Durante una reunión sobre inmigración este lunes en Berlín, Alemania, un "desaire" por parte del ministro del Interior del país a la canciller alemana, Angela Merkel, no pasó desapercibido entre los asistentes.
Horst Seehofer, ministro del Interior, rechazó la mano extendida Merkel, negándose a saludarla y dejándola con la mano estirada.
Ante esto, la canciller alemana se tomó con humor el desaire y entre risas señaló que "eso es lo correcto", mientras tomaba asiento junto a los otros invitados.
El gesto se abordó en el contexto del aumento de los contagios del COVID-19, ya que esta semana se confirmó un total de 150 casos de contagio en Alemania, donde el riesgo fue elevado a "moderado".
Ante esto, Seehofer indicó que había dejado de estrechar la mano de la gente por temor a contagiarse del patógeno, asimismo agregó que esperaba que se encontrara una pronta vacuna en los próximos meses.
Por otra parte, Merkel, de 65 años, y Seehofer, de 70, han tenido muchas tensiones en su relación en los últimos años, este último tomando una línea dura con los refugiados después de que Merkel abrió las puertas de Alemania en 2015, cosa que disgustó al ministro del Interior.