Los peores errores de traducción de la historia
Se estima que hay unos 7.000 idiomas diferentes en todo el mundo.
Aunque el 90% de ellos son hablados por menos de 100.000 personas y -según la Unesco- 2.500 se encuentran en "peligro de extinción", son testimonio de la increíble habilidad humana para la comunicación.
Pero estas cifras también permiten imaginar el enorme potencial para la incomunicación: ¿qué pasa cuándo queremos que un mensaje en nuestro idioma sea comprendido en los otros 6.999?
La historia está llena de ejemplos en los que un error de traducción ha tenido consecuencias de amplio alcance. BBC Culture recogió algunos de los más célebres.
Los ingenieros marcianos
Cuando el astrónomo italiano Giovanni Virginio Schiaparelli comenzó a registrar en un mapa la superficie marciana en 1877, provocó sin querer un malentendido de magnitudes galácticas.
El director del observatorio Brera de Milán llamó "mar" y "continente" a las áreas oscuras y claras en el mapa, y se refirió también a una serie de "canales" (del italiano canali) que creyó observar en la representación del planeta.
Desafortunadamente estos canales llamaron la atención de sus colegas, y pronto surgió la teoría de que habían sido creados por vida inteligente marciana.
Convencido de que los canales eran reales, el astrónomo estadounidense Percival Lowell describió cientos de ellos entre 1894 y 1895. En las siguientes dos décadas publicó libros explicando que estos canales eran estructuras artificiales para transportar agua construidas por brillantes ingenieros marcianos.
Un escritor influenciado por estas teorías incluso publicó un libro sobre vida inteligente en el planeta.
Ahora los astrónomos están de acuerdo en que no hay tales estructuras en Marte, y que fueron un producto de la imaginación y de los errores de traducción.
Deseo carnal
El expresidente estadounidense Jimmy Carter sabía cómo atraer la atención de las masas. En un discurso pronunciado en Polonia en 1977, supuestamente expresó deseos sexuales por el país entonces comunista.
O al menos eso es lo que dijo su traductor. Al final resultó que lo que Carter quería expresar su interés por conocer los "deseos para el futuro" de los polacos.
Ganándose un lugar en la historia, su traductor convirtió "esta mañana dejé Estados Unidos" en "dejé Estados Unidos, para no volver jamás".
Según señaló la revista Time, incluso una inocente frase sobre lo feliz que le hacía estar en Polonia se convirtió en estar "feliz de ver las partes privadas de Polonia".
"Los enterraremos"
Ni siquiera Google Translate pudo haber evitado un error que bajó la temperatura varios grados durante la Guerra Fría.
En 1956 el líder soviético Nikita Khrushchev supuestamente dijo que "enterraría" a los embajadores occidentales presentes en un banquete en la embajada polaca en Moscú.
La frase se hizo eco en todos los medios y contribuyó a un mayor enfriamiento entre las relaciones de la Unión Soviética y Estados Unidos.
Pero cuando fue puesta en contexto, la frase se parecía más a "aunque no lo quieran, la historia está de nuestro lado. Los venceremos."
Con ello quería dejar claro que el comunismo viviría más que el capitalismo, que acabaría autodestruyéndose, como señala un pasaje del Manifiesto Comunista de Karl Marx ("lo que la burguesía produce, sobre todo, son sus propios enterradores").
Inmunidad diplomática
Los errores de traducción en las negociaciones siempre han causado controversia. La confusión sobre el significado del término francés demander, que significa "pedir", provocó revuelo en las conversaciones entre París y Washington en 1830.
Después de que un secretario tradujese un mensaje para la Casa Blanca como "el gobierno francés exige", cuando la frase decía en realidad "el gobierno francés pide", al presidente de Estados Unidos no le gustó el tono y congeló las negociaciones.
Cuando el error fue aclarado las negociaciones continuaron.
Algunas autoridades han sido acusadas de usar las diferencias del lenguaje en beneficio propio. El tratado de Waitangi, un acuerdo entre la Corona Británica y el pueblo Maorí de Nueva Zelanda, fue firmado por 500 líderes tribales en 1840.
Pero las diferencias entre las versiones inglesa y maorí del tratado crearon controversia, e incluso hubo muchos que consideraron el tratado un fraude.
En perspectiva
Durante la visita del presidente estadounidense Richard Nixon a China en 1972, el líder del país asiático, Zhou Enlai, dijo que "era muy pronto todavía" para evaluar las consecuencias de la Revolución Francesa.
Fue alabado por sus sabias palabras, que se creyó reflejaban la filosofía china de evaluar la historia a largo plazo; pero a la revolución a la que se refería era a los eventos del Mayo Francés de 1968.
Según el retirado diplomático estadounidense Charles W. Freeman Jr. -el intérprete de Nixon durante el viaje- el comentario malinterpretado fue uno de esos "malentendidos convenientes que nunca se corrigen".
Freeman señaló que "no puedo explicar la confusión sobre los comentarios de Enlai si no es en los términos de que contribuyó a reforzar el estereotipo de que los hombres de Estado chinos son líderes con una amplia mirada en la historia que piensan en términos más longevos que sus homólogos occidentales".
"Era lo que la gente quería escuchar, así que cuajó". Explica Freeman.