450 mil preservativos, pero… ¿cuánto sexo hay entre los atletas olímpicos de Río 2016?
Casi medio millón de preservativos están al alcance de los atletas de Río 2016, una cifra enorme que sugiere que en las Olimpiadas, además del deporte, se practica mucho sexo.
De hecho, esa cantidad triplica el número de preservativos distribuidos en los Juegos de Londres 2012, que ya era considerado un récord olímpico.
Son 350 mil preservativos masculinos y 100 mil femeninos que el Comité Olímpico Internacional (COI) decidió distribuir gratuitamente entre atletas, entrenadores y otros miembros de las delegaciones.
El objetivo: promover sexo seguro en una ciudad donde, además de las enfermedades bien conocidas de transmisión sexual, existe el virus del zika, que puede transmitirse por esa vía.
Los preservativos fueron comprados con dinero público brasileño y, en promedio, habrá más de 40 disponibles por cada deportista, para apenas 19 días de competiciones.
Entonces, ¿tienen realmente tanto sexo los atletas olímpicos?
Un lugar especial
Los comentarios sobre encuentros afectivos de atletas suelen circular en los Juegos, dice Javier Conte, que compitió en el equipo argentino de vela en tres Olimpiadas y fue medalla de bronce en Sydney 2000.
“Uno escucha historias, más que vivirlas”, señala a BBC Mundo Conte, que está en Río para seguir las competencias aunque ya no como atleta.
Y lanza un cálculo: de los cerca de 11.500 deportistas que vinieron a Río, apenas ocho o diez irán a las finales de sus pruebas y tres obtendrán medallas. Eso significa que la gran mayoría tendrá “tiempo libre” para disfrutar.
Yémi Apithy, un esgrimista de Benín, habló explícitamente de lo que pensaba hacer después de terminar su competición el miércoles.
“Voy a conocer la playa de Copacabana, Lapa y a aprovechar los condones”, dijo el atleta de 27 años al diario brasileño O Globo.
Quizá para muchos deportistas de Río 2016 ni siquiera sea necesario moverse demasiado para encontrar una cita.
En la Villa Olímpica, cerca de 10 mil atletas jóvenes y musculosos conviven en un lugar apartado del bullicio de la ciudad y de los focos de las competencias, con espacios para socializar y decenas de máquinas instaladas para distribuir preservativos.
“Hasta ahora no lo vi, porque estamos muy concentradas. No sé, quizá cuando terminamos nuestros torneos algunos atletas salen y se divierten”, dice Debby Stam-Pilon, una jugadora del equipo de voleibol femenino de Holanda, a BBC Mundo.
Pero esta rubia de 32 años, alta y delgada, aclara que no será una de las que busque acción: “Soy madre, estoy casada, así que estoy tranquila”.
“La Villa es realmente genial, conoces a todos, todos están ahí”, señala Sara Tan, una atleta de 26 años del equipo de vela de Singapur. “Incluso tenistas profesionales, están todos en el comedor”.
Tan dice haber escuchado sobre la distribución de preservativos, pero sostiene que está demasiado concentrada en su primera competencia olímpica como para pensar en eso.
“Personalmente, no creo que esta vez”, confiesa.
¿Mucho mito?
Las aplicaciones de citas como Tinder son bastante utilizadas por atletas olímpicos de diferentes disciplinas, que incluso destacan en sus perfiles que están en Río o publican fotos personales en traje de baño.
“El fin de semana, los encuentros en la Villa Olímpica aumentaron un 129% y esperamos que esta tendencia continúe a lo largo de los Juegos”, sostiene Rosette Pambakian, portavoz de Tinder.
Pero varios atletas evitan utilizar las redes sociales durante las competencias.
“He apagado el móvil, así que ni idea”, dice Alicia Cebrián, una regatista española de 33 años y casada, que niega que el sexo sea un tema de conversación de su equipo en Río.
"Hay mucho sexo"
La noción de que los atletas buscan algo más que medallas en los Juegos Olímpicos está lejos de ser una novedad.
“Hay mucho sexo”, dijo la mediática guardameta estadounidense de fútbol femenino Hope Solo antes de las Olimpiadas de Londres 2012, en las que su selección repitió el oro que había ganado en Pekín 2008.
“Con una experiencia única en la vida, quieres construir recuerdos, ya sean sexuales, fiestas o en la cancha”, agregó entonces en declaraciones citadas por la cadena Espn. “He visto gente teniendo sexo al aire libre. En el césped, entre los edificios”.
"Estoy acá para la competición"
Pero, ¿eso favorece o perjudica el rendimiento deportivo? Un artículo publicado en junio por un grupo de investigadores en el sitio Frontiers in Physiology concluyó que se necesitan más estudios para saberlo, aunque la mayoría de los trabajos realizados parecen descartar que haya un impacto directo.
“No sé, tienes que hablar con el doctor. Todos dicen que para el hombre es muy malo y para la mujer muy bueno. Todos dicen eso, pero no sé”, señala a BBC Mundo el italiano Giovanni Guidetti, que a los 43 años es entrenador del equipo olímpico de voleibol femenino en Río.
Agrega que su equipo es muy profesional, que nunca tuvo un problema de comportamiento y que existe “mucho mito” sobre lo que pasa en la Villa Olímpica.
El artículo en Frontiers in Physiology indicó que la actividad sexual antes de una competición ha sido considerada una posible causa de la disminución del rendimiento desde la Antigua Grecia.
Pero en Río 2016, el entrenador del equipo griego de regata Gerasimos Orologas, de 33 años, sostiene que sus deportistas “son suficientemente maduros, así que no necesitan consejos”.
Además, explica que en su equipo todos tienen pareja estable y se alojan lejos de la Villa Olímpica.
“Quizás me pierdo algo”, dice con una sonrisa, “pero estoy acá para la competición”