Tras contraer matrimonio y convertirse en los duques de Sussex, el Príncipe Harry y Meghan Markle continuaron las ceremonias relacionadas a su vínculo matrimonial.
En ese sentido, y ya un poco más distendidos, ambos, tras abandonar la iglesia de San Jorge, se cambiaron de atuendo para asistir al sur de Windsor, donde fueron recibidos por el padre del novio.
Meghan, por su parte, dejó el vestido de novia y lo cambió por un atuendo blanco y ajustado con los brazos descubiertos, diseñado por Stella McCartney, y un anillo color aguamarina, que perteneció a la madre de Harry, la princesa Diana.
Por otra parte, el príncipe Harry escogió un traje negro convencional y, posterior a eso, subió a un antiguo Jaguar E-Type Concept Zero celeste plateado, del año 1968, y que se fue manejando él mismo hacia su destino.