Las delegaciones encabezadas por la estadounidense Roberta Jacobson, secretaria de Estado asistente para el Hemisferio Occidental, y la cubana Josefina Vidal, directora general para Estados Unidos en la cancillería en La Habana, terminaron este viernes la primera ronda de conversaciones con las que pretenden sellar las bases del acercamiento anunciado el pasado 17 de diciembre por los presidentes de ambos países.
Dos corresponsales de la BBC explican que sacó cada delegación de estas primeras jornadas de diálogo.
Lo que gana Cuba
Will Grant, Corresponsal en Cuba
De las dos mujeres que encabezan las negociaciones, la cubana Josefina Vidal era la que parecía más animada, tal vez como reflejo de la idea que defiende el gobierno de La Habana de que el deshielo de relaciones fue una victoria sobre Washington.
Pero a puerta cerrada, ambas partes trataron de que el encuentro fuera una oportunidad para sentar las bases para conversaciones futuras.
Para Cuba, eso implicaba reiterar la vieja exigencia de que Estados Unidos los saque de la lista de países que patrocinan el terrorismo.
Sería "difícil de explicar" el deshielo de las relaciones mientras los cubanos "permanecen injustamente en esa lista", afirmó Vidal.
Los estadounidenses ya están estudiando la posibilidad de que en los próximos seis meses Cuba salga de un grupo que incluye a Sudán y Siria.
Lea también: Qué tiene que pasar para que EE.UU. saque a Cuba de su lista de patrocinadores del terrorismo Los cubanos se irritan con la mera mención de los derechos humanos.
Cuando los estadounidenses dijeron que habían "presionado" sobre el asunto, la delegación cubana lo desmintió agregando que no responde bien a la presión.
Es más, dijeron que ellos habían sido los que pusieron sobre la mesa el asunto con las violaciones de Washington. Pero más allá de las diferencias políticas obvias, que tomará tiempo resolver, esta primera ronda giró en torno a cuestiones prácticas.
El primer día, discutieron sobre inmigración como en los encuentros semestrales en el asunto.
De nuevo, La Habana expresó su rechazo a la política "pies secos-pies mojados" como algo que incita a los médicos cubanos a abandonar sus misiones humanitarias en el exterior y emigrar a EE.UU., lo que Vidal calificó de "práctica de fuga de talentos".
En lo que parecían estar de acuerdo fue en cuándo ambos bandos podrán convertir sus respectivas "secciones de intereses" en embajadas o nombrar embajadores.
El deshielo va poco a poco y en la dirección adecuada porque, como coincidieron en declarar a los medios ambas delegaciones, tampoco es posible dejar atrás 50 años de hostilidades en una sola ronda de conversaciones.
Lo que gana Estados Unidos
Barbara Plett-Usher, Corresponsal para el Departamento de Estado
Los estadounidenses fueron comedidos en su valoración de este histórico encuentro.
La vicecanciller estadounidense para América Latina, Roberta Jacobson, habló de un paso importante, pero sólo un primer paso.
Ambos bandos hicieron ciertos progresos en establecer la agenda para la negociación de la restauración de relaciones diplomáticas completas y estuvieron de acuerdo en continuar los encuentros en las próximas semanas. Jacobson no entró en detalles, pero una de las más complicadas peticiones de Washigton es que el gobierno cubano permita la entrada libre a la legación diplomática estadounidense.
Las autoridades cubanas ven con malos ojos que los estadounidenses ofrezcan acceso a internet y clases dentro de su actual "Sección de intereses".
Inevitablemente, la libertad de expresión y los derechos humanos dominaron las declaraciones públicas de los altos funcionarios estadounidenses.
De hecho, es uno de los más fundamentales de los "profundos desacuerdos" entre los dos países. Y políticamente es importante para Jacobson aparecer tocando el tema ante las críticas del Congreso al gobierno del presidente Barack Obama por el cambio de política hacia La Habana.
De hecho, se aseguró de celebrar un encuentro con disidentes políticos, para enfado de los anfitriones. Pero el Departamento de Estado había descrito la reunión como parte de los encuentros con cubanos "de todas las procedencias y opiniones sobre las acciones del presidente", destacando que hubo "diversidad de opiniones".
Cualquiera que fuera la discusión pública, la decisión de entrar en contacto con los cubanos no está precondicionada con el historial en derechos humanos en la isla.
"La normalización no es un premio", dijo un alto funcionario estadounidense antes de la visita. "Es algo de interés nacional para EE.UU.".
Eso porque EE.UU. se había quedado aislado en el plano internacional al respecto de su política con Cuba y decidió que el restablecimiento de relaciones debía ser una forma mucho más efectiva de influir en sus dinámicas internas, ofreciendo apoyo al sector privado y a la expansión de internet con la esperanza de que eso lleve a reformas políticas.
Jacobson no lo puede predecir si eso va a suceder: "No es una buena idea sacar conclusiones después de un primer encuentro", dijo diplomáticamente.
El restablecimiento de relaciones podría al menos crear un canal regular y oficial para lo que seguirán siendo unas negociaciones muy duras.