Gabriel Alemparte, abogado que hizo campaña por el Rechazo: "He recibido tres amenazas de muerte"
-Tú votaste Rechazo con la idea de tener otra constitución. ¿Cómo has visto los avances de los diálogos constituyentes?
-Mi sensación es que el proceso partió más rápido de lo que uno quisiera, en el sentido de que se necesita tiempo para aquilatar la profundidad de lo ocurrido el 4 de septiembre. No conviene adelantar el camino ni buscar atajos. El diálogo tiene que darse con la parsimonia necesaria, para no repetir los errores. Creo que la gente busca un proceso más sobrio, más corto, que permita tener certezas como país y superar el problema constitucional lo más pronto posible.
-¿El rol de la derecha ha sido constructivo?
-No veo a la derecha negándose a los cambios. Está poniendo bordes razonables pero también discutibles. Lo más importante es que haya una mayor sobriedad en las formas, que fue uno de los problemas de la Convención. Es clave el apoyo del Congreso en materia de reglamento, comisiones, secretaría, que permitan que no tengamos una Convención que pretenda refundar el país. La gente quiere cambios inteligentes mirando el futuro.
-¿Te gustaría participar?
-No lo descarto.
-Se discute si ha habido una adecuada lectura de la derrota del Apruebo. Por ejemplo, ahora el Presidente dijo que “tenemos que ir un poco más lento” para hacer las transformaciones.
-Me parece que ese es un tema más relevante que el proceso mismo. Creo que los presidentes no tienen tiempo para dudas existenciales, ni para buscar una identificación propia. No es aceptable que un Presidente que tiene 4 años para gobernar, y que tiene que hacerse cargo de problemas urgentes, que afectan a millones, esté debatiéndose en dudas existenciales. Y más aún sin ser capaz de hacer una lectura profunda para poder avanzar respecto de la debacle que sufrió. Es la debacle electoral más fuerte que ha sufrido un presidente desde los 90.
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Marco Aurelio decía que quienes no escudriñan los movimientos de su propia alma fuerzan a que sean desgraciados. Boric no ha hecho el ejercicio de escudriñar cuál es el tipo de derrota que sufrió. Y en ese sentido me parece impactante la frase porque una mala cuña puede ocurrir una vez, pero cuando ya la repite es porque claramente está convencido de aquello.
El oficialismo no está disponible para analizar el resultado, porque significa levantar polvo. Hacer una autocrítica muy potente podría tener consecuencias dentro de la coalición.
-Te has visto involucrado en polémicas con Jaime Bassa precisamente por la falta de autocrítica de los convencionales. ¿Lo ves en muchos ex protagonistas del proceso?
-Muchos convencionales siguen en un estado de negación y mantienen una soberbia e incapacidad de hacerse cargo del fracaso brutal que tuvieron. Finalmente, lo que ocurrió el 4 de septiembre fue que 8 millones le dijeron que no a un texto refundacional, desconectado con la realidad.
Gente como Bassa, Fernando Atria, Mauricio Daza, Patricia Politzer, que fueron líderes, no han hecho la más mínima autocrítica. No existe el menor atisbo de hacer algún tipo de mea culpa, respecto de la incapacidad de diálogo que mostraron y del texto que crearon.
Muchos durante meses sostuvimos cuáles era los problemas del texto, y lo que recibimos fue bullying de esta misma gente. No nos escucharon.
Que Jaime Bassa vuelva a aparecer me parece una vergüenza.
-¿A qué te refieres, a sus críticas al diálogo constituyente?
-Criticó las conversaciones en el Congreso, y la propuesta de Chile Vamos. Según él, la derecha niega cualquier avance. Pero Chile Vamos no dice eso en su carta.
-¿Lo conoces?
-No tengo el honor. Mi opinión de él y varios ex convencionales es que tienen una buena formación académica, pero eso no basta para materias constitucionales. Se requiere conocer los entresijos y las formas para ejercer el poder. Ellos tienen una desconexión con la realidad muy potente. No entienden que la política requiere de conversaciones amplias, quisieron reinventar el país de la nada y provocaron una animadversión brutal, porque intentaron resetear y se olvidaron de la necesidad de recoger la tradición política constitucional chilena. Como dice Chesterton la tradición es la democracia de los muertos. No fueron capaces de recoger eso, ahí radican los grandes errores.
-¿Crees en una comisión de expertos?
-Lo que me preocupa precisamente es el regreso de los llamados expertos, que participaron del proceso anterior y ahora están volviendo como expertos neutros. Hablo de abogados como Javier Couso, Tomás Jordán, Elisa Walker, Jorge Contesse, que tuvieron una participación ideológica muy fuerte detrás del proceso anterior y que ahora aparecen como expertos equilibrados y distantes de un hecho del cual participaron agresivamente. Los expertos no aseguran necesariamente el éxito, como tampoco lo asegura una convención electa 100%.
-¿Planteas que no deberían participar?
-Cuando alguien comete una falla de esta naturaleza y tiene un desacierto de tal amplitud, el pudor indica que debiesen tomar algún tipo de distancia respecto de este nuevo proceso. Pero la indicación del pudor le corresponde a cada cual.
-Tuviste un rol en la campaña del Rechazo y ahora tienes una nueva faceta de polemista, en el programa Sin Filtro. ¿Cómo llevas esa exposición pública?
-Ha sido curioso. No busqué un rol en la campaña del Rechazo, pero con Amarillos, con Proyecta Chile, Ximena Rincón, Felipe Harboe, Matías Walker, Fuad Chahin, entre otros, se constituyó un grupo muy generoso para trabajar desde la centroizquierda por el Rechazo. De ahí puede salir un elemento político por delante para aglutinar una centroizquierda que hoy día encuentra un vacío muy grande.
-¿Es posible que surja otro partido, aparte del eventual Demócrata y Amarillos?
-Nos estamos juntando permanentemente, y estamos pensando algunas plataformas, algunas ideas de partidos políticos para enfrentar lo que viene. Somos una centroizquierda que está fuera del gobierno, pero que será colaborativa, una oposición cuando corresponda. Estamos en una etapa de análisis. Hay un espacio en la centro izquierda que va a tener una manifestación electoral sin duda.
-¿Has sufrido muchas funas, siendo un laguista que hizo campaña contra el Apruebo?
-Me sigo sintiendo laguista, concertacionista; y me siento muy orgulloso de ser parte de los 30 años. Sigo estando donde mismo. Cosa distinta es que otros se hayan acercado al Frente Amplio y hayan desconocido su paso por los 30 años.
Defender a la Concertación y el progreso que se creó, produce mucha rigidez en quienes tienen una visión totalitaria de la política, particularmente en el Frente Amplio y en el PC. Obviamente he sufrido funas muy fuertes, amenazas de muerte.
-¿En serio? ¿De qué manera?
-Por correo electrónico he recibido amenazas de muerte en tres oportunidades distintas. Un poco antes del plebiscito y los días después.
-¿Qué decían?
-Te vamos a encontrar, te vamos a buscar… Prefiero no dar detalles, pero hice una denuncia. He sido motivo de bullyng de un sector político muy específico, del FA, y no por ello no digo que sectores de izquierda no hayan sufrido lo mismo por sectores de extrema derecha. Los extremos está generando un diálogo muy violento, creando mucho ruido para inhibir y atentar contra la libertad de expresión de muchos.