Al menos cinco civiles murieron este domingo por la tarde y otros once resultaron heridos en una explosión cerca de la mezquita Id Gah de Kabul, informó a la AFP el portavoz del ministerio del Interior, Qari Sayed Khosti.
Antes el portavoz gubernamental Zabihullah Mujahid tuiteó: "Una explosión tomó como blanco esta tarde una reunión de civiles cerca de la entrada de la mezquita Id Gah en Kabul y mató a varios de ellos".
En ese momento en esta mezquita, la segunda más importante de la ciudad, se realizaba una oración en memoria de la madre de Zabihullah Mujahid, un destacado dirigente talibán.
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Un miembro del ejecutivo, que no quiso que se publicara su nombre, indicó a la AFP un balance de cinco muertos y 11 heridos, habiendo civiles y talibanes entre las víctimas.
"Detuvimos a tres personas por la explosión", informó la misma fuente.
Ahmadullah, un comerciante cuya tienda se encuentra cerca de la mezquita, dijo a la AFP que "escuchó el ruido de una explosión seguida de disparos".
"Justo antes de la explosión, los talibanes acababan de bloquear la carretera en previsión de la oración por la madre de Zabihullah Mujahid en la mezquita", añadió este testigo.
El 26 de agosto, al menos 72 personas murieron y más de 150 resultaron heridas en un atentado en el aeropuerto de Kabul reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico (EI).
Bajo el nombre de EI-K (Estado Islámico de la provincia de Khorasan), el EI reivindicó algunos de los atentados más sangrientos cometidos en los últimos años en Afganistán y siente un odio recíproco hacia los talibanes.
Encuentro de talibanes
Más temprano por la mañana, lostalibanes organizaron un primer encuentro, que reunió a casi 1.500 simpatizantes, para celebrar la victoria, siete semanas después de tomar las riendas del país
La concentración se celebró en el municipio de Kohdaman, cerca de Kabul.
En el podio, Mawlawi Muslim Haqqani, el viceministro de Asuntos Religiosos, alabó la victoria del movimiento islamista que, según él, marca la derrota de los "cristianos" y de los "occidentales".
Solo se veía a hombres y niños en sillas o sentados en el suelo bajo lonas levantadas en medio de un terreno baldío.
En el exterior, decenas de guardias armados vigilaban, mientras los combatientes talibanes llegaban en camionetas.
"¡Estados Unidos derrotado. Imposible. Imposible. Pero posible!", pregonaba una de las canciones difundidas para darles la bienvenida pese a que la música está teóricamente prohibida por el movimiento islamista.
El acto comenzó solemnemente con una procesión de hombres armados vestidos con ropa de combate y que agitaban la bandera blanca de los talibanes con la profesión de fe musulmana inscrita en negro. Algunos llevaban un lanzacohetes al hombro.
Los civiles que participaban en el encuentro lucían prendas tradicionales o al menos llevaban tocado. La mayoría iban desarmados. Cuando los organizadores llegaron entonaron el tradicional "takbir", la fórmula religiosa "Alá Akbar" (Dios es el más grande) repetida varias veces. Algunos gritaron eslóganes protalibanes.
Otro orador, que dijo llamarse Rahmatulá, afirmó que tras una guerra de 20 años en el país, donde los combates parecen haberse detenido, la victoria fue posible gracias a "las filas de jóvenes que se han presentado como candidatos al martirio".
"Sus términos"
"Naciones Unidas es simplemente el otro nombre de Estados Unidos y su mandato consiste en destruir a los países musulmanes, si aceptan sus términos, no lo harán mejor que el gobierno anterior", soltó más tarde Mohamad Akram, jefe de un grupo de comando talibán.
Siete semanas después de que los combatientes tomaran el poder, el "Emirato Islámico", nuevo régimen decretado por los talibanes, intenta afianzar su legitimidad tanto de cara a la población como a nivel internacional.
Miles de afganos y parte de la oposición huyeron del país por miedo a represalias del movimiento fundamentalista.
Puertas adentro la oposición civil se ha vuelto imposible. Desde el 8 de septiembre los talibanes reprimen todas las manifestaciones y emprenden "acciones legales severas" contra todo aquel que quebrante sus normas.
A principios de agosto formaron un gobierno encabezado por Mohamad Hasan Akhund, un excolaborador cercano al fundador del movimiento, el mulá Omar, fallecido en 2013. Todos los miembros son talibanes y casi todos de la etnia pastún.
El gobierno se enfrenta al desafío de la gestión civil en un país paralizado económicamente y amenazado por una grave crisis humanitaria.