El Presidente Trump ha admitido que gobernar ha sido "más difícil" de lo que él había pensado. A un año de su elección, y nueve meses desde que llegó a la Casa Blanca, su gestión ha estado bajo la mirada atenta del mundo.
Aquí los factores claves de su gestión, más allá de las especulaciones y expectativas causadas por su victoria.
La polémica política migratoria
La construcción de un muro divisorio Estados Unidos-México es solo una de las soluciones que ha encontrado la administración de Donald Trump para resolver el problema migratorio, como parte de su estrategia de seguridad nacional.
Ya se dieron a conocer los ocho prototipos de la enorme muralla fronteriza, pero no son pocos los analistas que creen que finalmente la iniciativa terminará en nada más que tensar las relaciones entre ambos países. El gobierno propuso disponer de 1.800 millones de dólares en el presupuesto del próximo años para iniciar la estructura que podría llegar a costar 20.000 millones de dólares.
“De alguna u otra manera”, México pagará su edificación ha advetido Trump, ante la recurrente negativa del mandatario mexicano Peña Nieto. Una política que, sin dudas, enemista a los aliados de Washington.
Los vetos migratorios de Trump también han estado en el ojo del Huracán. Sorprendió con el primero de ellos, en marzo, lo que tuvo una reacción inmediata en los aeropuertos estadounidenses ante el bloqueo temporal del ingreso a EE.UU. de inmigrantes y refugiados de países de mayoría musulmana.
Nuevamente, el argumento de la seguridad nacional. Es "vital", dijo el Secretario de Estado, Rex Tillerson. Sin embargo, Trump no lo ha tenido fácil con la justicia, quien ha bloqueado su ejecución. El mandatario advierte que dará una batalla legal si es necesario.
El atentado de Nueva York del 31 de octubre, atribuido por el Estado Islámico y que dejó ocho muertos y varios heridos, motivó a que el Presidente prometiera "endurecer" los criticados vetos, que incluyeron a Corea del Norte y Venezuela recientemente.
La pesadilla de la “Trama Rusa”
Trump nunca pensó que la destitución de director del FBI, James Comey, en mayo de este año, le traería tal quebradero de cabeza. El Departamento de Justicia designó a Robert Mueller como fiscal especial para que encabezara la investigación sobre la presunta colusión entre Rusia y el equipo de campaña del entonces candidato republicano en 2016.
La conocida Trama Rusa, calificada por el Presidente Trump de "noticias falsas", ha golpeado el entorno del mandatario estadounidense con la imputación de tres cercanos al magnate. El ex jefe de la campaña de Trump, Paul Manafort, y un socio, Rick Gates, ambos asesores de Trump, quedaron en arresto domiciliario tras ser acusados de lavado de dinero y conspiración.
El panorama se le complica a Trump luego de que George Papadopoulos, asesor de política exterior de la actual administración, se declarara culpable de haber mentido al FBI. Él sí había tenido contactos con ciudadanos rusos cuando trabajaba en campaña, confesó.
¡No hay COLUSIÓN!, escribió el mandatario estadounidense en Twitter, en busca de defensa pública.
Pero, mientras Trump lo niega todo, la investigación continúa su curso. Fuentes citadas por la cadena NBC, aseguran que el fiscal Mueller tiene la mirada puesta en el ex consejero de seguridad nacional de Trump, Michael T. Flynn, quien mintió al vicepresidente de EE.UU. sobre sus reuniones con el embajador ruso en Washington.
En paralelo, comités de la Cámara de Representantes y del Senado adelantan sus propias pesquisas. Por lo que la veta judicial recién comienza.
Resistencia republicana
Destacados políticos republicanos muestran, abiertamente y sin matices, su total desacuerdo con el estilo y las políticas de Donald Trump por estos días. Una de las más fuertes expresiones de desavenencia proviene del senador y presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, Bob Corker, quien dijo que él es "absolutamente mentiroso", que no es "digno de confianza" y que "degrada" a la nación.
La ira del republicano vino luego de que Donald Trump, vía twitter, le echara la culpa de haber ayudado a Obama a “darnos el mal acuerdo (nuclear) con Irán y no podría ser electo ni perrero en Tennessee, ahora está luchando contra los recortes de impuestos”.
Otro personaje incómodo dentro del establishment republicano es el senador por Arizona, quien quizá envalentonado porque no irá a la reelección en 2018, aseguró que teniendo hijos y nietos, “no seré cómplice de Trump”. Y agregó: “Señor Presidente. Hoy me alzo para decir: ya basta”.
“Lamento el estado de nuestra desunión, lamentó el carácter destructivo de nuestra política, la indecencia de nuestro discurso, la vulgaridad de nuestro liderazgo, lamento que se ceda en nuestra autoridad moral”, argumentó, reflejando el quiebre entre algunos liderazgos del partido oficialista y el polémico Presidente.
La tensión entre Donald Trump y su partido no es novedad, pero la disonancia entre la Casa Blanca y el Congreso ha aumentado progresivamente al punto de dejar empantanados algunos proyectos de la agenda conservadora.
El fracaso en derogar y reemplazar la reforma sanitaria de Barack Obama -el llamado Obamacare-, responde al voto de rechazo de tres republicanos en el Senado, en julio pasado, además de rechazo de los demócratas. John McCain, fue uno de "detractores" internos. Obamacare era una de las grandes promesas de campaña de Trump.
Con todo un dato a tener en cuenta: El apoyo de los votantes republicanos permanece intacto (83%), según la encuesta Gallup.
Trump, el gobierno y el clan familiar
La familia de Trump no está ausente del gobierno, como quedó demostrado en el escenario de la victoria electoral aquel 8 de noviembre de 2016.
A pesar de algunos ajustes iniciales que apuntaban a gestos de distanciamiento con Trump o a su presentación con los tacos aguja en su visita oficial a los lugares inundados por el huracán Harvey en Texas, Melania acompaña al Presidente de EE.UU. en numerosos recorridos al extranjero y cumple su rol de primera dama.
“Él está muy honrado con su rol como primera dama de los Estados Unidos. Ella (Melania) planea usar su título y su rol para ayudar a los niños”, señaló la vocera de Melania ante polémicas declaraciones de Ivana Trump.
Ivanka Trump, de 35 años, la "hija favorita" del presidente es una de las asesoras oficiales del gobierno. Pero también es empresaria y diseñadora, y tiene su propia marca de ropa, lo que ha sido objeto de polémica.
El diario el Mundo titulaba en mayo de 2017: “Los negocios de Ivanka Trump florecen bajo la presidencia de su padre”. Pero ella prefiere pasar por alto estas polémicas. “Reforzar el papel de las mujeres ha sido central en la misión de mi carrera”.
Donald Trump Jr., el hijo mayor del matrimonio del empresario con Ivana, es uno de los asesores principales de su padre en la Casa Blanca, al igual que su yerno, Jared Kushner, el marido de Ivanka. Los dos se han visto envueltos en polémicos encuentros con funcionarios rusos durante la campaña presidencial del 2016 y han sido llamados a testificar por sus contactos con los rusos durante el período electoral.
Kushner habría tenido contactos con el ex embajador ruso Sergei Kislyak, llamadas telefónicas y una reunión en diciembre de 2016. Se dice que discutió la creación de un canal secreto con Moscú. Él niega estas acusaciones.
Mientras al hijo mayor del mandatario se le acusa por una reunión qyue tuvo con la abogada rusa, Natalia Veselnitskaya, quien habría tenido el propósito de perjudicar a Hillary Clinton.
De espaldas al Acuerdo de París y la vía unilateral
Trump será recordado como el presidente que dejó a EE.UU. fuera del Acuerdo de París, firmado en 2015 y ratificado al año siguiente. El 1 de junio de 2017 anunció su retiro definitivo de su país del pacto. “Fui elegido para representar a los ciudadanos de Pittsburgh y no a los de París”, argumentó, agregando que es injusto y nocivo para la economía y los trabajadores estadounidenses.
La actual administración calcula que de seguir con los términos, este pacto le costaría a EE.UU. unos 2.7 millones de empleos para 2025. Su postura es ya conocida por negar el calentamiento global, al que ha calificado de "broma creada por los chinos”.
El informe federal, conocido como Cuarta Evaluación Nacional sobre el Clima, se emite cada cuatro años y contradice la postura personal del presidente Donald Trump. Se trata del primer documento divulgado durante el mandato, quien niega el calentamiento global.
Con esto, el mandatario dio la espalda a la administración de Barack Obama que se comprometía a que EE.UU. redujera para el 2025 las emisiones de gases de efecto invernadero entre un 26 y un 28% respecto a los niveles de 2005.
La medida causó consternación y miedo sobre el futuro del pacto global. Tanto así, que el presidente francés Macron tuvo que asumir el liderazgo, aclarando que el proceso es “irreversible”. Mientras, el secretario general de la ONU, António Guterres, instó a que "Estados Unidos siga siendo un líder en temas medioambientales".
La salida de EE.UU. deja a este país y a Siria, como los únicos de la comunidad internacional excluidos de este pacto.
Esta medida sería la constatación de que Trump se siente cómodo en la vía unilateral. Con eso de “América primero”, que también llevó a la práctica con el abandono de EE.UU. del Acuerdo Transpacífico, entre sus primeras decisiones de gobierno.
O bien con el manejo del Tratado de Libre Comercio con México y Canadá, que ha llevado incluso a China a intentar erigirse como el líder defensor ante la cruzada anti-globalización prometida por Trump en campaña electoral.
El compromiso en la reunión de la región del Asia Pacífico en Lima, en noviembre 2016, fue con los "mercados abiertos" y a “combatir cualquier forma de proteccionismo”. Y lo más probable es que las mismas banderas sean defendidas por los países de la región en el encuentro que se inicia este viernes en Vietnam, ante las tentaciones proteccionistas de Donald Trump, otro sello de su administración.