Coppo y pago de Azul Azul que puso fin a deuda histórica de la U: "No le da más poder al directorio"
−¿Qué hay detrás del pago de Azul Azul a la deuda total del club con el Fisco?
−El contrato de concesión está asociado al pago de la deuda tributaria y a un plazo, que no podía ser inferior a 30 años, y lo que señala el contrato es que la concesión se mantiene vigente mientras no se haya pagado la deuda, sin embargo, si cumplidos los 30 años, la deuda se paga íntegramente, el plazo de la concesión se renueva automáticamente por 15 años más. Y eso es lo que ocurrió.
La deuda ya se había condonado en una proporción, y otra parte se debía pagar en cuotas y esas eran las cuotas que se pagaban periódicamente, y ahora Azul Azul prepagó. Ahora, esto pudo hacerse ahora o en un tiempo más.
−¿En qué consiste?
−Esta deuda con la Tesorería y otras más que se pagaron, y se van a pagar, se efectuará con los fondos obtenidos de la emisión de bonos, y quienes invirtieron en ellos son varias sociedades. Entre ellos, una sociedad relacionada a Sartor y la UNAB (Universidad Nacional Andrés Bello). Las razones de por qué la UNAB tiene interés en esto, no las conozco, pudieron haber estimado que era una buena inversión simplemente.
−¿Y por qué ahora?
Tiene que ver con una estrategia de equilibrar las finanzas y tener una estructura de pasivos más inteligente. Y eso Sartor, mayor controlador del paquete accionario, lo estudió bien y estimó que prepagar esta deuda era más eficiente y conveniente que seguir pagándola año a año.
−Sartor extendió así la concesión de 2036 a 2052. ¿Crees que este fondo de inversión está realmente interesado en continuar durante los próximos 29 años?
−Habrá que preguntarle a Sartor. Lo que sí, a medida que se acercaba el plazo del fin de la concesión, existían más posibilidades de que hubieren menos interesados en ser accionistas de la sociedad anónima y a la vez menos interesados en invertir.
Ahora existe un incentivo no solo para que haya más compradores de las acciones que pertenecen a Sartor, independiente de que Sartor quiera vender, también existe incentivo para Sartor de permanecer como accionista mayoritario porque tiene más años para recuperar su inversión. De cierto modo se revaloriza su inversión y se pueden hacer planes a largo plazo, como la construcción del estadio.
−Después de integrar durante seis años el directorio de Azul Azul, conociendo su interna y distintas administraciones. ¿Cuáles son tus expectativas de Sartor?
Todo depende de los éxitos deportivos, que evidentemente traen mejores resultados financieros. Un club de fútbol deportivamente fracasado probablemente fracase financieramente y Sartor no está para eso. Ahora, teniendo aun éxitos y equilibrando finanzas, va a llegar un momento en que Sartor se va a ir. Su objetivo no es comprar un club por amor y hacerlo más grande, sino un fin mucho más utilitario en cuanto a lo financiero. Su negocio es comprar empresas, revalorizarlas y venderlas
−La U pasa a ser la primera institución en saldar su deuda con el Estado. ¿En qué posición queda Azul Azul luego de saldar ese déficit?
−Queda en una posición de mayor certeza respecto de los plazos de duración de la concesión, pero no le da más poder al directorio en ningún caso. Este contrato es una relación que existe entre la Corfuch (Corporación de Fútbol de la Universidad de Chile) en quiebra y Azul Azul, a la Universidad esto no le afecta en nada.
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−Pareciera entonces que Azul Azul comienza el 2023 de manera acertada. ¿Hay factores negativos?
−Desde un punto de vista hay cosas positivas, y desde otro negativas. Una de las cosas más negativas, al extenderse la concesión, es que la Corfuch no puede volver a tomar la administración del club. La Universidad mantiene su posición regulada por el convenio de autorización de uso de distintivos y nombres y si quiere ponerle término, debe hacerlo en virtud de un incumplimiento de contrato de parte de Azul Azul.
Es posible afirmar que existen ciertas actividades en que se usa el nombre de la Universidad en las cuales Azul Azul se ha excedido, pero hay que configurar ese incumplimiento al convenio que dice que Azul Azul tiene que pagar un royalty a la Universidad y usar el nombre para el fútbol profesional y actividades conexas. Y la única manera de reprochar la relación sería demostrar que se infringen esos términos o los valores de la Universidad. El uso de su nombre se debe hacer conforme a ellos.
Cuando se habla de infracciones a los valores de la universidad pareciera que las advertencias no fueron escuchadas por Azul Azul. ¿Cómo presiona la universidad?
−Se pueden dar ejemplos más concretos, como el vínculo contractual con una casa de apuestas y la emisión de una tarjeta bancaria con el nombre de la Universidad de Chile, que no tienen que ver con el fútbol profesional ni sus actividades conexas. Si se estima que no, habría que convencer al tribunal que se usa el nombre de la Universidad para una actividad que no corresponde.
Estos ejemplos son mucho más tangibles que la infracción a los principios y valores, como por ejemplo la contratación de Mauricio Etcheverry, a la cual nos opusimos porque no fuimos consultados, no se nos explicó cuáles iban a ser sus funciones ni acuerdos de remuneración y porque iba en contra de los valores de la Universidad contratar a la mano derecha de Sergio Jadue, expresidente de la ANFP que sigue siendo investigado por lavado de activos.
−El 29 de diciembre, en la carta en que anuncia su renuncia como directora de Azul Azul, habla de un “manejo deficiente” de parte del presidente, Michael Clark.
Evidentemente existe una serie de decisiones que son adoptadas por el presidente [Michael Clark] y un sector de los ejecutivos, que son materias que debiesen discutirse en una reunión de directorio. Al ser Azul Azul una sociedad anónimas abierta, que se rige por la Ley 18.046 de Sociedades Anónimas, el gobierno de la sociedad corresponde al directorio. El directorio puede delegar la ejecución de decisiones en un gerente, pero es el directorio el que debe tomar las direcciones. Entonces, cuando el directorio deja de tomar las decisiones y las toma otras personas, se está infringiendo la Ley.
−¿Qué puedes decir del rol de la exministra Cecilia Pérez en la U?
−Ella fue elegida vicepresidenta con cuatro votos en contra y una abstención y ha hecho uso de su cargo, lo que está muy bien. No había visto a vicepresidentes tan involucrados en el día a día como ella. Cecilia sabe todo lo que pasa, incluso antes que otros directores. Su rol ha sido ascendente evidentemente.
Michael Clark se apoya mucho en ella, porque en el directorio no tiene apoyo en el sentido de tener personas que cuestionen sus decisiones y proposiciones. En particular los directores nombrados por Sartor lo siguen y siempre están de acuerdo. Eso no es ayuda verdadera. Yo creo que las decisiones no las toma él [Clark], las toma un directorio paralelo que existe y que es un directorio conformado por Sartor. Clark no actúa solo.
¿Su renuncia al directorio de Azul Azul podría traducirse en un fortalecimiento de la administración de Michael Clark?
−También se pueden hacer por la U muchas cosas desde afuera. Es una reflexión que hice antes de decidir renunciar, y que esta no se viese como una suerte de renuncia a la lucha, a pedir que no se tomen decisiones sin debate. Pero bueno, la Universidad de Chile es una institución y deberá redestinar a alguien que haga la misma labor. No hay nadie irremplazable y es seguro que el nuevo director lo hará muy bien. Mucho mejor.