-Llama la atención el papel de Guillermo Teillier frente al Presidente. Ha hecho una serie de declaraciones inoportunas y, ahora, como la guinda de la torta adelantó parte del presupuesto…
-Increíble. Es difícil de explicar, porque conociendo a Teillier y al PC, no son frases equivocadas ni producto de la improvisación, sino decisiones pensadas que revelan una cierta estrategia a estas alturas.
-¿Cuál sería esa estrategia?
-Mostrar más poder del que se tiene, ignorando las reglas no escritas de los principios básicos del republicanismo, y sobre todo, de respeto a la institución presidencial. Así sucedió con la revelación de una conversación claramente privada con Boric hace pocas semanas. Y antes del plebiscito, el boicot inmediato al acuerdo de reformas a la propuesta de la convención. Yo creo que es una estrategia de plegarse y salir, de estar dentro pero ponerse fuera sistemáticamente. Muy típico de los comunistas.
-Dices que conoces a los comunistas, ¿militaste en las JJCC alguna vez?
-No, pero mi madre era comunista. Yo fui “pionero”, que era una especie de boy scout antes de entrar a las juventudes comunistas; estaban los hijos de comunistas. Íbamos al cerro, hacíamos teatro, en fin. Pero yo no entré a la Jota en el colegio. A pesar de que me contactaron porque sabían que mi madre era comunista. Al final decidí no entrar.
-¿Qué aprendiste esos años sobre ser comunista?
-Primero, en el PC lo que prima es el colectivo. Y el individualismo es severamente castigado. Por eso, nunca el partido ha sido muy simpatizante de Hugo Gutiérrez o de Daniel Jadue. Y si llegaron a ponerse detrás de Jadue es más bien porque Jadue se les impuso a través de las encuestas y en la práctica les ofreció un buen resultado parlamentario. Pero nunca creyeron en su candidatura.
Esa es una primera cosa. Y segundo: que nada ocurre por azar. Es decir, es un partido que se mueve lentamente, que toma decisiones luego de madurarlas por largo tiempo. No hay espacio para la improvisación. Respecto a Teillier, no creo que se trate simplemente de errores comunicacionales, sino más bien responde a un diseño de aparecer mostrando más poder del que se tiene, como te decía al principio.
-¿El papel de Teillier es ser el tipo pesado, el abuelo que pone los puntos sobre las íes? ¿Una especie de aguijón incómodo?
-Es raro, porque normalmente el rol de Teillier siempre había sido ser el moderador, el abuelo sabio, que mantenía unido al partido… Yo interactué mucho con él en tiempos de la Nueva Mayoría. La novedad es que hoy existen corrientes dentro del partido, producto del cambio de la ley que obliga a elecciones internas. Antes era mucho más monolítico.
Teillier está siempre hablándole a su tribu. El problema es que hoy día uno no le puedes hablar a la tribu sin que te escuche el conjunto del país. En el mundo moderno no hay posibilidad de compartimentos estancos.
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Lo que aparece con claridad es que él está privilegiando un discurso para adentro, para el partido, porque hay internas en disputa en la perspectiva. Como él mismo bromeó el otro día: ya hay candidatos, que están queriendo sucederme. Hasta ahora no se ha auto declarado jubilado.
-Teillier tuvo un papel durante la dictadura: fue el enlace del partido con el Frente Patriótico Manuel Rodríguez. ¿Quizá esa dureza explica estas desavenencias?
-No creo. Él ejerció su rol con el FPMR de una forma muy institucional. Él es un comunista, criado y educado en el período del PC cuando era reformista; el PC que no representaba la izquierda de la UP, sino más bien el ala más leal a Allende. Y claro él ejerció un rol con la política militar del PC en dictadura, pero era un rol encomendado por el partido para hacer ese vínculo con la decisión estratégica de la violencia aguda, que significó la creación del FPMR. Luego él mismo fue el encargado de disolver el FPMR y fue muy duro con los que siguieron con la línea militar.
-Gladys Marín fue muy reacia a una política electoral. ¿Qué postura tenía Teillier?
-Fíjate que nosotros conversamos mucho en los tiempos de Gladys Marín, e intentamos hacer un acuerdo electoral para que el PC ingresara al parlamento. Y no fue posible, por la dureza de Gladys Marín. Pero logramos un acuerdo justamente cuando Guillermo Teillier asumió la presidencia del partido. El primer acuerdo electoral de omisión fue en las municipales del 2008, que permitió elegir tres alcaldes comunistas. Después vino el acuerdo parlamentario de 2009, donde el PC ingresó a un pacto electoral junto con la DC. Así ingresaron tres comunistas al Congreso incluido el propio Teillier.
-¿Dirías que no es de los más duros del PC?
-Él no representa al ala dura de su partido. Lo que pasa es que obviamente él tiene que hablarle a esa demanda octubrista que existe en el PC, y a la vez tiene que mantener la unidad. Él va a mantener al partido en el gobierno hasta el final, a pesar que haya una tendencia interna que busca salirse y que seguramente crecerá con el tiempo.
-¿Crees que a Boric lo incomoda, que no lo entiende, quizá por un tema generacional?
-Es más difícil para el Presidente aceptar la crítica desembozada y feroz de Jadue que los puntazos de Teillier. Que además vienen seguidos de excusas, disculpas personales también, en fin. Y me imagino que el Presidente entenderá que el líder del PC tiene que jugar para mantenerse adentro y controlar que no crezca su ala octubrista.
-El diputado Jaime Araya dijo: “si le quería bajar el rating al esperado anuncio lo logró, parece que todavía no perdona lo de Cataldo. El PC debiera enviar a alguien sin incontinencia verbal a las reuniones importantes. Con estos amigos, para qué se necesitan enemigos”.
-Teillier juega al límite y es obvio que no le hace bien al gobierno. Es evidente lo que pretende: hablarle a la tribu, tratar de mantener la unidad interna del PC, intentar que no crezcan las corrientes octubristas. A él le gustaría seguir en la dirección o que sea alguien de su misma línea. No es que sea una línea sistemática, sino que alterna el rol.
-¿Como el policía bueno y el policía malo?
-El hace lo dos roles al mismo tiempo. Le está hablando al partido y le está hablando al país y a la coalición de la que forma parte. De pronto es muy incomprendido, porque está jugando en los dos tableros. Es por lo demás una cuestión bien permanente del PC: durante la Nueva Mayoría decía que había un pie en el gobierno, y un pie en la calle. Cuestionamiento, pero lealtad a la hora de los quiubos.
Me lo decía alguien de la corriente “jaduista” el otro día: “ponte en mi lugar. Hasta hace poco éramos adversario resueltos de la posibilidad siquiera de decretar estados de emergencia y hoy día llevamos meses renovando estado de emergencia. Éramos contrarios al proyecto de infraestructura crítica y nos dicen de la noche de la mañana que hay que votarlo a favor. Son muchas las cosas que profesábamos con mucho brío y ahora se nos dice que hay que renegar de ellas… y eso genera problemas”.
-¿Conociste harto a Teillier?
-Es una persona muy afable. Un tipo culto con quien se podía conversar. Nunca pierde la calma. Cuando presidió la comisión de Defensa en la Cámara, todos tenían temor, pero se comportó muy institucionalmente. Era la primera vez que un comunista llegaba a ese puesto; más encima él que había tenido un rol clave con el FPMR. Lo hizo impecable. Porque tiene ese sentido institucional. No es espontáneo. Tengo una buena opinión de él… como dirigente comunista, por supuesto.
-¿Él habla de su tío, el poeta Jorge Teillier?
-Es uno de mis poetas preferidos. Una vez le pregunté y no parecía tener un vínculo muy potente. Pese a que a él le gusta la poesía.