Austria: ¿rumbo a la derecha?
¿Se volverá Austria un país diferente? Norbert Hofer, candidato del FPÖ, es considerado favorito para ganar la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. De lograrlo, se producirá un vuelco hacia la derecha.
“Ambos hicieron el ridículo, perjudicaron el cargo, el nivel fue de jardín de infantes”. Así resumió el politólogo Thomas Hofer el espectáculo que brindó el canal privado ATP a sus espectadores el pasado domingo: un duelo verbal desbocado entre los dos candidatos que pasaron a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Alexander Van der Bellen (72 años, independiente) y Norbert Hofer (45 años, del populista partido liberal FPÖ) se enfrentaron directamente, sin moderador del debate. El experimento televisivo salió mal, porque ambos no escatimaron en insultos. Los expertos coincidieron en que eso no ayudó a nadie.
El fin del “modelo austriaco”
Semejante desastre mediático no habría sido necesario, dado que la contienda electoral ya tiene todos los ingredientes calificables de históricos. Hofer ganó la primera vuelta con cerca del 35 por ciento de los votos, excediendo el potencial electoral de su partido, cifrado en a lo sumo un 30 por ciento por los expertos en demoscopia.
Su contendor, Van der Bellen, un político de los Verdes que se presenta sin embargo como independiente, obtuvo solo un 21 por ciento de la votación. Pero lo más notable es que los eternos aliados, el Partido Socialdemócrata (SPÖ) y el Partido Popular (ÖVP), cayeron en la insignificancia. Durante años se habían repartido el poder entre sí. Entretanto obtienen apenas el 20 por ciento en las encuestas y son demasiado débiles para formar una coalición mayoritaria. El FPÖ (que actualmente oscila entre un 30 y un 32 por ciento) es la nueva fuerza política de peso. Otrora era considerado un tabú, pero entretanto el país se ha acostumbrado a este partido. Tres de cada cuatro antiguos simpatizantes socialdemócratas votan ahora por el FPÖ.
Críticas extranjeras
Austria podría convertirse en el primer país europeo en elegir como jefe de Estado a un representante de la derecha populista. La república alpina ya generó titulares a nivel internacional en el año 2000, cuando el FPÖ se integró al gobierno. Entonces, al igual que hoy, llovieron críticas del exterior. Pero ello favoreció a los liberales. La intromisión extranjera, y especialmente la de Alemania, cohesiona a los austriacos del espectro derechista. El país, de aproximadamente 9 millones de habitantes, no quiere consejos del vecino del norte. Cuando el jefe de la socialdemocracia alemana, Sigmar Gabriel, instó a formar un frente de “todas las fuerzas democráticas” contra Hofer, éste replicó: “No aceptamos órdenes de Berlín”.
Hace ya 30 años, cuando fue elegido presidente Kurt Waldheim –a quien se reprochó su pasado nazi- una mayoría situada del centro hacia la derecha se solidarizó con él ante las críticas emitidas sobre todo en Alemania.
¿Elecciones anticipadas?
Si Hofer gana el domingo, habrá que ver cómo ejercerá el cargo. La Constitución asigna al presidente amplias facultades, que, sin embargo, hasta ahora no han sido utilizadas mayormente.
En el caso de que el FPÖ no quiera esperar a las próximas elecciones parlamentarias regulares, que deberían celebrarse a más tardar en otoño de 2018, Hofer podría –como presidente- disolver el gobierno. No sería difícil encontrar un motivo para justificarlo, en estos tiempos difíciles. Y el nuevo canciller podría, a su vez, solicitar al jefe de Estado disolver el Parlamento. Se celebrarían entonces elecciones anticipadas, en las que el FPÖ espera triunfar.