La sudafricana Caster Semenya perdió una batalla importante en su largo combate: la justicia suiza confirmó este martes que la atleta con hiperandrogenismo -alta tasa de testosterona- deberá someterse a un tratamiento hormonal si quiere competir en su distancia fetiche (800 m).
La deportista de 29 años, cuyo pulso con la Federación Internacional de Atletismo (World Athletics) dura desde 2009, anunció en cuanto se conoció la resolución que considera "todos los recursos nacionales e internacionales".
"Estoy muy decepcionada por este fallo, pero rechazo dejar que World Athletics me drogue o me impida decir quién soy", reaccionó la atleta en un comunicado, prometiendo pelear "por los derechos humanos de las mujeres atletas, sobre la pista y fuera de ella, hasta que podamos correr igual de libres que como nacemos".
Desde su irrupción en la escena internacional en 2009, la joven y musculosa mujer suma dos títulos olímpicos y tres títulos mundiales. Es además el paladín de las atletas con hiperandrogenismo, en el centro de una polémica que opone los conceptos de equidad deportiva y de derecho a la diferencia.
La federación internacional impuso desde abril de 2018 a las mujeres que presentaban un exceso natural de hormonas sexuales masculinas hacer descender su tasa de testosterona para poder competir en las pruebas internacionales.
Caster Semenya ve en ese reglamento "una discriminación", así como una "violación de su dignidad humana".
'Ventaja insuperable'
Pero el tribunal federal de Lausana hizo prevalecer la "equidad de las competiciones", "principio cardinal del deporte", indicando que una tasa de testosterona comparable al de los hombres proporciona a las atletas femeninas "una ventaja insuperable".
Sin embargo el órgano jurídico reconoció que un "tratamiento hormonal podría atentar seriamente al derecho de integridad psíquica", pero subrayó que las atletas afectadas pueden "rechazar libremente" someterse a ese tratamiento. Pero a costa de no poder participar en las competiciones.
"Excluir a las mujeres atletas o poner nuestra salud en peligro simplemente debido a nuestras aptitudes naturales deja a World Athletics en el lado malo de la historia", lamentó Semenya.
En este dosier con una clara vertiente política, la atleta sudafricana reivindica el apoyo de la Asociación Médica Mundial (WMA), que había exhortado el año pasado al conjunto de los galenos que se negasen a aplicar las condiciones de admisibilidad de las atletas femeninas.
Ética médica, equidad deportiva
"Es comúnmente admitido que es contrario a la ética prescribir un tratamiento contra el hiperandrogenismo si ese estado de salud no es reconocido como patología", indicó la WMA.
Incluso el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en una rara intrusión en el mundo del deporte, aportó en 2019 un apoyo unánime a la atleta y mostró su rechazo al reglamento de World Athletics.
Caster Semenya, respaldada por un equipo internacional de juristas, no se resigna: para ella, ni el TAS ni la justicia suiza pueden validar el reglamento de World Athletics "en los diferentes países del mundo, entre ellos Japón", que albergará los próximos Juegos Olímpicos.
En marzo la doble campeona olímpica se mostró optimista sobre sus opciones de lograr la mínima necesaria para competir en los 200 metros en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, aplazados a 2021, una distancia que no se ve afectada por el reglamento de World Athletics.