Por AFP
El partido socialdemócrata alemán (SPD) anunciará este domingo el resultado de la votación interna sobre su participación o no en una nueva coalición con los conservadores de Angela Merkel, de la que depende el futuro político de la canciller.
La dirección del SPD dará a conocer hacia las 08H00 GMT el resultado de un referéndum en el que votaron sus cerca de 463.000 militantes entre el 20 de febrero y el 2 de marzo.
La jefa del grupo parlamentario del SPD, Andrea Nahles, espera un voto positivo. "Me niego a especular con otra cosa", declaró el sábado en Berlín.
Esa votación es crucial para la primera economía europea, enzarzada en un embrollo postelectoral inédito en un momento en el que Europa, afectada por la crisis del Brexit y el ascenso de los nacionalismos, necesita más que nunca un Gobierno sólido en Alemania.
Merkel, de 63 años, ganó los elecciones legislativas del 24 de septiembre, pero no obtuvo una mayoría clara en el Parlamento.
Si los militantes socialdemócratas votaron sí a un Gobierno de coalición con los conservadores, la dirigente, que lleva más de 12 años al frente del país, podrá iniciar su cuarto mandato.
En caso contrario, el SPD deberá acatar la decisión de sus afiliados, y el contrato de Gobierno firmado con los conservadores será papel mojado.
- 'Catástrofe' -
Como la canciller siempre ha rechazado la opción de un Ejecutivo conservador sin mayoría estable en la Cámara Baja, la consecuencia más probable de un rechazo socialdemócrata sería la convocatoria de elecciones anticipadas, y el futuro político de Merkel se volvería muy incierto.
Semejante escenario "sería malo para Europa, para Alemania y para el SPD", avisó uno de sus responsables, Stephan Weil.
Sería "una catástrofe total", opinó por su parte Horst Seehofer, líder del partido bávaro CSU, aliado de la CDU de la canciller.
Según los sondeos, unas nuevas elecciones favorecerían sobre todo a Alternativa para Alemania (AfD), el partido ultraderechista que llegó en tercer lugar en los comicios de septiembre, tras un ascenso histórico.
Los barones del SPD se han mostrado confiados respecto al desenlace del voto interno, entre ellos el excanciller Gerhard Schröder, que dijo estar convencido de que se impondría "la razón colectiva".
Sea cual sea el resultado, la participación ha sido "muy, muy alta", indicó el sábado el presidente interino del SPD, Olaf Scholz.
Un sondeo reciente reveló, sin embargo, las divisiones persistentes entre los militantes socialdemócratas, decepcionados por los múltiples enfrentamientos en su formación, que provocaron la dimisión del presidente Martin Schulz a mediados de febrero.
Según esa encuesta del instituto YouGov, el 56% de los militantes aprueban una nueva alianza entre las dos mayores formaciones políticas del país, la gran coalición que los alemanes llaman "GroKo".
- Mal menor -
Los miembros del SPD habrían preferido que su partido regresara a la oposición tras obtener solamente el 20,5% en los comicios de septiembre, un resultado históricamente bajo. Pero el fracaso de las negociaciones gubernamentales entre los conservadores, los ecologistas y los liberales cambiaron sus planes.
Aunque algunos afiliados siguen rechazando una "GroKo", sobre todo entre las juventudes del partido, los recientes sondeos que sitúan a los socialdemócratas casi empatados con la extrema derecha convierten la alianza con los conservadores en un mal menor.
El hecho de que el SPD continúe cayendo en las intenciones de voto ha "asustado a numerosos militantes", indica el semanario Der Spiegel.
Si recibe el apoyo de los socialdemócratas, Merkel será investida canciller por la Cámara de los Diputados el 13 o el 14 de marzo. Pero su tercera gran coalición podría ser más complicada que las anteriores.
Los conservadores y el SPD sólo tienen una corta mayoría del 53,5% en el Bundestag y ya han negociado una cláusula de salida de la alianza al cabo de dos años, señal de la desconfianza que existe entre ellos.
La canciller afronta además unas críticas sin precedentes en su partido, sobre todo desde que cedió al SPD el ministerio de Finanzas, una cartera que los conservadores siempre habían guardado con celo.
Frente a las disensiones internas, Merkel impuso a una de sus fieles, Annegret Kramp-Karrenbauer, como secretaria general de la CDU con el objetivo de poner orden en el partido, y confió el ministerio de Salud a su principal detractor, el joven y ambicioso Jens Spahn, para neutralizar su influencia, al menos por el momento.