Armenia y Azerbaiyán firmaron un acuerdo, bajo los auspicios de Rusia, para poner fin a semanas de combates encarnizados por el control de Nagorno Karabaj, después de una serie de victorias azerbaiyanas en su lucha por recuperar la disputada región.
Desde finales de septiembre se han librado los combates más sangrientos en casi 30 años entre los separatistas armenios de Nagorno Karabaj y el ejército azerbaiyano.
El acuerdo, que entró en vigor la noche de este lunes, fue firmado por el presidente azerbaiyano, Ilham Aliyev, y el primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, así como el presidente ruso, Vladimir Putin.
Rusia está desplegando a casi 2 mil soldados de paz para garantizar el cumplimiento del texto en la región.
Según Putin, los beligerantes mantienen "las posiciones que ocupan", lo que revalida los territorios recuperados por Azerbaiyán.
El anuncio generó manifestaciones de alegría en Azerbaiyán y protestas en Armenia, donde una multitud de manifestantes invadió por la noche la sede del gobierno y del Parlamento.
En un comunicado en Facebook, Pashinyan aseguró que firmar el acuerdo fue una decisión "increíblemente dolorosa para mí y para nuestro pueblo", pero que tuvo que tomar la decisión tras "analizar en profundidad la situación militar", en alusión a los avances azerbaiyanos en el terreno.
Por su parte, el presidente de Azerbaiyán proclamó la "capitulación" de su enemigo, aunque no haya reconquistado todo Nagorno Karabaj.
"Dije que expulsaríamos (a los armenios) de nuestra tierra como perros, y lo hicimos", dijo, tratando al primer ministro armenio de "cobarde" por no haber firmado la declaración frente a las cámaras.
Turquía, que se posicionó a favor de Bakú, alabó las "importantes conquistas" de Azerbaiyán frente a Armenia en el enclave.
Los primeros aviones Iliushin 76, con fuerzas de mantenimiento de la paz rusas, despegaron de Rusia rumbo a Karabaj, según el ministerio ruso de Defensa. En total, se movilizarán 1.960 militares, 90 tanques y 380 vehículos.
"Traidor"
Según Aliyev, Azerbaiyán retoma el control de distritos alrededor de Nagorno Karabaj, una especie de cordón de seguridad creado por los armenios en torno a la república autoproclamada desde hace 30 años. Bakú también conquistó territorios de la propia provincia separatista.
Los sectores bajo control armenio se mantienen, y también un corredor terrestre entre estos territorios y Armenia, según Putin.
Poco después del anuncio del acuerdo, miles de manifestantes se congregaron frente a la sede del gobierno armenio, gritándole a Pashinyan "traidor" y "dimisión".
Cientos de ellos entraron en el edificio, rompieron ventanas y saquearon oficinas, sobre todo la sala del consejo de ministros, constató un periodista de AFP. Lo mismo sucedió con la sede del Parlamento.
En tanto, la mañana de este martes, la policía armenia recuperó el control de las dos instituciones.
Una derrota militar en Nagorno Karabaj podría amenazar el futuro del primer ministro armenio, que llegó al poder tras una revuelta popular en 2018. Antes del anuncio del acuerdo, 17 partidos de oposición pidieron su dimisión.
El patriarca de la Iglesia armenia hizo un llamado a la moderación y a evitar la violencia y los disturbios, mientras que las autoridades establecieron controles en la entrada de Ereván, según una fuente entrevistada por la AFP, pues el gobierno temería que los combatientes, descontentos, vuelvan al frente.
En cambio, en Azerbaiyán los habitantes daban muestras de júbilo. Muchos salieron a las calles durante la noche y también por la mañana, bailando y enarbolando banderas, al grito de: "¡Karabaj es Azerbaiyán!" o "¡Estamos de vuelta!".
"Estoy muy contento, enhorabuena a nuestra patria. Espero que estas tierras sigan siendo nuestras hasta el final", declaró a la AFP Elnar Hajiyev.
Conquista estratégica
El acuerdo se produjo después de que las fuerzas azerbaiyanas anunciaran, el domingo, la conquista de Shusha, una ciudad estratégica situada a 15 kilómetros de la capital separatista, Stepanakert, ubicada en un eje vital que conecta la república autoproclamada con Armenia.
El martes, el presidente de Nagorno Karabaj, Arayik Harutyunyan, admitió que las fuerzas armenias habían perdido la ciudad el sábado.
"Si las hostilidades hubieran continuado, lo habríamos perdido todo en unos días", explicó en Facebook. "La moral en el ejército era decepcionante. Había enfermedades, coronavirus", señaló, asegurando aún así que "esto no es el fin".
El conflicto ha dejado al menos 1.300 muertos desde el 27 de septiembre, según los balances disponibles, muy parciales. Durante semanas Rusia y otras potencias trataron de lograr un alto el fuego, pero tres intentos fracasaron, todos ellos justo después de que entraran en vigor estas treguas humanitarias.