AFP
La selección de Estados Unidos cayó 2-1 este martes ante Trinidad y Tobago de visita, y con las victorias respectivas de Panamá y Honduras quedó afuera del Mundial de Rusia-2018.
Estados Unidos acumulaba 12 puntos y necesitaba sacar un empate contra Trinidad y Tobago en su visita a Couva para asegurarse el pase por mejor saldo de goles.
Empero, los trinitarios se convirtieron en verdugos -y en especial el defensa Alvin Jones involucrado en los dos goles de su equipo-, y Panamá superó 2-1 a Costa Rica mientras Honduras se impuso 3-2 a México para cambiar las tornas del hexagonal de la Concacaf.
Panamá (13 puntos y saldo de goles de -1) se aseguró el tercer boleto directo, en tanto Honduras (13 y saldo de -6) irá a un repechaje contra Australia, el mes próximo.
El triunfo trinitario se selló con autogol del defensor estadounidense Omar González (17) y tanto de Jones en el 37. El mediocampista Christian Pulisic descontó para los norteamericanos en el 47.
Fue una jornada tan aciaga e inesperada para los seguidores de Estados Unidos, que los comentaristas de la televisión norteamericana se quedaron sin habla al ver a su equipo por primera vez fuera de un Mundial desde México-1986.
Uno de ellos calificó la fecha como "la más surrealista y vergonzosa en la historia del fútbol estadounidense".
Ni en sus peores pesadillas, el técnico estadounidense Bruce Arena imaginó que tendría que ver el Mundial desde la sala de su casa, como lo hizo en 2010 y 2014, cuando el equipo fue dirigido por el defenestrado Jurguen Klinsmann.
En rueda de prensa posterior al partido, Arena dijo que su equipo había "fallado".
"Claramente estamos muy decepcionados, teníamos todo para nosotros hoy; no hay excusas para que no obtengamos un segundo gol y salgamos con al menos un punto", dijo Arena.
"Es una mancha para nosotros, no deberíamos quedarnos en casa para esta Copa del Mundo. Asumo la responsabilidad", reconoció Arena.
Mal arranque
El autogol tempranero de Omar González descentró al seleccionado estadounidense, que jugó una primera mitad apocada y de poca dinámica.
Cuando parecía que el equipo de Arena comenzaba a recuperarse del batacazo inicial, Alvin Jones le clavó la daga del segundo gol.
Contrario al partido anterior contra Panamá, esta vez Arena no logró que su equipo cohesionara el medio campo con su línea delantera, en parte debido a que los trinitarios aplicaron un cerrojo -de a veces hasta tres jugadores- sobre el joven Pulisic, el creativo estadounidense.
Sin ideas ni ataques, los del Tio Sam fueron una caricatura en la primera mitad del equipo que había goleado a Panama unos dias antes en Orlando.
En el segundo tiempo, Arena dio ingreso al veterano Clint Dempsey en la posición de Pulisic y movió a éste más al ataque por el centro, junto a Bobby Wood y Jozy Altidore.
La jugada le resultó, pues Estados Unidos soltó algunos de sus típicos contrataques que no cuajaron por el excepcional trabajo del arquero trinitario, Adrian Foncette.
En el 47, Pulisic llevó una bocanada de oxígeno a su agonizante equipo cuando, entre dos defensas, pateó desde el borde superior del área un pase de Darlington Nagbe para batir con fuerte disparo al arquero Foncette.
En los minutos finales, Estados Unidos, en vez de volcarse con todo a la puerta trinitaria, siguió las orientaciones de su cauteloso DT y perdió al menos dos buenas oportunidades de sacar el empate.
El partido terminó en un duelo de pierna fuerte de parte de los estadounidenses, pero los trinitarios resistieron a pie firme para dar la gran sorpresa de la décina y última jornada del hexagonal de Concacaf.