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Lo que quizás no sabías de la barba

Lo que quizás no sabías de la barba
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¿Cuáles son las barbas más famosas del mundo? ¿Sabes por qué las faraonas llevaban barbas de metal en Egipto? Y más datos interesantes.

Atractivo sexual

El atractivo de una barba y la popularidad de las barbas son inversamente proporcionales.

Cuando no están de moda, se vuelven significativamente más atractivas.

Esto puede deberse a que los individuos con apariencia rara o novedosa son preferidos para efectos de reproducción.

Esto es verdad no sólo en caso de los humanos, sino también en especies como las olominas, un tipo de pez que, lógicamente, no tiene barba.

Es una forma de preservar la diversidad dentro de una población.

Nosotros alcanzamos un "tope barbudo" en 2014, según un grupo de científicos australianos, así que es probable que este adorno facial comience a perder popularidad.

También se ha establecido que las barbas son más populares cuando hay más hombres disponibles que mujeres.

Barbas en guerra

Alejandro Magno prohibió las barbas en su ejército, que antes habían sido muy populares.

La medida la tomó después que sus tropas perdieron varias batallas contra los persas porque estos les agarraban la barba, los hacían caer de sus cabellos, los capturaban o los degollaban.

Muchos ejércitos modernos prohíben el vello facial a menos que el soldado obtenga permiso expreso.

Esto incluye Finlandia, Irlanda, México, Noruega y Estados Unidos.

Las razones por las que se puede pedir este permiso incluyen la religión, acné o ser asignado a una misión en Afganistán y otros países musulmanes, para mejorar las relaciones con la población local.

La prohibición se basa en razones prácticas, como que estorban cuando se usa una máscara antigua, o simplemente estética.

Mujeres barbudas

Es cierto que muchas faraonas usaron barbas falsas, pero el objetivo no era imitar al hombre, como se cree comúnmente.

Los faraones se afeitaban cuidadosamente y llevaban barbas de metal para imitar al dios egipcio de la muerte, Osiris.

Estas barbas falsas iban pasando de gobernante en gobernante, así que cuando una mujer ascendía al trono llevaba la barba para continuar la tradición.

También en el mundo antiguo, en Grecia, las jóvenes novias de Argos se pegaban falsas barbas a la barbilla en su noche de bodas para no parecer inferiores a sus esposos.

Santa Wilgefortis (o santa Librada) es la santa patrona de las esposas abusadas, y su apariencia física es notoria por su larga barba.

Cuenta la historia que fue entregada como esposa a un rey pagano por su padre.

La santa oró para que Dios la hiciera fea, a cambio de lo que ofreció un voto de castidad.

Sus oraciones fueron escuchadas. Le salió una barba que impidió el matrimonio no deseado.

Furioso, su padre la crucificó.

Muchas imágenes de la santa eran originalmente de Jesucristo sacrificado, recicladas con la adición de senos y ropa de mujer.

Barbas famosas

Vladimir Ilyich Lenin era partidario de la barba estilo Van Dyke, que debe su nombre al famoso pintor holandés del siglo XVII. Pero tuvo que rasurársela para poder entrar al país desde Finlandia sin que lo reconocieran para liderar la Revolución de Octubre de 1917. Según un rumor, fue Stalin quien se la afeitó. Lenin no permitió que nadie lo fotografiara hasta 1918, cuando sintió que su imagen había recuperado su valor propagandístico.

Fidel Castro se dejó crecer la barba por razones prácticas cuando acampaba en las montañas cubanas con su ejército rebelde. Pero cuando la gente comenzó a llamarlos "Los Barbudos" se dio cuenta de su poder. "Nos dejamos la barba para preservar el simbolismo de la Revolución", escribió en su autobiografía. Esto llevó a la CIA a concebir un plan en los años 60 para ponerle sal de talio en los zapatos: "un depilatorio potente que causaría que su barba, las cejas y el vello púbico se le cayera, como un Sansón".

Charles Darwin se dejó crecer la barba después de los 50 años. Sufría de un eczema terrible, que se ponía peor cuando se afeitaba.

Abraham Lincoln sólo usó barba durante los últimos cinco años de su vida. Pero su decisión de adoptarla le dio un estatus icónico: muchos todavía hablan de la "barba a lo Lincoln". Antes que él, ningún presidente estadounidense se la había dejado crecer. Después de él y hasta que William Howard Taft asumió la presidencia (en 1913) todos llevaron barba o bigote, con la excepción de Andrew Johnson y William McKinley.

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