El incierto futuro del corredor etíope que ganó medalla de plata en Río pero teme regresar a su país
El gesto que hizo al acercarse a la meta en el maratón olímpico es considerado uno de los momentos más políticos de Río 2016 y la razón por la que Feyisa Lilesa sigue en Brasil.
Y es que, según el corredor etíope ganador de la medalla de plata, elevar los brazos y cruzarlos a la altura del pecho le puede costar la libertad e incluso la vida si regresa a su país.
La "x" se ha vuelto común en la movilizaciones del grupo étnico Oromo, compuesto por más de 35 millones de personas, que ha protagonizado protestas contra el gobierno de Etiopía en los últimos meses.
Y de acuerdo con la organización defensora de los derechos humanos Human Rights Watch, las fuerzas de seguridad han matado a más de 400 manifestantes de esa etnia.
Las autoridades etíopes, sin embargo, niegan las acusaciones. Y también afirman que Lilesa sería recibido como un héroe de regresar al país.
"(Lilesa) no tendrá ningún problema por su gesto político", indicó el portavoz del gobierno Getachew Reda, en conversación con un medio estatal etíope.
"Después de todo, es un atleta que aseguró una medalla de plata para su país", agregó.
Los medios de comunicación estatales, sin embargo, no están mostrando las imágenes del atleta cruzando la meta.
Y según la agencia de noticias AP muchos de los que estaban viendo el maratón en vivo en Etiopía auparon a Lilesa, pero cuando vieron su gesto quedaron en silencio.
Así que, por lo pronto, Lilesa permanece en Río, adonde viajará un equipo de abogados contratados por la comunidad etíope en Estados Unidos con el fin de ayudarle a formalizar una solicitud de asilo en el consulado de EE.UU.
¿Una vida en el exilio?
Con su "x" el atleta se estaba sumando a las protestas desencadenadas por los intentos del gobierno de reasignar tierras en las regiones de Amhara y Oromo.
"El gobierno de Etiopía están matando a la gente de Oromo y tomando sus tierras y recursos, por eso los Oromo protestan y yo apoyo la protesta", fue la explicación que dio luego el atleta, quien es miembro de esa etnia.
El corredor de maratón dijo también que podría ser asesinado si volvía a Etiopía.
"Si no me matan, me van a encarcelar", dijo. "No lo he decidido aún, pero tal vez voy a mudarme a otro país."
Y, para ayudarlo, pocas horas después de su gesto una organización con sede en California creó una página de recaudación de fondos.
Según uno de los creadores de la campaña, la organización se había fijado la meta de US$10.000, pero esa cantidad se superó en una hora.
"Después elevamos la meta a US$25.000 y también la sobrepasamos en pocas horas", escribió Solomon Ungashe en la cuenta de Facebook.
Según el corresponsal de la BBC en la vecina Kenia, Emmanuel Igunza, Feyiza ha sido calificado por algunos africanos como el atleta olímpico más valiente de las Olimpiadas de Río, por su protesta.
Pero el atleta podría ser objeto de sanción por pate del Comité Olímpico Internacional, pues la Regla 50 de la Carta Olímpica prohíbe manifestaciones o protestas políticas.
Interrogado al respecto el pasado domingo, sin embargo, Lilesa respondió: "No puedo hacer nada al respecto, ese fue mi sentir"
Y ahora simplemente espera en tierras brasileñas.
Su esposa y dos hijos de Lilesa están en Etiopia, pero según el sitio web de la televisora brasileña O Globo, el visado que tiene el deportista etíope en Brasil le permite quedarse por 70 días en ese país.