Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano y experto en las relaciones entre EE.UU. y América Latina, hace un balance al año de que el magnate Donald Trump ganara las elecciones presidenciales.
-Estamos a un año desde que Trump llegó al poder, ¿qué hitos destacaría?
Ha sido un año muy turbulento, lleno de incertidumbre y cosas dichas que jamás hemos escuchado de otro presidente en EE.UU.. Esto ha tenido un efecto muy fuerte en la cultura y en la política de este país. Además, es notable que a nivel legislativo, a pesar de que Trump tiene control republicano en el Senado y en la Cámara Baja, no haya pasado nada. Esto refleja la fractura de su propio partido, que es muy fuerte.
Nadie puede negar que la economía de este país va más o menos bien, pero no sé hasta qué punto se debe a su política económica.
En política exterior ha dejado al resto del mundo perplejo: ha sido el único presidente, por lo menos en la historia reciente, que ha peleado más con sus aliados que con sus adversarios. Ha tenido una relación muy tensa con los socios de EE.UU..
Ha dicho cosas que rompe con todos los esquemas y parámetros de la diplomacia tradicional y ha dejado a mucha gente en el mundo desconcertada. Esto no quiere decir que los países no estén dispuestos a buscar ámbitos de distensión y acomodo con Washington, pero refleja que el resto del mundo ya no ve a EE.UU. como un socio muy confiable.
-¿Debido a su gestión o estilo?
A su personalidad, estilo y lenguaje, que deja a todo el mundo y al país desconcertado. No se puede confiar que sea coherente con sus planteamientos y vaya a cumplir sus promesas. Cambia de un momento a otro y ha roto con todos los parámetros.
Esto es lo nuevo de Trump, que genera bastante incertidumbre y ansiedad en la gente. También tiene bajísimos niveles de popularidad, muy por debajo de cualquier otro presidente en la época moderna. Él tiene un 37% y no ha habido un presidente que después de un año de gobierno haya tenido menos del 50%.
-¿Con qué aliados se ha distanciado y por qué?
Con Australia, un aliado importante, y con Canadá, con quien nadie ha peleado. México, que ha sido un socio muy cercano a EE.UU. es el ejemplo más obvio. Para hablar de la manera que lo ha hecho sobre ese país y las cosas que ha dicho al presidente Peña Nieto, no es manera de tratar a los socios.
Hasta países como Colombia, con amenazas de desclasificarlo por la producción de coca. Colombia ha recibido colaboración de EE.UU. como ningún otro país latinoamericano en los últimos 15 años.
Por otro lado, de Rusia, el adversario más obvio, no se escuchan críticas. Un régimen que tiene intereses muy diferentes y encontrados con EE.UU., con un modelo político antidemocrático. El lenguaje y discurso de Trump han sido bastante amigables.
-El destacado académico y columnista Larry Sabato señaló que si las elecciones fueran hoy, Trump volvería a ganar. ¿Lo cree posible?
La gran ventaja de Trump es que tiene un Partido Demócrata fracturado y sin liderazgo. Entonces Sabato dijo eso porque siempre en una elección hay candidatos y opciones; y si preguntas si la gente está en favor de lo que el mandatario está haciendo te va a decir que no.
Pero si la pregunta es si tuviera que votar hoy y las opciones son Hillary Clinton y Trump, votarían por este último, a pesar de que no les gusta. Porque Hillary les gusta menos y confían menos en ella.
Alrededor del 80% del Partido Republicano está con Trump. Eso explica por qué el congreso y la gente de su propio partido son muy reacios a enfrentarlo, criticarlo o tomar posturas distintas al mandatario. Porque tienen temor de la base del partido.
Entre los republicanos, las voces disidentes, de reproches, provienen de los senadores que están jubilándose, que no tienen nada que perder. Y los que están en el Senado pueden decir cosas, pero en privado.
-Hace un año, e incluso hoy, se comentaba que el presidente electo no terminará su gobierno. ¿Es eso factible?
Si renuncia Trump o no dependerá mucho del balance de fuerzas políticas en el país. Creo que antes de un año eso no ocurrirá, pero habrá que ver los resultados de la elección del Congreso en 2018.
Si hay un rechazo dramático a Trump y si los demócratas toman una de las cámaras o las dos, creo que aumentan muchos las posibilidades de que no termine. Pero lo veo difícil mientras los republicanos tengan control de ambas cámaras y el 80% de los republicanos esté con él.
El test más importante van a ser las elecciones en un año más. La mayoría de los analistas sostienen que él necesita un triunfo legislativo para mantenerse fuerte políticamente.
-¿La trama rusa que tanto puede terminar cercándolo?
Algunos abogados dicen que jurídicamente ya está cometiendi obstrucción de justicia, que ha cometido un delito. Otros, que no. Yo creo que puede haber muchos argumentos por un lado u por otro. Al final, termina siendo una cosa política. El señor Muller está haciendo una investigación muy metódica y tiene una enorme reputación, pero no está claro aún hacia a donde va.
Escenarios frente a Corea del Norte
-¿Cree que hay una posibilidad de conflicto bélico real con las políticas de Trump respecto a Norcorea?
Hay distintos escenarios posibles. Podemos seguir en el statu quo a pesar de la retórica y hay posibilidades de que esto pueda terminar de una manera catastrófica. No descarto eso. Creo que hay poca probabilidad, pero si hay un 1%, ya vale la pena mencionarlo.
Además, existe una posibilidad interesante de especular: que la postura dura y retórica muy beligerante de Trump pueda tener un efecto positivo; que Pyongyang retroceda en su política. No creo que eso pueda pasar, pero es posible. Y eso tendría un enorme impacto positivo para Trump. Sería un triunfo para él.
-¿Y por cual escenario se inclina?
Creo que básicamente vamos a seguir, más o menos, en statu quo y que vamos a tener que aprender a vivir con el poder nuclear y un sistema de Détente. Eso es lo más probable. Pero las posibilidades de un enfrentamiento nuclear, si fueron nulas antes, ahora están. Aún son muy bajas, bajísimas, pero son más que antes. Ojalá que no. Pero la retórica es peligrosa.
-En estos meses de gobierno, ¿cuáles han sido los momentos más difíciles para Trump?
Creo que él no tenía idea de cómo gobernar. No estaba preparado para gobernar. Creo que el más sorprendido hace un año fue él, cuando ganó. Si uno escucha lo que dice sobre el poder judicial y otros poderes, obviamente él nunca ha tenido a nadie que lo fiscalice, que lo vigile. Siempre ha sido el jefe de su negocio.
El gobierno no es así. Tiene sus contrapesos y hay que rendir cuentas. Eso es algo totalmente nuevo para él, muy incómodo. Se ve que está muy frustrado. Él mismo reconoce que está muy frustrado. La dificultad es que él no es competente para ser presidente por su temperamento, porque no entiende cómo funciona el sistema de contrapesos y está acostumbrado a dar órdenes y a mandar (…) No estoy seguro cuanto está aprendiendo.
Creo que Trump no tenía idea de cómo gobernar. No estaba preparado para ello (...). La dificultad es que él no es competente para ser presidente, por su temperamemto, porque no entiende cómo funciona el sistema de contrapesos y está acostumbrado a hacer órdenes.
-¿Cómo ha gestionado momentos complicados como el trámite de Obamacare y las catástrofes naturales?
El contraste con Obama es dramático. El ex mandatario ha tenido momentos difíciles, pero a diferencia de Trump es un líder con capacidad de empatía y de discurso que en momentos difíciles puede unir al país con un discurso más unificador. Trump sigue siendo una figura muy polarizante, que siempre busca alimentar su base.
-¿Cumplirá su promesa del Muro? ¿Y cómo ha afectado su relación con América Latina?
Creo que va terminar en nada. Puede haber una construcción de algo que él diga que es un muro, pero será algo simbólico. Creo que la construcción el muro no es un proyecto real. El Congreso no está dispuesto a designar los fondos necesarios para el muro y él sigue para encanta a su base y fue una promesa de campaña (…)
La retórica sobre el muro envió un mensaje no solo a México sino que a toda la región, que recibió un mensaje de rechazo. Es un insulto a América Latina. Creo que eso ha afectado el clima de relaciones interamericanas.
Creo que la construcción el muro no es un proyecto real
-Algunos analistas auguraban hace un año una época catastrófica entre EE.UU. y Latinoamérica. ¿Cómo ha sido el gobierno para la región?
A mi juicio no ha sido catastrófica. Creo que el efecto principal es acelerar las tendencias que ya se veían desde antes. Por ejemplo, el papel de otros poderes como China, más comprometidos e involucrados con la región. Creo que ha abierto espacios que están llenando otros actores. Esto ocurrió en cierta forma también bajo Obama. Trumo lo aceleró.
-¿Trump ha aislado a EE.UU. del mundo?
Sí. Sobre muchos temas, como el cambio climático y el comercio, con el TPP, por ejemplo. Obviamente EE.UU. está solo. Y el TPP es un ejemplo clarísimo que la decisión de abandonarlo abre un espacio para China. Terminar con el TPP fue un regalo para China. En muchos temas Washington se está aislando.
Pero eso no quiere decir que los gobiernos no estén dispuestos a tener relaciones y buscar políticas comunes con EE.UU.. Creo que siempre está ese interés.
EE.UU. a pesar de Trump sigue siendo EE.UU.. Es la economía más grande del mundo, tiene muy buenas universidades y la tasa de interés afecta a América Latina. EE.UU. sigue siendo un actor importante.