Requerido para hacer una revisión de la encuesta CEP publicada este jueves, Ascanio Cavallo opta una y otra vez por no entrar al análisis de fondo. Asegura que el escenario es muy "líquido" y que estamos con "los ojos vendados" a la hora de pronosticar el escenario político en un año plagado de elecciones.
El periodista y analista político sí se detiene a la hora de describir el factor que, a su juicio, tiene un rol preponderante para entender la tensión por la que atraviesa el sistema político chileno. Cavallo es tajante: el encierro provocado por la pandemia del coronavirus, las cuarentenas, han tenido un efecto político decisivo. Un análisis que lo lleva a la conclusión de que la postergación de las elecciones de abril es un "un error político de magnitudes históricas".
"Creo que las encuestas en este momento están bastante líquidas, poco desorientadas, porque estamos actuando un poco con los ojos vendados, no sabemos muy bien que pasa con los candidatos, cuáles son sus programas. El estado de encierro ha sido muy, muy adverso para esto. Así que yo no les atribuyo mucha importancia todavía. No digo que no la tengan, pero falta un poquito más de desarrollo. Tenemos diez elecciones por delante además", asegura Cavallo en entrevista con T13.
–Esa liquidez, ¿quizás tiene que ver con la contingencia del tercer retiro de fondos de pensiones? En el caso de Pamela Jiles, quien lidera el ránking de evaluación positiva en la encuesta CEP, quienes más la valoran son principalmente jóvenes, pero también tiene un respaldo alto en la centroderecha.
– No me quiero referir a personas porque esa es la parte más arbitraria de la encuesta. Pero cuando le pides a la gente definición política, la mayor parte se define de centro. Lo cuál no significa que vote por los partidos de centro. Significa que tiene una posición moderada, tiene elementos de ambos polos. Pero los que nos tiene polarizados es la pandemia. La poralización tiene muchos orígenes, pero lo que la ha extremado, lo que la ha llevado al estado de tensión que hoy existe es esta situación de encierro y de cuarentena. Cuando se escriba la historia se va a determinar que la dictadura médica que estamos viviendo es una causante importante de la polarización que estamos viviendo. En vez de estar hablando de encuestas, si se hubiera hecho las elecciones de abril, habríamos estado hablando de personas elegidas. El retraso de las elecciones de abril ha sido un error político de magnitudes históricas.
– ¿Qué análisis hace del posicionamiento de Yasna Provoste, por arriba de todas las cartas presidenciales de la centroizquierda?
– Lo que es obvio es que todos los gallineros están por revolverse hoy o pueden ser revueltos con mucha facilidad. En este caso concreto se trata de una persona que representa uno de los poderes del Estado, está en la línea de sucesión presidencial, nada menos y yo creo que en el caso de ella está muy consciente de ese papel, y por lo tanto está muy asociada a las iniciativas legislativas o de cualquier tipo que se negocian con el gobierno. Todo esto va a depender de la finura, de la percepción que tengan las personas tengan de lo que el país necesita para los próximos meses y años. Tenemos un periodo de turbulencias muy muy intenso, que dura por lo menos hasta el año 22 o 23, derivado de las elecciones y la nueva constitución. Ya eso es suficiente. Ponerle más encima cargas de otro tipo, como las sanitarias o económicas es dinámita. Como dijo alguien que esuché hoy estamos al borde de un volcán y hay que actuar en consecuencia con eso, aunque cada uno tiene su estilo, sus tácticas y sus técnicas también.
– ¿Ese 40% que se declara de centro confirma, de cierta manera, la tesis de una elite polarizada, que no tiene reflejo en la sociedad?
– No, yo creo que la elite traduce una polarización que está presente en el país. Eso no significa necesariamente que la gente vaya a votar en forma polarizada. Frente al voto las cosas cambian, hay decisiones más responsables. Lo mismo ocurre cuando se le pregunta en la encuesta. En este país desde los años 50, cuando se empezó a hacer encuestas, la gente se ha definido de centro en una mayoría, y hemos tenido dos minorías importantes a la derecha y a la izquierda. Creo que eso se mantiene más o menos igual, pero cuando le agregas ese componente de crisis, de parálisis laboral y económica, el centro pasa a significar otra cosa, izquierda o derecha también. Lo más importante es pasar por encima de esta pandemia, que está ahogando al sistema político.
– ¿Cómo es ese grupo de gente que históricamente se declara de centro?
– En general es un voto moderado, que tiene a su costado un 15 o 20% declaradamente de derecha y un 15 o 20 por ciento declaradamente de izquierda. Queda un 20% libre que siempre ha votado por candidatos alternativos. Desde el 90 con Fra Fra Errázuriz, cada elección ha tenido un porcentaje de electores que se puede ir a cualquier lado, porque son como apostadores. Ese 20 a veces se suma a ese 40 que hablábamos del centro y constituyen la mayoría, pero no tiene un nombre, ni de un partido ni de una persona ni de un político. Es un NN ese centro.
– ¿Y eso se refleja en el 40% que aparece en la encuesta?
– Siempre ha sido predominio de mujeres, clase media y media alta, con un grado de educación alto, urbano. Ese es más o menos la definición gruesa que se puede hacer. Es como el chileno medio.
– ¿Se puede decir entonces que predomina una posición moderada?
– Yo creo que cuando tú haces el proceso de encarar a dos personas que están en posiciones polarizadas, lo que empieza a ocurrir es que se empiezan a acercar posiciones hacia la moderación de ambos. Eso es lo que ocurría por ejemplo en los cabildos constitucionales en la época de la Presidenta Bachelet. Cuando tú veías esos cabildos veías siempre dos personas que estaban en posiciones súper encontradas, pero el grupo las iba llevando luego hacia el centro. Ese es el proceso que está asesinando el manejo de la pandemia, ese proceso de diálogo, de aproximación. Nos tiene a todos encerrados, distantes, es una cuestión que definitivamente no puede seguir.
– ¿Esa es la dictadura sanitaria que dice usted? ¿Está generando una polarización en lo político? ¿Por qué?
– Absolutamente. El aplazamiento de las elecciones dio el espacio para que salieran las posiciones más radicales y la ansiedad por mostrar proyectos más visibles y cosas más visibles de cara a las elecciones. Muchos de los parlamentarios que votaron como lo hicieron no lo habrían hecho si hubieran tenido resultados electorales a la vista. El estado de anomia de la sociedad, político, económico y social, es tan grande, que necesitamos urgentemente elecciones. Necesitamos elecciones para saber dónde estamos.
– ¿No habrían votado a favor de un tercer retiro, por ejemplo?
– No lo sé, no puedo decir que hubieran estado en contra o a favor de algo, pero tendríamos una idea de cuánto pesa cada cuál, y de qué importancia tienen. Esa opción por una decisión totalmente entregada a los médicos, sin ningún componente político, llevó a este error monstruoso, monstruoso, de aplazar las elecciones.
– ¿Cómo ve la aprobación del Presidente con un solo dígito?
– La figura presidencial está empezando a empatar a los partidos y a los parlamentarios, que son los que tienen las evaluaciones más bajas siempre. Es bien lamentable. Creo que eso da cuenta de que estamos con un sistema político totalmente destrozado, con ciertos bordes anárquicos, y por eso digo, para reinstitucionalizar parte -porque no lo vamos a hacer con puros sistemas electorales-, por lo menos para dar un parche institucional, necesitamos elecciones. Esto es lo que no comprenden las autoridades sanitarias, que han actuado en una forma totalmente avasalladora, creo yo.
– Se habla de un Presidente solo, de una figura presidencial que prácticamente no tiene ningún peso....
– La institución presidencial va a permanecer, tenemos elecciones presidenciales este año. No creo que la nueva Constitución modifique la figura presidencial. Otra cosa es que sus atribuciones puedan ser distintas. Pero efectivamente el Presidente fue abandonado por su coalición hace ya bastante tiempo, que no le tiene ninguna lealtad, no se siente que le deba nada, y por lo tanto el Presidente está solo. Lo que pasó esta semana es que esa soledad se agravó porque se puso institucional con el fallo del Tribunal Constitucional. Y por eso estamos en un estado de virtual anarquía.
– ¿Cree que estamos en un estado anárquico?
– No, porque funcionan las instituciones gruesamente, pero obviamente está todo el mundo paralizado, es como si todos tuvieran las pistolas apuntadas unos contra otros, digamos. Y eso no puede ser bueno para el país. No puede ser bueno para el país que el Congreso pase por encima de la Constitución ni que el Presidente no le haga ningún caso al Congreso… O sea, es una situación anormal, completamente.
– Si tuviese que decir lo mas relevante que dejó esta CEP, ¿qué sería?
– Las elecciones. Perdona que sea majadero pero las elecciones lo son todo. Es que sin elecciones no sabemos qué representa cada quien…
– Pero de la encuesta misma…
– Es que las encuestas están… No las personas que las hacen, por supuesto, pero la gente está muy desorientada. Estas encuestas que se tienen que hacer con métodos distintos ya son difíciles verdad. Todo encuestólogo sabe que la mejor manera es siempre tener el diálogo directo con las personas y eso hoy día es imposible. No es que no les podamos creer a las encuestas, es que están dando el retrato, la foto, de un país deforme.
– O sea, las elecciones van a ser la real foto.
– Claro. Y las primeras van a ser solo una parte, las de mayo, y otra parte la va a completar las que tenemos en noviembre. Y la otra la vamos a completar cuando la asamblea constituyente haga su trabajo. Por eso, ese proceso debía haber comenzado ya. Y fue paralizado por una decisión que yo considero un error de proporciones históricas.