigación publicada por el Centro Nacional sobre Pobreza de Estados Unidos (NPC, por su sigla en inglés).
"El tema en Estados Unidos es que el bienestar se encuentra increíblemente estratificado", le explica a BBC Mundo uno de los autores del estudio, Luke Shaefer, profesor y director de la Iniciativa para la Solución de la Pobreza de la Universidad de Michigan.
"El país luce bastante bien si comparas la parte alta de la sociedad estadounidense con el resto de países ricos. El tema es la increíble diferencia en bienestar entre los pobres y los ciudadanos con más recursos", agrega e indica que para 2008 la esperanza de vida de los hombres afroestadounidenses sin educación superior era equivalente a la de los ciudadanos de Pakistán, Bután y Mongolia.
2. Mortalidad infantil
La cifra de mortalidad infantil -el número de niños que fallecen por cada 1.000 nacimientos vivos- es otro indicador clásico de bienestar social.
De acuerdo con el más reciente informe del PNUD, que utiliza datos de 2015, en Estados Unidos esa cifra se ubica en 5,6. Esto le coloca en el lugar 44 del mundo, nuevamente superado por el conjunto de países ricos, así como por Cuba, Bosnia Herzegovina y Croacia.
En este caso, además, las diferencias sociales dentro de Estados Unidos también se hacen evidentes. Según Shaefer, para 2011 la tasa de mortalidad infantil para afroestadounidenses era similar a la de Tongo y a la de isla de Granada.
El bienestar de los niños en EE.UU. también aparece afectado cuando se abordan los indicadores de pobreza infantil.
De acuerdo con un estudio de Unicef publicado en 2012, que comparaba la situación de los niños en 35 países con economías avanzadas, Estados Unidos aparecía en el penúltimo lugar, solo por delante de Rumania.
El indicador de pobreza infantil relativa, que mide el porcentaje de niños que viven en un hogar cuyo ingreso -ajustado al tamaño y composición de los miembros de la familia- es menor al 50% del ingreso medio nacional, ubicaba en esta situación a 23,1% de los menores estadounidenses.
3. Mortalidad materna
Desde inicios de este siglo, Estados Unidos ha registrado un aumento en las cifras de mortalidad materna, cuya tasa pasó de 17,5 muertes por cada 1.000 nacimientos en el año 2000 a 26,5 en el año 2015, de acuerdo con una investigación publicada por la revista The Lancet en enero de 2017.
Se trata de un fenómeno que va a contracorriente de las tendencias en el resto del mundo industrializado donde se produjo un descenso en el mismo periodo. Así ocurrió, por ejemplo, en Japón ( de 8,8 a 6,4), Dinamarca (de 5,8 a 4,2), Canadá (de 7,7 a 7,3) o Francia (de 11,7 a 7,8).
Más aún, la cifra registrada en Estados Unidos es superior a la de Costa Rica (24,3), China (17,7), Vietnam (15,6) o Líbano (15,3).
En este caso, también hay una clara divergencia dentro de Estados Unidos pues la mortalidad materna entre mujeres blancas es de 13, pero entre mujeres afroestadounidenses se ubica en 44.
4. Tasa de homicidios
La seguridad personal, la posibilidad de salvaguardar la propia vida, es considerada como otro elemento básico del bienestar social.
De acuerdo con el informe más reciente de la Oficina de la ONU contra las Drogas y el Delito (UNDOC, por su sigla en inglés), EE.UU. registra una tasa de homicidios de 4,88 muertos por cada 100.000 ciudadanos, lo que le coloca en el puesto 59 del mundo.
Es cifra contrasta con las de países europeos como Austria (0,51) o los Países Bajos (0,61), pero también con Canadá (1,68) e incluso Albania (2,28), Bangladesh (2,51) y Chile (3,59, según el dato de 2014, el más reciente).
En el estudio publicado por el Centro Nacional sobre la Pobreza, Shaefer indica que si en lugar de tomar el dato nacional de homicidios se mira a lo que ocurre en las ciudades estadounidenses de más de 200.000 habitantes y con una tasa de pobreza de 25%, la cifra de homicidios se eleva a 24,4, (según datos correspondientes a 2012).
Ese resultado ubica a esas urbes de Estados Unidos en una situación apenas ligeramente mejor que Colombia (26,50) y Brasil (26,74), pero mucho peor que Argentina (6,53), Perú (7,16) o Uruguay (8,42).
5. Embarazos adolescentes
Además de acarrear riesgo para la salud de las jóvenes, los embarazos adolescentes suelen estar asociados a distintos tipos de problemas sociales.
Según cifras del Banco Mundial correspondientes a 2015, EE.UU. registra una tasa de 21 nacimientos de este tipo por cada 1.000 mujeres entre 15 y 19 años de edad, lo que coloca a ese país en el puesto 68 en todo el mundo, al mismo nivel que Yibuti y Aruba, y muy por encima del promedio en los países de altos ingresos que es de 13.
Este indicador contrasta con los registros de otros países ricos como Japón (4), Alemania (6) o Francia (9), así como con otros como Túnez (7). Sri Lanka (14) o Serbia (19).
6. Educación
Cuando durante el lanzamiento de su candidatura, Trump dijo que EE.UU. se estaba convirtiendo en un país del tercer mundo, se refería a datos sobre el desempeño en materia educativa.
Es la sede de decenas de las mejores universidades del mundo. Pero eso no implica que la formación promedio de los estadounidenses esté a la altura de esas casas de educación superior.
De acuerdo con un estudio realizado en el marco del Programa Internacional para Evaluación de Competencias (PIAAC, por su sigla en inglés), entre países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la primera potencia tuvo un desempeño que, en el mejor de los casos, resultó mediocre.
La investigación medía tres niveles educativos distintos en cuanto a capacidad lectora y habilidad numérica: personas que no habían concluido los estudios secundarios, individuos con estudios secundarios y otros con al menos dos años de educación universitaria.
En el análisis participaron 23 Estados: Australia, Austria, Canadá, República Checa, Dinamarca, Estonia, Finlandia, Francia, Alemania, Irlanda, Italia, Japón, Países Bajos, Noruega, Polonia, Corea del Sur, Eslovaquia, España, Suecia, EE.UU., Bélgica y Reino Unido.
En la prueba sobre capacidad lectora, entre aquellos que no habían terminado la secundaria, los estadounidenses estuvieron entre los cinco países con peores resultados; mientras que entre los que sí habían terminado estos estudios quedaron por debajo de la media de todos.
En el caso de las personas que contaban con al menos dos años de estudios universitarios, los estadounidenses quedaron por encima de ocho países, empataron con otros seis, pero fueron superados por siete naciones.
Adicionalmente, Estados Unidos fue el país que registró la mayor brecha entre los resultados obtenidos por quienes no terminaron los estudios secundarios y quienes cuentan con al menos dos años de cursos universitarios.
En la evaluación sobre habilidades numéricas, los estadounidenses estuvieron consistentemente por debajo de la media de la OCDE en los tres niveles educativos estudiados. Más aún, el país quedó en último lugar tanto entre aquellos que no concluyeron la secundaria y los que sí la terminaron.
En cuanto a quienes han cursado al menos dos años de educación superior, EE.UU. superó a España e Italia e igualó a otros cinco países, quedando por detrás de otras 15 naciones.
Las causas de la brecha con los países ricos
Al explicar por qué EE.UU. registra indicadores de desarrollo tan importantes por debajo de otros países ricos, Shaefer apunta a las peculiaridades de la red de bienestar social.
"Estados Unidos siempre ha tenido una red de seguridad social menos generosa. Los programas sociales están dirigidos a los pobres, en lugar de ser beneficios universales como ocurre en muchos de los demás países industrializados donde, además, no tienes estas enormes disparidades en riqueza que tenemos acá", explicó.
Shaefer publicó un libro titulado "Dos dólares al día. Viviendo con casi nada en Estados Unidos", en el que hizo seguimiento de familias estadounidenses que sobrevivían con menos de US$2 al día por persona, un indicador que usualmente es utilizado para marcar la pobreza en el mundo en desarrollo.
"Lo que hace diferencia en Estados Unidos es que muchos de ellos tienen además seguro médico y vales de alimentación, pero no tienen efectivo. ¿Y qué haces en Estados Unidos cuando no tienes efectivo para pagar la electricidad o las cosas que necesitas para acudir a una entrevista de trabajo? En 2011, había 1,5 millones de familias y más de 3 millones de niños en EE.UU. que vivían así", indicó.
Sin embargo, esta visión sobre la pobreza en el país y las fallas del sistema de bienestar no es compartida por todos.
Un estudio de la Fundación Heritage cuestionaba la idoneidad de las cifras de la Oficina de Censo Estadounidense que en 2014 estimaba que había casi 15 millones de niños viviendo en la pobreza y señalaba que esa cifra no tomaba en cuenta muchos de los beneficios sociales que las familias de esos niños reciben del Estado.
Heritage apuntaba que las familias con niños que aparecen oficialmente en las estadísticas de pobreza viven en condiciones favorables.
"El hogar pobre promedio en Estados Unidos tiene aire acondicionado, un auto o camioneta, televisión por cable, una computadora, un teléfono celular y (si hay niños en la casa) un sistema de videojuegos. Tienen suficiente para comer y no están desnutridos", señala el estudio.
"Viven en una vivienda cómoda que se encuentra en buen estado y tienen más espacio que el promedio de las personas no pobres en Alemania, Francia, Suecia y Reino Unido", agrega.
Shaefer, sin embargo, cuestiona esta visión y advierte que aunque muchas familias pobres en Estados Unidos residen en casas grandes que normalmente incluso tienen instaladas las tuberías, muchas veces no tienen dinero para pagar el alquiler o servicios básicos como la calefacción.
"Si los pobres en Estados Unidos tienen tantos recursos, entonces ¿por qué sus resultados son tan malos? Cuando sabemos que indicadores como la esperanza de vida están claramente vinculados con los ingresos y los pobres estadounidenses tienen una tasa tan inferior", apuntó.
"La gente dice que los pobres en Estados Unidos son ricos según los estándares internacionales, pero claramente no es cierto porque sus resultados son mucho peores que los del resto de la sociedad", concluyó.