Matías Lira reconoce estar cansado. Fueron tres años los que necesitó para dar vida a El Bosque de Karadima, la película que se basa en las denuncias de abusos en contra del sacerdote chileno Fernando Karadima y que ayer mostró sus primeras imágenes al público. En esos años, debió pelear por locaciones, entrevistar a más de 50 personas para reconstruir la historia, hacer oídos sordos a la crítica e innovar en fórmulas para conseguir financiamiento. Hoy, el director piensa que el esfuerzo valió la pena, porque será algo que quedará plasmado en la historia nacional.
Soy católico. Para mí la iglesia es algo que ayuda a nuestra sociedad. El 99% de la iglesia quiere que sí se muestre.
“Todo lo que pase después no me importa. Sólo quiero dejar un registro de algo que pasó en nuestro país en determinado momento y que eso se mantenga en el tiempo”, sentencia Lira en conversación con t13.cl
Ha repetido en reiteradas veces que la cinta protagonizada por Luis Gnecco y Benjamín Vicuña que se estrenará comercialmente en abril no es un ataque contra la iglesia chilena. Es más, admite ser católico y que tiene la mejor impresión de esta institución: “Para mí la iglesia es algo que ayuda a nuestra sociedad, pero un hecho puntual contamina todo. El 99% de la iglesia quiere que sí se muestre”, dice a t13.cl.
En ese sentido, ¿de dónde nace la motivación por contar esta historia? “Siempre me llamó la atención el abuso de poder. Desmedido, siempre causará perjuicio. Como comunidad debemos tener la fortaleza de no dejarnos llevar, desde sectas a abusos políticos. Hay que ser firme. Chile está viviendo un proceso de tomar conciencia. Hay un empoderamiento de la sociedad por tratar de destapar las cosas", asegura. Lira es uno de ellos.
Reconstruyendo la historia
Una de las primeras trabas para dar vida al filme fue el reconstruir la historia original. La principal fuente de información fueron los expedientes, más entrevistas a cerca de 50 personas cercanas a la Iglesia El Bosque, donde el sacerdote ejerció como párroco y se convirtió en líder de la institución más poderosa de la clase alta chilena, llegando a ser considerado "un santo en vida" entre los años 80 y los 2000.
Hubo que reportear la historia original para contarla de manera audiovisual. Había y hay gente que quiere mucho a Karadima.
“Hubo que reportear la historia original para contarla de manera audiovisual. Había y hay gente que quiere mucho a Karadima. Uno debe ir entendiendo cómo funciona la cosa para hacer una película que sea objetiva y que la gente entienda”. En esa línea, agrega que le “chocó mucho lo que le pasó a las víctimas, pero más el que la sociedad no se hiciera cargo a tiempo. Y que no haya un solo culpable. Son muchos”, comenta el director.
Las trabas para filmar
Otro de los problemas fue dar con los lugares de filmación. El director sentencia que éstos son “confidenciales”, ya que las personas que le ayudaron a conseguir los permisos correspondientes no quieren ser mencionadas en los créditos: “Debo reconocer que gente de adentro de la iglesia me ayudó”, confiesa. Y agrega: “Tuve dificultades, las locaciones que teníamos listas para empezar a grabar nos las quitaban, lo que era perjudicial porque teníamos todo armado”.
Debo reconocer que gente de adentro de la iglesia me ayudó.
La ayuda no solo vino desde la misma iglesia. Un Fondart, un proyecto Corfo, aportes extranjeros y privados permitieron que la película pudiera, tras tres años de tomas y cambio de guiones, agendar fecha de estreno, la finalmente está programada para abril de este año.
Cómo llegó a Vicuña y Gnecco
No hubo ningún proceso de casting para los papeles principales de Vicuña y Gnecco. Siempre estuvo en su cabeza quiénes trabajarían en este filme, el mismo que algunos ya postulan como lo más esperado del 2015. Sobre todo, porque es un proyecto que estuvo mucho tiempo tratando de ver la luz.
“Desde el momento que empezamos a desarrollar el guión tenía en la cabeza quiénes quería que interpretaran los papeles por la trayectoria”, sentencia. Fue algo similar con el guión, el que estuvo a cargo de Elisa Eliash, Álvaro Díaz, Alicia Scherson, donde “cada uno aportó desde donde está su mayor potencial”.
Siempre que nos saludaba (Karadima) nos tocaba los genitales, era un juego, nosotros lo llamábamos swing swing.
Las primeras imágenes
En los téasers que fueron revelados ayer se puede conocer tres testimonios de las víctimas. El primero es de un joven aspirante a sacerdote que realiza una de las confesiones más potentes:
"Siempre que nos saludaba nos tocaba los genitales, era un juego, nosotros lo llamábamos swing swing. Hay una expresión que él siempre ocupaba que era cueto y ese se ocupaba siempre con todo lo que tenía que ver con algo sexual. Y así uno como que uno va perdiendo el criterio, al final no sabes qué es lo que es bueno y qué es lo que es malo".