Wayne Rooney llegó a tocar fondo por sus problemas con el alcohol.
El exfutbolista inglés reveló que llegó a temer por su vida o incluso por hacerle daño a alguien, cuando pasó una época de consumo compulsivo de bebidas alcohólicas.
En conversación con la BBC antes del lanzamiento de un nuevo documental sobre su vida, explicó que se vio arrastrado por la bebida, así como por los problemas mentales que tuvo en una etapa muy oscura.
Cuando se le preguntó cuál fue su mayor temor en esos momentos, respondió: "Probablemente la muerte".
"Podía conducir bajo los efectos del alcohol, lo cual hice, podría haber matado a alguien, podría haberme matado a mí mismo".
"Sabía que necesitaba ayuda para salvarme pero también para salvar a mi familia".
Rooney también reveló que sentía que como jugador tenía que mantener en secreto muchos de sus problemas.
"Hace 10 o 15 años, no podía entrar en el vestidor y decir 'Estoy luchando contra el alcohol, tengo problemas de salud mental'. No podía hacer eso".
El documental sobre Rooney se estrenará en la plataforma Amazon Prime Video y expondrá la vida del jugador desde la infancia hasta el comienzo de su carrera gerencial.
BBC Sport comparte algunos momentos clave del documental.
Peleas y bebidas de adolescente
Rooney admite en una escena que "no era el chico más amable" cuando era adolescente. Habla abiertamente de cómo se involucró en mucha violencia.
"Solíamos ir a Southport [Inglaterra] y pelear mucho", dice en un momento, y agrega: "Regresé con el ojo cosido. Tenía unos 12 años".
Rooney también describe cómo iba a conciertos cuando era adolescente y se metía en problemas.
"Recuerdo que me rompieron la mandíbula en Manchester. Tenía unos 13 años".
En una escena, Rooney describe un incidente vergonzoso que ocurrió mientras estaba en la academia de fútbol del Everton.
"Hubo un día en que estaba cruzando la calle con una botella de sidra. Mi entrenador, Colin Harvey, se detuvo para dejarme cruzar. Al día siguiente, me paró en un entrenamiento y me dijo: 'Escucha, tienes el mayor talento que he visto en alguien de tu edad, no lo desperdicies'".
Su fantástico debut
A los 16 años, Rooney ya era un talento imparable con cuerpo de hombre. En el documental, habla sobre cómo era saber que era el mejor jugador de su formación.
El 19 de octubre de 2002 se presentó ante el resto del mundo.
Fue cinco días antes de su cumpleaños número 17 y el Everton jugaba contra el Arsenal. En ese momento tenía una racha de 30 partidos sin perder. Su equipo incluía nombres como Thierry Henry, Patrick Vieira, David Seaman y Sol Campbell.
Rooney recuerda la impresión de cuán enormes eran todos ellos. Sin embargo, el adolescente quería dejar una huella en el juego.
"Ese fue mi último partido teniendo 16 años. Me estaba atormentando a mí mismo pensando: 'Quiero anotar siendo un joven de 16 años'", revela Rooney.
Después de salir de la banca, dice que tuvo un pensamiento: "Si tengo la oportunidad, tiro desde cualquier lugar".
En el último minuto, Rooney vio que la oportunidad se abría frente a él. Sacó un disparo desde fuera del área que entró al ángulo y enloqueció al estadio Goodison Park.
El líder de la liga, el Arsenal, perdió su récord invicto y el narrador Clive Tyldesley dijo la frase que se hizo leyenda: "¡Recuerden el nombre, Wayne Rooney!".
Ser el mejor del mundo a los 18
Rooney fue el chico de oro de Inglaterra en la Eurocopa 2004 en Portugal, antes de que una fractura en el pie terminara con su participación, junto con la de Inglaterra, en los cuartos de final.
Con solo 18 años, en el partido inaugural, aterrorizó a Francia, con todo y Henry, Zinedine Zidane y Lilian Thuram.
"Sus defensas centrales tenían miedo de acercarse a mí", dice. "Podían ver físicamente que podía manejarme contra ellos".
En un momento, golpeó a Thuram, uno de los mejores defensores del mundo de entonces, con una falta que bien podría haberle costado una tarjeta roja.
"Simplemente lo golpeé directamente a él, en su mandíbula, y lo miré como si dijera: 'Ahora sabes quién soy'".
Francia ganó el partido 2-1, pero Henry admite que Inglaterra dejó tocado a su equipo y debió haber ganado el rival. "Lo mirabas y sabías que quería triunfar", dijo de Rooney.
"Recuerdo que pensé: 'Soy el mejor jugador del mundo'", reflexiona Rooney, y agrega: "Creo que en ese momento lo era".
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Las infidelidades
Tanto Rooney como su esposa Colleen hablan abiertamente sobre sus infidelidades bien documentadas.
"Me puse en un mal lugar", dice Rooney, "y cuando hay alcohol de por medio, tomas malas decisiones y tienes que sufrir las consecuencias. Pero no me quita nada de mi amor por Colleen".
Su esposa está de acuerdo en que el alcohol ha jugado un papel negativo en sus vidas. Dice que no es bueno que Rooney esté "sin supervisión".
Sin embargo, también explica cómo los dos se han sentado y tratado todos sus problemas juntos.
"Sé que la gente dice, '¿solo están juntos para sostener la unidad familiar?' Hay parte de eso, pero también todavía nos amamos. Con suerte, él ha aprendido y no se mete en esas situaciones horribles de nuevo".
Al hablar con la BBC sobre la importancia de su relación, Rooney agregó: "Tenemos una buena relación. Obviamente, también somos amigos. Hay un buen equilibrio en la relación, especialmente cómo somos ahora como padres con los cuatro hijos".
"Pudo habido momentos en que Colleen se hubiera ido. Pero nos amamos".
Cuando se le preguntó sobre su forma de beber ahora, Rooney respondió: "Está bien, realmente lo controlo. Tenía que hacerlo".
"Como dije, nunca fui alcohólico, era más un bebedor compulsivo. Si tenía dos días libres, literalmente bebía durante dos días y luego usaba gotas para los ojos, goma de mascar y enjuague bucal para ir a trabajar y correr alrededor de un campo y entrenar. No estaba dando la mejor versión de mí a mi club a veces".
"He hablado con personas. Me ayudaron. Si hay que sacar los sentimientos, lo he hecho. Porque los retienes y luego se acumulan".