-¿La declaración de Boric cambió el escenario político? ¿Cuál es tu apreciación sobre por qué lo hizo?
-Es difícil hacer un análisis sobre lo que creía el Presidente que podía generar, versus lo que va a detonar en la realidad. Muchas veces uno cree que una táctica política le va a salir de una forma y le sale de otra. Primero que nada, esto claramente no fue una improvisación. Hay un contexto, eligió bien dónde decirlo y lo que tenía que decir.
-¿No fue un error, fue una cosa pensada?
-No, esto no fue improvisado. Lo que sí, parece que en La Moneda poca gente sabía. Quedaron para dentro.
-¿En el comité político?
-Por ahí… Pero en general es una movida súper arriesgada, es un “Apruebo, hagámosla corta”. Es decir, votemos a favor del texto, para terminar pronto el debate, porque el Rechazo es hacerla demasiado larga.
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-¿Todo de nuevo?
-Claro. La declaración de Boric apunta no a la calidad del texto sino al desgaste y a tratar de darle otro contenido al Rechazo. En el fondo, que el Rechazo atrasa. Con el Rechazo nos quedamos pegados.
-¿Sería como empezar de cero, como dijo el Presidente?
-Es más feo, más largo, más latero. Y eso no necesariamente puede tener un rédito electoral. Porque cuando él se pone en el escenario que puede ganar el Rechazo es algo que en las campañas no se hace nunca: que es dar por sentado la posibilidad de que uno no gana.
-¿Asumir la derrota?
-Efectivamente. Por ejemplo, lo vimos hace poco en la presidencial, que hasta Artés hablaba de cuando iba a gobernar. Es de manual: no digas que puedes perder. Marco Enríquez Ominami también decía “mi gobierno, mi gabinete”. Eso es parte de lo esencial en la estrategia política: nunca decir cuando uno está compitiendo que puede perder. O ponerse en el escenario de la derrota. Porque cuando uno se instala ahí, abre la posibilidad para que él público sea consciente de que vas a perder. Es algo que puede ser obvio: todas las encuestas dicen que pierdes, pero no lo reconoces. No se usa decirlo.
-¿Con esta declaración Boric se pone en el lugar de perder?
-Es algo que Boric no había hecho antes. Lo segundo es que él exterioriza que él no está por el Apruebo a secas. Este punto es muy importante. O sea, no le gusta el producto que hay, el texto que ofrece la Convención. De hecho, lo dice: podemos discutir entre otras cosas el sistema de justicia; y muestra una lista corta o de supermercado de aspectos corregibles. Pero queda claro que a él no le gusta el texto como ha salido. Por lo tanto, le quita espacio a parte importante de su conglomerado que está por el Apruebo a secas, que no quiere mover una coma del texto.
-¿Es un mensaje al Partido Comunista?
-Claro. Entonces, ese riesgo de decir “incluso a mi no me gustan algunas cosas, sin embargo apruebo”, permite que otros puedan afirmar “a mi no me gustan otras, tal como al Presidente; por lo tanto, con mayor razón voy a rechazar”. O sea, uno puede sacar argumentos para los dos lados; por eso es una jugada súper riesgosa.
-¿Pero también es una señal para la oposición?
-Lo más significativo es que le genera los términos de referencia a la derecha, para el 5 de septiembre. Le dice que hay un mandato de octubre de 2020: Tiene que haber una nueva constitución. ¿Cómo la vamos a hacer? Y ahí tiene un punto el Presidente, porque él podría transformarse en un articulador de ese proceso, más que en un derrotado. Eso es muy interesante, pero desde un ámbito del Rechazo.
-Con esta postura, ¿Boric queda bien parado, gane el Apruebo o el Rechazo?
-Es probable. En el fondo lo que hace es reconocer que fue un error del gobierno acoplarse al resultado del plebiscito desde principios de año. Trató de salir de esa ligazón, pero no resultó. Y ahora, más que salirse, dice: “Vamos a ser los que guiemos el nuevo pacto constitucional”. El nuevo 15N lo va a liderar el Presidente.
-¿Esto no fue un tropiezo?
-No. Fue algo planeado. Si tenían la minuta hecha.
Boric es muy talentoso. Uno no llega a presidente porque sí. Así como tuvo talento el 15 de noviembre para romper filas, ahora también. Pero como toda apuesta, no está exenta de peligros. El riesgo es que el Rechazo gane con más porcentaje y el PC se blinde. No olvides que el PC tienes más de 10 parlamentarios, un par de senadores, tiene presencia y es socio fundador de Apruebo Dignidad. Lo que está invitando Boric es a una negociación. Ahora, lo que está claro es que esa negociación es con un proceso democrático, no con expertos ni con el Congreso.
-Pero las encuestas dicen que la gente prefiere especialistas.
-Sí, pero el problema es cómo paras una constitución… cómo se materializa… Puede haber una comisión de expertos pero a la vez tiene que haber un acto democrático que le de un soplo de legitimidad a ese grupo de expertos. El realismo es un principio clave de la política.
-¿Cambió el tablero Boric?
-No sé si cambie la tendencia del resultado del plebiscito. Es súper arriesgado, porque cuando dice que el Apruebo es el camino corto, podría haber personas que decidan que esta cuestión se puso latera, hagámosla corta. Pero también, genera una confirmación a muchas personas que se dan cuanta de que hasta Boric encuentra que tiene elementos malos esta constitución, por lo tanto con mayor razón hay que rechazar.
La opción del Presidente podría agrandar el Rechazo. Ahora, si el Rechazo se agranda mucho, yo veo que va a haber una derecha que no va a estar movilizada para hacer cambios rápidamente.
-Ese es el otro punto: ¿hasta dónde va a llegar la derecha?
-El mejor escenario para obligar a hacer cambios, era el escenario cerrado, donde ganaba el apruebo o rechazo por dos o cuatro puntos. Eso aseguraba una negociación. Pero ahora se corre el riesgo, si el Rechazo gana por más porcentaje, de que la derecha a lo mejor no se va a sentir motivada para negociar. En ese caso al Presidente no le queda otra que tomar la iniciativa y decir: “bueno, ustedes dijeron que esto estaba muerto, cómo lo hacemos para llegar a un nuevo texto”. Y ahí se entiende la propuesta del ejecutivo.