Muchos emprendedores ya están comenzando a planificar su 2023, un año que se pronostica desafiante en múltiples aspectos para las pymes, y es clave estar preparado, sobre todo en términos de presupuesto, para hacer frente a ciertas dificultades.
“Los factores que afectan al momento de elaborar un presupuesto suelen ser propios de cada negocio y muchas veces de cada industria. Adicionalmente, los altos niveles de inflación obligan a considerar esta variable al momento de presupuestar, lo que resulta difícil, debido a la incertidumbre respecto a su evolución durante el 2023”, sostiene Gabriel Vergara, CEO de Smart CFO, empresa especialista en asesoría financiera, tributaria y administrativa de pymes.
Por lo mismo, Vergara admite que una de las recomendaciones más importantes será trabajar presupuestos flexibles, que permitan ir modificando las variables en la medida que va pasando el tiempo y la información se vuelve conocida. Para realizarlo entrega cuatro consejos fundamentales:
- Preparar tres presupuestos distintos en base a tres posibles escenarios, evitando el clásico “pesimista-optimista-normal”, sino más bien centrándose en las distintas alternativas y planes de acción, en función de los posibles escenarios propios de cada negocio.
- Presupuestar las necesidades de caja y buscar anticipadamente fuentes de financiamiento que permitan navegar de un escenario a otro, en función de la evolución real del negocio.
- Ser conservador en las ventas: no usar el 2021 como referencia producto de la pandemia, y prever bajas en los márgenes.
- Lo recomendable en cuanto al formato del presupuesto es basarse en el clásico estado de resultados pero, al mismo tiempo, presupuestando los flujos de caja futuros de los escenarios, vinculando la gestión con la operación financiera. “Al final del día, lo que queremos es evitar caer en problemas de falta de caja (dinero), o anticiparnos a ellos, por lo que presupuestar el flujo de caja es lo más importante”, concluye el profesional.