El "beefalo", el híbrido de vaca y búfalo que amenaza al Gran Cañón
Una extraña criatura híbrida, resultado de un intento fallido a comienzos del siglo XX de criar una raza mitad res mitad búfalo, está causando estragos en el Gran Cañón del Colorado, en el suroeste de Estados Unidos.
Bautizado "beefalo", el comportamiento destructivo de este animal -que antaño fue dejado libertad- está resultando un dolor de cabeza tanto para los ambientalistas como para los grupos indígenas que quieren eliminarlo.
Además despiertan tanta curiosidad en la gente que algunos turistas ponen su vida en riesgo con tal de echarles un vistazo.
¿Cómo se resuelve este problema? Se estima que en la zona de la reserva natural llamada North Rim hay unos 600 animales sueltos.
Esta bestia sedienta puede consumir hasta 45 litros de agua por día, lo que significa que una manada puede secar un pozo en poco tiempo.
Y éste no es el único daño ambiental que provocan. Defecan también en las fuentes de agua y su peso compacta la tierra. Su apetito voraz y su predilección por los baños de polvo dejan el suelo vacío.
Mientras prosperan, otros animales se ven forzados a abandonar el lugar y el ecosistema pierde su equilibrio natural, dicen los ambientalistas. Los insectos y las plantas exóticas también se ven afectados junto con el hábitat.
Siete lagos para todos
Hay en total, probablemente, siete lagos como éste en el parque y en las zonas aledañas. Si se vacían, las otras especies se verán afectadas
Martha Hahn, manager de recursos naturales del Parque nacional del Gran Cañón
Martha Hahn, manager de recursos naturales del Parque Nacional del Gran Cañón, llevó a la BBC a visitar uno de los lagos donde el daño es evidente.
"Entre 200 y 300 bisontes usan este recurso de agua y pueden acabar con él muy rápidamente", dice.
"El 80% de nuestras plantas y otras especies dependen de recursos hídricos muy limitados. Hay en total probablemente siete lagos como éste en el parque y en las zonas aledañas. Si se vacían, las otras especies se verán afectadas", explica.
Tom Sisk, de la Universidad del Norte de Arizona, cercó la mitad del área de pastoreo para estudiar los efectos, pero los "beefalos" destruyeron la valla.
Puede que 600 no parezcan muchos si tomamos en cuenta lo gigantesco que es el Gran Cañón, pero el impacto de esta manada se centra en las áreas más sensibles.
Además, han destruido ruinas de piedra de este lugar considerado el hogar espiritual de muchos grupos indígenas.
Cada vez son más
Cuando salimos de excursión en su búsqueda encontramos a cientos cerca de la entrada del parque, al lado de la carretera. "Es increíble. Francamente nunca vi a tantos juntos en todos los años que he trabajado aquí", nos dijo Sisk.
"Unos pocos años atrás se escribían historias del 'bisonte' fantasma del Gran Cañón. Salían a buscarlos durante días. Veían su impacto pero nunca al animal. Lo que estamos viendo ahora es un aumento dramático de su población".
Muchos turistas se detienen a tomar fotografías y algunos toman más riesgos que otros.
"Ocurre en promedio un accidente por día", señala Hahn. "Si un auto se interpone entre un ternero y su madre, ésta arremete contra el auto".
Un engendro sin éxito
Fue un hombre llamado Charles "Buffalo" Jones quien comenzó a criar estos animales en 1906. En esa época, la población de búfalos -un animal icónico- era reducida y él la cruzó con vacas domésticas para producir un animal fuerte, que pudiese comercializarse.
Cuando abandonó la idea, los animales quedaron a cargo de los propietarios del rancho y se entregaron licencias de caza limitadas para controlar la población.
Sin embargo, cuando ingresaron al Parque Nacional, donde está prohibida la caza y no existen depredadores naturales, aumentaron en número a razón de un 50% al año.
Los animales se aventuran fuera del parque cuando no es temporada de caza, y Hahn cree que han aprendido a determinar cuándo comienza y cuando termina.
Las autoridades han estado consultando sobre cuál es la mejor manera de lidiar con estos animales. Mientras que algunos cazadores estarían felices con la idea de darle caza al beefalo, muchos grupos indígenas se oponen a que se le dé muerte por deporte.
Las opciones incluyen métodos letales y no letales como acorralarlos o suministrarles anticonceptivos. Pero hasta la fecha, ninguna de las iniciativas ha dado resultados.
Se ha sugerido que las tribus que han vivido tradicionalmente con los bisontes se queden con los animales ya que forman parte de su tradición cultural.
De todas maneras, ninguna medida se pondrá en práctica hasta el año próximo.