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Atria y nuevo proceso constituyente: La palabra plurinacionalidad quedó fuera después del plebiscito

Atria y nuevo proceso constituyente: La palabra plurinacionalidad quedó fuera después del plebiscito
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El ex convencional del Frente Amplio habla de la incorporación de su movimiento político a Convergencia Social, el partido del Presidente Boric, y realiza una autocrítica en torno al proceso constitucional que pasó. Sobre el rol del partido dice: “En estos momentos es especialmente importante que el Presidente de la República cuente con un partido lo más fuerte posible”.

-Su movimiento, Fuerza Común, se fusionará en octubre con Convergencia Social, el partido del Presidente Boric. Es sabido que en este segundo proceso constitucional tendrán un rol más protagónico los partidos. ¿Cómo y por qué se gestó esta decisión?

-No tiene que ver con un cálculo sobre las características del proceso constitucional. Tiene que ver con la necesidad de ir produciendo convergencia entre las fuerzas de izquierda, de ir superando el fraccionamiento que se ha ido produciendo hasta ahora y el reconocimiento de que hay una continuidad entre las ideas que caracterizan a Fuerza Común y a Convergencia Social. Además de la necesidad de fortalecer a Convergencia Social como el partido presidencial. Todas esas ideas nos llevaron a concluir que era un paso adecuado.

La decisión ya está tomada, hay un proceso de conversación con los órganos respectivos de Convergencia Social y esto debería concretarse lo antes posible. Antes o después de las elecciones internas según el ritmo del proceso.

-¿Por qué eligió Convergencia Social y no otro partido del Frente Amplio? 

-En nuestra discusión pesó que Convergencia Social es un partido que se identifica con la tradición socialista chilena, que es una cuestión que es bien central para Fuerza Común. En ese sentido hay una vinculación ideológica más estrecha. Por eso mismo creemos que Fuerza Común está en posición de hacer su modesto aporte a Convergencia de una mejor manera que en otros espacios. En todo caso, yo espero que esto sea parte de un proceso más grande de convergencia de las fuerzas transformadoras, que eventualmente pueda llevar a que los distintos partidos del Frente Amplio convergen a su vez en un partido federado o algo así. Este paso que damos no es uno que se entienda como aislado y autocontenido, hay una idea de un proceso que espero que continúe.

Además, en estos momentos es especialmente importante que el Presidente de la República cuente con un partido lo más fuerte posible. Eso se manifiesta en la necesidad de fortalecer al partido del Presidente.

-Convergencia Social tiene mayor representación en el gabinete que otros partidos del Frente Amplio, como Revolución Democrática. ¿Aspira a que se convierta en el partido ancla de la coalición?

-Convergencia Social es un partido importante dentro del Frente Amplio y Apruebo Dignidad. Como ya he dicho, espero que esto sea un proceso más largo de convergencias. Que sigan después más convergencias entre distintos partidos del Frente Amplio en donde se pueda ir formando una fuerza que represente a todas las fuerzas transformadoras.

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-Ya han pasado casi tres semanas desde el plebiscito constitucional. ¿Se esperaba una victoria tan holgada del Rechazo?

-No. Por cierto que no.

-El Presidente Boric hizo una autocrítica en su discurso en Naciones Unidas y uno de los problemas que se le ha atribuido a la Convención Constitucional fue precisamente la falta de autocrítica. ¿Cuál es su autocrítica? 

-Hay un proceso de reflexión sobre las razones que llevaron al resultado del plebiscito, que lleva a considerar el modo en el que operó la Convención y, por cierto, quienes estuvimos participando ahí debemos hacer una reflexión sobre lo que hicimos o no hicimos. 

La Convención estuvo expuesta a los problemas que se desataron con la crisis producida con el estallido, que fue lo que llevó a la apertura del proceso constituyente. Esos problemas se manifestaron en una composición que hizo difícil el diálogo entre todos, en particular uno que pudiera incluir a sectores de la derecha. Eso fue un error. Significó que la articulación que podía llevar a que la Convención propusiera por 2/3 de sus miembros una propuesta de Constitución al país tenía que incluir a todos los grupos que no eran de la derecha. Eso llevó a una propuesta de Constitución que incorporaba muchas más cosas que las que necesitaba contener la Constitución.

Ese cambio tan variado en materias tan distintas produjo una desorientación en cuanto al sentido general de la propuesta y, sumado a la forma de actuación que se manifestó en algunos episodios de la Convención -desde lo que ocurrió en el acto inaugural hasta la decisión después corregida de no invitar a los Presidentes de la República-, transmitió una imagen en que la Convención no asumía su tarea constituyente con seriedad, preocupación por Chile, respeto por protocolos y símbolos republicanos. 

-¿En qué se tradujo esto?

-Esto contribuyó a hacer plausible una gran cantidad de información falsa sobre el contenido de la nueva Constitución. Hubo mucha información falsa, yo creo que mucha gente votó Rechazo pensando en proteger la propiedad de sus viviendas, pero esa no es la explicación final, sino que ese hecho suscita la pregunta de por qué fue posible convencer a mucha gente de que la Constitución ponía en peligro la propiedad de la vivienda. Lo que permitió que esa campaña fuera eficaz fue el clima creado por el comportamiento de la Convención, de mostrar falta de seriedad, responsabilidad en la manera de actuar, falta de preocupación o respeto por símbolos republicanos, etcétera.

-¿Cuál fue la responsabilidad del Frente Amplio?

-En lo que a mí respecta, nosotros -el colectivo del Frente Amplio más independientes- siempre asumimos que nuestro deber era contribuir su finalidad en sentido inmediato, es decir, que fuera capaz de proponer por 2/3 de sus miembros una propuesta constitucional al país. Entonces, eso nos obligaba a contribuir a la creación y mantención de una articulación que cubriera 2/3 de la Convención. Creíamos que era un error no incluir en esta conversación a la derecha e hicimos gestiones para incluirla. Pero, claro, esas gestiones siempre tuvieron un límite que era que, en el contexto de la Convención, esas gestiones eran denunciadas como “el FA está conversando con la derecha”. Eso dificultaba nuestra contribución a la articulación de 2/3.

Visto ahora, lograr esa articulación dentro de la Convención sin incluir a la derecha, fue una victoria que anticipaba un fracaso. Debimos haber actuado con más energía para lograr esa ampliación de la conversación y debimos haber estado dispuestos a arriesgar que se rompiera o que se detuviera ese proceso de articulación de un modo más categórico de lo que hicimos. Ese fue el error más claro que cometimos.

-¿Y qué hizo el Frente Amplio para evitar la exclusión de la derecha?

-Fundamentalmente la discusión reglamentaria. Nosotros nos opusimos desde un principio a la forma de elección de las vicepresidencias de la mesa cuya finalidad era excluir a la derecha. Creíamos que era fundamental que la derecha estuviera incluida en la mesa de la Convención. Votamos para que las vicepresidencias se designaran de un modo que permitía que la derecha estuviera incluida. Votamos contra mecanismos que podrían haber sido utilizados para restringir la discusión como sanciones en el reglamento de Ética que hubieran privado a los convencionales de sus derechos a participar en la Convención.

-¿Qué representó para usted la ventaja de casi 25 puntos del Rechazo?

-Creo que la explicación del Rechazo está en buena parte en la conducta de la Convención, que contribuyó a dar credibilidad a las falsedades que se dijeron del contenido de la nueva Constitución. La pregunta es por qué la Convención tuvo esa conducta, de no mostrar seriedad. Hablo de los sahumerios que se hacían en los pasillos del Congreso, votos desde la ducha, convencionales descalzos o los gritos que se hacían a Carmen Gloria Valladares en el acto inaugural. Esa despreocupación tiene que ver con el contexto en el cual se suscita el proceso constituyente. Eso no lo justifica, por cierto, pero muestra que no es algo que ocurrió porque sí, no es gratuito. El contexto en que pasó era difícil que el proceso constituyente tuviera éxito. 

-¿Considera que la plurinacionalidad debe estar en la nueva Constitución o, dado el resultado del plebiscito, hay que olvidarla por ahora?

-Creo que este fue un problema más con una palabra que con un contenido. Durante los últimos 30 años ha sido imposible avanzar en el reconocimiento constitucional de los pueblos indígenas. Esta es una idea que ya estaba contenida en el programa de Patricio Aylwin y sobre la que se presentaron sucesivas reformas constitucionales que fueron rechazadas. Los mismos que rechazaron estas reformas, durante la campaña del plebiscito, dijeron que estaban de acuerdo con el reconocimiento constitucional de los pueblos indígenas y la multiculturalidad, pero no con la plurinacionalidad.

Creo que la palabra plurinacionalidad quedó fuera después del resultado del plebiscito, pero mi impresión es que la discusión constituyente como avanzó nos permite dar un paso en esto (reconocimiento constitucional y multiculturalidad).

-¿Desde qué rol le gustaría aportar en el nuevo debate?

-No tengo ningún rol elegido ni preferido por mí. Haré mi contribución, lo que pueda hacer. Es una cuestión que a mí me interesa y he estado vinculado desde hace mucho tiempo y no pretendo desvincularme de ella.

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