Quién era Segundo Catril, el trabajador mapuche asesinado cuya comunidad denunció a grupos armados
Segundo Armando Catril Neculqueo, 66, nació el 2 de enero de 1956 en Quidico, una caleta de pescadores al norte de Tirúa, en la Región del Biobío. Creció en una familia mapuche, por parte paterna y materna. Allí habría aprendido la importancia del “kume mongen” o “buen vivir”, que en la cosmovisión mapuche se asocia con un desarrollo armónico con la naturaleza, y que transmitiría más tarde a sus compañeros de faena, recuerdan miembros del equipo.
Se casó en Tirúa el 16 de septiembre de 1993, con Adela Melita Millahual. Tenía 4 hijos, cuentan quienes lo conocieron. Uno de ellos, Juan Catril, estaba con él este martes cuando recibió el disparo. Tenía 4 nietos.
Trabajaba en una empresa contratista de CMPC, en una obra ejecutada por el empresario local Santos Reinao, que este martes llegó al hospital de Temuco donde murió Catril. “Hacía 3 años que trabajábamos con él en ese programa. Él era uno de los prestadores de servicio en la restauración en la ribera del lago Lleu Lleu; plantaba los árboles nativos. Le gustaba mucho el proyecto”, dijo Reinao por teléfono. “Era un hombre tranquilo, no era vicioso de nada y a sus 60 años era un hombre preocupado de trabajar, preocupado por apoyar a su familia, más que todo”.
Pertenecía a la comunidad Humberto Millahual de Tirúa, de la que habría sido dirigente hasta hace algunos años. Esa comunidad es una de las 11 que el 7 de abril de este año emitió una declaración en que expusieron los mecanismos de captación de adherentes de 2 de los grupos radicales de la Macrozona Sur: la Coordinadora Arauco Malleco (CAM) y la Resistencia Mapuche Lafkenche (RML). “Movimientos armados como la CAM y Franja Lavkenche insisten en hostigar y estigmatizar a nuestros dirigentes a través de sus comunicados en redes sociales y rayados”, dijeron en esa declaración, en referencia a Santos Reinao. “Dejamos claro a los winka (extranjeros) que vienen desde ciudades como Concepción o Santiago a infiltrarse en territorio mapuche que el hecho de empuñar un arma no los convierte en weichave (combatientes), ni menos en mapuche”.
En abril de 2021 su comunidad ya había rechazado el término “yanacona” (traidor) con el que eran descritos por grupos radicales en panfletos dejados tras los atentados. El origen estas disputas era una toma realizada en 2018 en el fundo Choque, que zanjaron vía negociación. “Para nosotros, lo importante siempre es nuestro territorio ancestral, pues es lo que define nuestras raíces como mapuche, y por el cual ya hay un acuerdo para su traspaso definitivo a nuestras comunidades con el actual titular del Fundo Choque, CMPC”, dijeron en abril de este año.
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Esa posición profundizó la distancia de su comunidad con los grupos radicales armados que afirman que la única vía aceptable de entrega de tierras son las tomas, muchas veces violentas, que denominan “control territorial”.
Catril había vuelto a trabajar estos días tras presentar una licencia. Santos dijo que fue por “un resfrío común”. Su regreso habría ocurrido en los mismos días en que el gobierno anunció que se decretaría un estado de excepción constitucional “acotado” a las carreteras en las provincias de Arauco y Biobío y en toda la región de La Araucanía, para enfrentar la violencia en la zona. Éste se decretó el martes 17.
Este martes 24, Catril y uno de sus hijos abordaron el bus blanco que los llevaría a una de las faenas. Iban “25 personas, hombres y mujeres”, dijo Reinao, muchos pertenecientes a comunidades mapuche de la zona.
Cerca de las 9 am, el bus fue emboscado en un camino rural a la altura del cruce Santo Domingo, cerca del límite entre Lumaco y Tirúa. Los tiradores dispararon a los vidrios, aparentemente, a matar. Uno de los tiros impactó a Catril en la cabeza. Otros 2 trabajadores también quedaron heridos, pero sin riesgo vital, informó la fiscalía.
Catril fue evacuado en helicóptero al Hospital Regional de Temuco, donde a las 10:28 am lo operaron de urgencia. A la 1.20 pm fue derivado a la Unidad de Cuidados Intensivos, con riesgo vital. Casi 3 horas después, a las 16.08, se anunció su muerte.
La noticia agravó la crisis en La Moneda, que durante la mañana, tras el atentado, ya había enfrentado críticas por la ineficacia para prevenir el ataque del estado de emergencia acotado, que permite un despliegue de las Fuerzas Armadas restringido a las rutas.
“Nuevamente la violencia ha cobrado una víctima. Lo dije esta mañana y lo reafirmo ahora: No vamos a tolerar que la violencia se imponga como método de resolución de conflictos ni que ese sea el rumbo del país”, escribió el Presidente Boric en su cuenta de Twitter.
Hasta este martes por la noche ninguna agrupación había reivindicado el ataque. Durante la mañana la CAM emitió una declaración asegurando no tener vinculación con el atentado. La Corporación de Profesionales Mapuche Enama, cercana a Chile Vamos, afirmó que “todo movimiento o grupo que dice defender los intereses del pueblo mapuche pero que agrede a su propia gente, pierde toda legitimidad moral”. El dirigente Santos Reinao, dijo: “El Estado no puede seguir esperando que esto siga ocurriendo, cuando se están muriendo mapuches. No puede seguir diciendo que las cosas se están haciendo bien”.