El primer ministro australiano, Scott Morrison, consideró este viernes que la necesidad para mantener la distancia entre personas durará hasta que se tenga una vacuna contra la COVID-19, que cree se producirá en un año.
"La distancia social es algo a lo que debemos acostumbrarnos en el futuro probable", dijo Morrison en una entrevista con la emisora 3AW.
El mandatario expresó que la medida de distancia física de 1,5 metros no se relajará hasta que "haya una vacuna", que según agregó podría producirse en un plazo de "un año", aunque otros cálculos estiman que sería en 18 meses.
Morrison anunció ayer que las medidas de restricción social se mantendrán al menos durante cuatro semanas más, tiempo en que se reanudaría las sesiones parlamentarias, y progresivamente se irían relajando, aunque los estímulos económicos y salariales perdurarán hasta septiembre.
A raíz de la pandemia, el gobierno de Morrison ha impuesto una serie de medidas contra la pandemia que además incluyen el limitar las reuniones a un máximo de dos personas, el confinamiento en los hogares a menos de que se necesite ir de compras, atender citas médicas o hacer ejercicio.
Asimismo ha suspendido las actividades no esenciales, aunque mantiene abiertas las escuelas y guarderías, al tiempo que ha cerrado las fronteras a extranjeros e impuesto cuarentenas a los residentes y ciudadanos que vienen del exterior por 14 días.
La estrategia gubernamental implementada progresivamente desde marzo pasado, que va acompañada de paquetes de estímulo y subsidios salariales, ha resultado en una disminución del incremento de casos diarios a menos de 50 en los últimos días.
El mandatario liberal explicó que para que se relajen las medidas se necesitaría una mayor cantidad de pruebas para descartar el coronavirus, un mejor rastreo de los contactos y reacciones rápidas a nivel de las comunidades para bloquear la expansión de la pandemia.