Por Paula Bustamante (France Presse)
Lejos de definiciones de derecha, conservador o liberal, el candidato presidencial argentino Mauricio Macri quiere representar un "tercer eje" en contraposición a gobiernos como los de Venezuela y Bolivia pero sin apartarse de América Latina.
"Nuestra ideología es resolver, el hacer, construir cosas concretas alrededor de las ideas del progreso que todos tenemos. Lo nuestro es desarrollismo moderno del siglo XXI", dijo Macri en una conferencia de prensa con la prensa extranjera.
"Nos planteamos como un tercer eje", agregó. El candidato de 56 años recalcó que intentará tener "las mejores relaciones con todos" los gobiernos de la región "aunque en algunos casos no comulgue con sus políticas internas", dijo distendido y cómodo a la hora de responder a la prensa.
"No estoy a favor de las re re-reelecciones, como Bolivia, porque la renovación permite fortalecer las instituciones", dijo alejándose así de los presidentes Nicolás Maduro, de Venezuela y Evo Morales, de Bolivia, considerados hasta ahora amigos incondicionales del gobierno argentino de Cristina Fernández.
El político que disputará la presidencia con el oficialista Daniel Scioli en la segunda vuelta del 22 de noviembre expresó "mucha preocupación" por la situación política de Venezuela y reiteró que pedirá la cláusula democrática si no liberan a los presos políticos.
"Creo que lo que está pasando con Leopoldo López, con el alcalde (Antonio) Ledezma y muchos otros dirigentes políticos tal vez no tan conocidos como ellos dos es gravísimo, no tiene nada que ver con un gobierno democrático", recalcó.
Enfatizó que desea reforzar los vínculos principalmente con Brasil, primer socio comercial de Argentina, así como también con los vecinos Uruguay y Chile.
Aclaró que las diferencias ideológicas no serán un obstáculo con Dilma Rousseff, Tabaré Vázquez ni Michelle Bachelet. Respecto a Rousseff aseguró que de ganar la presidencia será "más fácil ponerse de acuerdo conmigo que con Cristina".
"Espero que Brasil supere sus crisis institucional y económica lo antes posible. Cuanto mejor le vaya a Brasil, mejor nos va a ir a nosotros", indicó Macri, que el mes pasado había anunciado que su primer viaje al exterior si gana la elección será a Brasil.
Tras declararse contra el aborto, en sintonía con su rival Scioli y la propia presidenta Kirchner, Macri no quiso definirse ni de derecha ni conservador, "desarrollismo moderno del siglo XXI".
De buitres y calumnias
Desde la semana pasada la alianza Cambiemos que apoya a Macri viene denunciando "una campaña del miedo" lanzada desde el gobierno que lo vincula con la desprestigiada década de los años 90 en Argentina, bajo el gobierno neoliberal de Carlos Menem (1989-99), que terminó en la grave crisis económica de 2001.
"Insisten (en la campaña del miedo) porque cuando se pierde el debate de las ideas, al perdedor le queda las calumnias", dijo Macri.
"No creemos que el futuro de la Argentina sean las recetas del pasado. Hay una vía intermedia que es resolver los problemas de la gente, diciendo la verdad, respetando las instituciones", afirmó este hijo de uno de los empresarios más importantes de Argentina.
En el plano económico, volvió a prometer la inflación que en los últimos tres años ha superado el 25% según consultoras privadas, y que levantará las restricciones al dólar que existen y que han frenado las importaciones.
También sostuvo que resolverá el "foco de conflicto" con los fondos 'buitres' (especulativos), litigio que atribuyó al gobierno de Cristina Fernández.
"Yo sigo teniendo aún la esperanza de que el gobierno, que es el que inventó este problema (con los fondos), negociando muy mal nuestra deuda lo resuelva antes de terminar" el 10 de diciembre, cuando la presidenta Kirchner deberá entregar al mando tras dos gobiernos consecutivos desde 2007.
De lo contrario, Macri afirmó que "tratando de defender los intereses de los argentinos (...), para volver a vincularnos al mundo, hemos de ir cerrando todos los focos de conflicto que tengamos", dijo al ser consultado específicamente sobre el juicio en Nueva York.
El candidato que puntea en encuestas sobre su rival Scioli, tras quedar casi tres puntos abajo en la primera vuelta, también confirmó su idea de levantar restricciones a la venta de dólares que impuso el gobierno argentino desde 2011.
Según Macri, "no hay un problema de gran falta de dólares en Argentina". "Los argentinos tienen montones de dólares. El tema es que no le creen al gobierno. Con el nuestro la gente va a volver a creer porque vamos a decir la verdad, a bajar la inflación, a tener un equipo de gente que plantea reglas del juego claras", dijo sin definir cómo evitar una devaluación brusca.