Los parisinos han decidido prohibir el alquiler de monopatines eléctricos (o scooters) de alquiler en su ciudad, un duro golpe para los operadores de estos vehículos y un triunfo para los defensores de la seguridad vial.
En un referéndum organizado por el ayuntamiento este domingo, casi el 90% de los votantes optaron por la prohibición de estos medios de transporte, que funcionan con baterías, y que pueden alquilarse a través de una aplicación de móvil.
París se convertirá así en la primera capital europea en prohibir este tipo de vehículos.
El plebiscito fue convocado en respuesta al número creciente de accidentes que han provocado los monopatines en la capital francesa. Solo en 2022 se produjeron 408 siniestros, en los que murieron 3 personas y 459 resultaron heridas.
La participación, sin embargo, fue mínima, ya que menos del 8% de los posibles electores acudieron a votar.
De las 1,38 millones de personas inscritas en el padrón electoral de la ciudad, solo participaron poco más de 103.000, según cifras oficiales. De ellas, más de 91.300 votaron en contra de los patinetes.
París, que en los últimos años ha introducido numerosas iniciativas para promover el transporte sostenible y reducir el uso de los automóviles en la ciudad, fue una de las primeras capitales en adoptar estos vehículos eléctricos en 2018. Durante un tiempo, hasta 12 empresas diferentes operaban en sus calles.
15.000 vehículos
Sus detractores, sin embargo, argumentan que los daños que han generado los más de 15.000 patinetesque operan en la ciudad superan a sus beneficios.
Preocupa sobre todo la forma en la que algunos conductores irresponsables manejan estos monopatines, sorteando el tráfico peligrosamente, esquivando a los peatones en las aceras y alcanzando velocidades que superan los 27 km/h.
Muchos de los pasajeros, además, no llevan casco, y está permitido que los niños a partir de 12 años pueden alquilar legalmente estos vehículos.
También se ha criticado la forma en la que se aparcan estos patinetes, a menudo en grupos desordenados, que abarrotan las aceras y entorpecen el paso de los viandantes.
Uno de los accidentes que más conmoción causó tuvo lugar en junio de 2021, cuando un monopatín eléctrico en el que viajaban dos personas -algo que no está permitido- atropelló a una mujer italiana de 31 años, que murió al golpearse la cabeza contra el pavimento y sufrir un paro cardíaco.
Los operadores de estos vehículos, que emplean a unas 800 personas, argumentan, sin embargo, que los monopatines son solo responsables de una parte muy pequeña de los accidentes de tráfico en la ciudad.
La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, que lleva años criticando la irresponsabilidad y la falta de civismo de muchos de sus usuarios, y que era partidaria de prohibirlos, anunció en enero que convocaría un referéndum para que los parisinos pudieran decidir si estaban a favor o en contra de este tipo de patinetes eléctricos, votación que no incluiría a los vehículos de propiedad privada.
"Me comprometo a respetar la elección de los votantes, pura y simplemente", dijo el domingo a los periodistas mientras depositaba su voto.
"Son caros, cinco euros (US$5,40) por 10 minutos, no son muy sostenibles y, sobre todo, son la causa de muchos accidentes", agregó.
Campaña
Temiendo que sus clientes, en su mayoría jóvenes, no acudieran a votar, los tres principales operadores (Lime, Dott y Tier) hicieron campaña en sus redes sociales animando a la gente a votar a su favor. También ofrecieron paseos gratis durante todo el domingo.
Sus detractores critican que muchos usuarios conducen de manera irresponsable.
El ayuntamiento introdujo en 2019 nuevas normativas para regular el uso de estos vehículos, que obligaban a sus conductores a llevar ropa de alta visibilidad y que prohibían viajar en sentido contrario al tráfico, con multas que van desde los US$146 hasta los US$1.630 por exceder el límite de velocidad.
Su aparcamiento también está regulado, y los usuarios se enfrentan a multas de US$38 si los dejan estacionados en las aceras.
A pesar de ello, los usuarios ignoran en gran medida esta norma, y dejan los monopatines abandonados en cualquier sitio, también en los parques y plazas de la ciudad, lo que se ha convertido en un problema. Muchos han acabado en el fondo del Sena o del Canal Saint Martin de la capital.
Tras el resultado del referéndum, el ayuntamiento no renovará la licencia de las empresas que operan estos monopatines eléctricos, que vencía el 31 de julio.