AFP
El Primer ministro griego Alexis Tsipras ignoró el martes el ultimátum de la zona euro para que pida a más tardar el viernes una extensión del programa de ayuda de la UE al país, y anunció que ese mismo día votará las leyes sociales proscritas por ese programa.
En paralelo, el ministro griego de Finanzas, Yanis Varoufakis, declaró la noche del martes a la televisión alemana que Atenas pedirá una extensión de la financiación europea "por unos meses para tener suficiente estabilidad con el fin de que podamos negociar un nuevo acuerdo entre Grecia y Europa".
Un poco antes, una fuente gubernamental griega indicó en Atenas que el Gobierno se planteaba pedir una extensión de la financiación, "distinguiéndola claramente del memorándum", el programa de ayuda a Grecia impuesto desde 2010 por la Troika (UE, FMI, BCE), que prevé préstamos por 240.000 millones de euros a cambio de durísimas medidas de austeridad, suscrito por el anterior gobierno conservador griego con la Unión Europea (UE).
Esta breve declaración tuvo lugar 24 horas después del ultimátum impuesto a Atenas desde la zona euro, exigiendo al gobierno de Alexis Tsipras que pida la extensión de ese programa de aquí al viernes.
Según la televisión pública Nerit, Grecia "escribirá una carta el miércoles a Jeroen Dijsselbloem, el jefe de la zona euro, para pedir una extensión de seis meses del acuerdo de financiación, que podrá tomar la forma de un programa intermedio".
Esta cadena y otros medios griegos afirman que "las autoridades griegas se comprometerían durante ese periodo a abstenerse de cualquier acción unilateral y colaborarían con sus socios europeos e internacionales" para sanear su economía.
Los ministros de Finanzas de la zona euro mantuvieron el martes a Atenas bajo presión para que acepte la prórroga de su programa de rescate financiero, lo que volvió a rechazar Grecia denunciando un "chantaje".
"No vamos a aceptar el chantaje psicológico", dijo Tsipras en una intervención ante Parlamento griego durante la que designó al ex ministro conservador Prokopis Pavlopoulos candidato a presidente de la República por su partido.
Atenas y sus socios de la zona euro deben ponerse de acuerdo para resolver el financiamiento del país a corto plazo.
Pero las últimas dos reuniones de los 19 ministros del área de la moneda única terminaron, el miércoles pasado y el lunes, en un fracaso y con un total desacuerdo entre Atenas y sus socios.
Con Europa, dijo Tsipras, "queremos una solución, no una ruptura" y acusó al presidente del Eurogrupo Jeroen Dijsselbloem de haber "sustituido un texto por otro", "inaceptable para el gobierno griego" y que "hacía referencia a la prolongación del acuerdo de préstamo (a Grecia) y no de un memorando", el plan de ayuda que gestionan los acreedores del país (BCE, FMI, UE).
El primer ministro griego anunció al mismo tiempo que el Parlamento votará medidas sociales a favor de los griegos a partir del viernes, fecha tope que ha dado la Eurozona a Grecia para que solicite una prolongación del programa de ayuda.
Estas medias van en el camino opuesto a lo que exigen los acreedores del país.
Los socios de Atenas pedían al nuevo gobierno de izquierda dirigido por Tsipras que hiciera el pedido formal de prorrogar el actual programa de rescate, condicionado a numerosas medidas consideradas en Grecia como antisociales.
El actual programa termina a fines de febrero. Grecia no puede financiarse sola en los mercados o si lo hace las tasas son muy elevadas.
Sin la asistencia financiera de sus acreedores, Atenas no podrá beneficiarse de los préstamos de urgencia ELA, acordados al Banco de Grecia y que deben ser aprobados por el Banco Central Europeo, una ayuda vital para sus bancos.
Sin plan B
La zona euro insiste en que Atenas acepte una extensión de su programa actual de rescate, por el que recibió desde 2010 unos 240.000 millones de euros a cambio de drásticas reformas, algunas de las cuales deben aún completarse, antes de comenzar una discusión sobre la "flexibilidad" que pueda obtener Grecia en las condiciones actuales.
Pero el nuevo gobierno griego quiere poner fin a las políticas de austeridad impuestas por sus acreedores, la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional y apegarse a su programa electoral.
En lo concreto, el gobierno griego quiere "enmendar el actual programa y un periodo de transición de seis meses", es decir, un puente financiero para mantenerse a flote, acompañado de reformas propuestas por el gobierno y no impuestas por sus acreedores, dejando de lado las que son consideradas como más antisociales.
A pesar del fracaso de las últimas reuniones y de las dificultades para hallar una mínima base para un compromiso, el ministro griego Yanis Varoufakis se mostró el martes confiado en hallar un acuerdo en menos de 48 horas y aseguró que "la próxima etapa es la de la responsabilidad".