Por Erika Olavarría (Desde Castelnaudary)/ América Jiménez
El pequeño pueblo de Castelnaudary, situado en el sur de Francia a 50 kilométros de la ciudad de Toulouse, es conocido por su plato el Casoulete -una mezcla de porotos, pato y cerdo- y porque es atravesado por el canal de Midi, un bucólico curso de agua.
Los miércoles, día de salida de los miembros de la Legión Extranjera, el pueblo se llena de quepis blancos de los reclutas. Muchos de ellos buscan un ciber café: su única conexión con el mundo producto de la férrea disciplina a la que son sometidos los cadetes.
Para Chile, sin embargo, Castelnaudary quedará en la memoria como la localidad que vio la adolescencia y la juventud de Patricio Santos, el "cerebro" de AC Inversions. Allí estudió en el Colegio Blaise d’Auriol y allí consta su presencia al menos un año en el Liceo Jean Durand en la clase de contabilidad.
Después del colegio y beneficiándose de los contractos de la pareja de su madre, Santos ingresó a la legion extranjera de la prestigiosa unidad de elite del ejercito francés. Allí estuvo 16 años, hasta que lo expulsaron por malos comportamientos. Gracias a la legión, Santos vivió en varias ciudades de Francia, y al menos en 2007 residió nuevamente en un condominio en la ciudad, a algunos kilómetros de las instalaciones de la legion.
Patricio Santos tiene actualmente 37 años y fue en Francia, precisamente, donde comenzó a cimentar su cercanía con el mundo de las finanzas. Estos conocimientos fueron los que le dieron las herramientas para construir el esquema de negocios piramidal con el que levantó AC Inversions.
Tras cumplir veinte años, Santos volvió a vivir a Chile y se instaló en la comuna de Pedro Aguirre Cerda. Al poco tiempo buscó una forma de ganarse la vida y para ello aseguraba contar con estudios de macroeconomía y con experiencia en el corretaje de bolsa. De este modo, en enero de 2012 logró fundar la sociedad que hoy está en el centro del huracán.
El sistema piramidal que funcionaba en AC Inversions se mantenía de la siguiente manera: primero, la empresa reclutaba clientes ofreciéndoles una muy buena posibilidad de renta, que rondaba el 2,5% y el 7,5% mensual. En comparación a lo que ofrece el marcado, esta oferta era completamente atractiva y fue lo que hizo que tantas personas decidieran invertir en esta sociedad.
Debido a que efectivamente la sociedad retornaba a sus inversionistas lo prometido, el boca a boca se transformó en la mejor publicidad. Y es de este modo que los clientes nuevos se transformaron gradualmente en la base de la pirámide, mientras que los antiguos subieron escalones, pues, para pagarles la rentabilidad a los antiguos inversionistas, se utilizaba el dinero de los nuevos.
El desajuste del sistema llegó cuando la cantidad de clientes nuevos se redujo y hubo un retiro masivo de los antiguos, lo que hizo que el traspaso de fondos se detuviera. Quienes entraron al negocio en última instancia fueron los más afectados, pues tan solo alcanzaron a invertir y nunca lograron ver la renta de la operación.
Por este delito económico, la PDI y los fiscales a cargo ya tomaron declaraciones, detuvieron y formalizaron a los principales implicados: Patricio Santos Hernández; su medio hermano por parte de madre, Camilo Cruz Hernández; y Rodolfo Dubó.
Más detalles sobre la historia de Patricio Castro en Castelnaudary en la edición central de este domingo de Teletrece.
