Cuando los nadadores olímpicos se apoderaron de las piscinas de Río de Janeiro, los récords mundiales empezaron a romperse velozmente. En los primeros cuatro días de natación, seis récords se batieron. Ese fenómeno nunca sucede en la pista atlética. ¿Por qué no?
El primer record de natación en Río lo vimos cuando la húngara Katinka Hosszu recortó en dos segundos el mejor tiempo en los 400 metros de estilos individuales.
Después, las australianas rompieron el récord en el relevo libre de 4x100m y la sueca Sarah Sjostrom paró el cronómetro en un nuevo registro cuando nadó los 100 metros mariposa.
Y siguieron las nuevas marcas.
El británico Adam Peaty rompió el récord en los 100 metros pecho en dos oportunidades, en dos días, y Katie Ledecky fijó un nuevo récord en los 400 metros estilo libre.
Katie Ledecky se ha convertido en la reina de la piscina de Río.
El viernes, la estadounidense, de 19 años, conquistó su cuarto oro en la prueba de 800 metros estilo libre.
Este viernes venció con facilidad una prueba que dominó desde el principio y que venció con un récord mundial de 8:04.79, mejor que su anterior récord de 8:06.68 establecido en enero.
Hace cuatro años, en las Olimpiadas de Londres, pasó casi lo mismo.
Nueve récords mundiales se establecieron en la piscina, mientras que sólo dos se marcaron en las pistas de atletismo.
10% vs 40%
"Desde 1972, aproximadamente 10% de las competencias (olímpicas) de pista y campo terminaron en récords mundiales y si vemos lo que ha sucedido en la natación, encontramos que nos acercamos al 40%", señaló el entrenador de natación y bloguero canadiense Rick Madge.
Almaz Ayana destrozó el récord mundial femenino en la carrera de 10.000 metros de las Olimpiadas de Río 2016, con una diferencia de 14 segundos.
Un nuevo récord se acaba de establecer en los 10.000 metros femeninos en Río de la mano de la etíope Almaz Ayana, pero en general los corredores están batiendo nuevos récords a un ritmo más lento que como lo hicieron los corredores hace 40 años, indica Madge. Eso no es lo que está pasando en el ámbito de la natación.
"Desde 2000, alrededor de 6% de las competencias de pista y campo han tenido récords mundiales y las de natación han registrado aproximadamente 40% nuevas marcas".
Mientras los velocistas tienden a recortar una fracción de segundo del récord previo, los nadadores como Hosszu y Peaty los han bajado uno o dos segundos.
Desde 1912, el record mundial masculino de los 100 metros estilo libre ha mejorado en 23,85%: ha pasado de 1 minuto 6 segundos a 46,91 segundos.
Mientras que en el atletismo, el récord masculino de los 100 metros planos ha pasado de 10.6 segundos a 9,58 segundos, lo cual representa una mejora de sólo 9,62%, de acuerdo con Tiago Barbosa, del laboratorio de biomecánica deportiva de Singapur.
Usain Bolt posee los récords en 100m y 200m.
"Si ves el video de (la carrera de) los 100 metros planos en 1912, te das cuenta que hay cosas muy similares en comparación con la carrera de los 100 metros de hoy en día", indicó Barbosa.
"Pero en lo que se refiere a la natación competitiva, la única cosa que realmente hay en común es que se ven humanos compitiendo en el agua".
Y ¿qué es lo que determina tanta diferencia?
Los movimientos
En parte es que los movimientos y los estilos que se dan en la natación son mucho más complejos que cuando se corre y siguen en plena evolución, indicó Madge.
"Ellos involucran prácticamente todas las partes del cuerpo, las cuales se desplazan por el agua que es mucho más densa y lo cual significa que todo lo que haces tiene que ser optimizado: la posición de la cabeza, la postura estilizada del cuerpo, la forma en que los brazos se mueven por encima y por debajo del agua, cómo das las patadas. Esas son cosas muy complejas. Eso quiere decir que hay mucho que optimizar aún".
Adam Peaty aumentó dramáticamente el número de brazadas que ejecutó por minuto.
Por ejemplo, en 2012, cuando Cameron van der Burgh ganó los 100 metros pecho, ejecutó entre 50 y 52 brazadas, lo cual era considerado rápido para la época. Pero este año, Adam Peaty aumentó las brazadas de 58 a 60 por minuto, lo cual se traduce en un movimiento "muy difícil y muy poderoso", según Madge.
También hay que tomar en cuenta que la piscina es un ambiente controlado, mientras que la pista no lo es. Cuesta más controlar la temperatura y la humedad, lo cual puede afectar el desempeño del atleta.
La profundad recomendada de 3 metros de la piscina olímpica reduce la turbulencia, mientras que una temperatura de 25 a 28 grados centígrados mantiene los músculos en un estado ideal: ni muy tensos ni muy relajados, indicó el periódico británico Finacial Times.
La tecnología es otro factor.
El diario resalta que en Río se están usando separadores de carriles hechos para absorber el impacto de las ondas.
Simple, pero clave
Una prenda simple también provocó un cambio dramático en la natación: los lentes.
Los nadadores empezaron a usarlos en competencias internacionales en los años 70 para ver debajo del agua y proteger sus ojos de salpicaduras y sustancias químicas como el cloro.
Los lentes se han convertido en una prenda indispensable entre los nadadores profesionales.
"Eso convirtió el entrenamiento en algo que iba de 10 a 12 horas a la semana (a mediados de la década de los años 70) a 25 o 30 horas a la semana. Pues en gran parte las sesiones se limitan a cuánto abuso pueden resistir tus ojos", señaló Madge.
"Ese entrenamiento adicional se traduce en récords mundiales batidos en casi todas las competencias".
Las llamadas parrillas de salida también han mejorado y los trajes de baño han dejado su huella también.
Los Juegos Olímpicos de 2008 vieron el establecimiento de nuevos récords en 19 competencias porque los trajes de baño hicieron que los nadadores fuesen más boyantes y los ayudaron a deslizarse por el agua.
Michael Phelps nadando el estilo mariposa en Río.
Aunque esos trajes fueron prohibidos en 2010, otros avances tecnológicos así como también el ajuste de las normas, como permitir vueltas más rápidas y patadas de delfín, han ayudado a los nadadores a llevar la delantera.
Existe evidentemente otro factor: el dopaje.
Las sustancias prohibidas han afectado a la natación tanto como al atletismo, pero el atletismo conserva récords de la década de los 80 y muchas personas creen que algunas de esas marcas fueron impulsadas por sustancias químicas.
En la natación, sin embargo, los récords de los días más extremos del dopaje han sido derrotados por todos los avances que han permitido el desarrollo de la disciplina.