Cuando Alemania goleó por 7-1 a Brasil en las semifinales del Mundial de 2014, una imagen dio la vuelta al mundo: Un anciano de gorro, que tenía entre sus brazos una réplica de la Copa del Mundo, miraba desconsolado cómo su selección quedaba eliminada inapelablemente.
Clovis Acosta Fernandes quedaba en la retina de quienes presenciaron el partido en el estadio, o a través de televisión. Detrás de esa escena, se escondía una historia. Una historia de pasión y fanatismo que rompió fronteras.
Y es que el reconocido hincha comenzó su periplo siguiendo al “Scratch” en las Copas del Mundo en 1990, para el Mundial de Italia.
Cuatro años después, la imagen se repetiría: De sombrero y con la réplica de la Copa del Mundo, Clovis Acosta Fernandes se hizo presente en Estados Unidos 1994, donde Brasil se coronó campeón.
En Francia 98', donde Brasil intentó repetir la hazaña, pero cayó ante los locales en la final; también dijo presente.
Y así, celebró al combinado brasileño campeón en Corea-Japón 2002; estuvo en Alemania 2006, Sudáfrica 2010 y, como ya es conocido, masticó la amargura en Brasil 2014.
Sin embargo, su bigote frondoso, su copa, su gorro y, sobre todo, su fanatismo no están presentes en Rusia.
Y es que el hombre falleció a los 60 años, el año 2015. Un cáncer de riñón frenó de golpe su aspiración de presenciar otra Copa del Mundo.
Pese a eso, su legado sigue intacto. Pues sus hijos se trasladaron miles de kilómetros para apoyar a la “canarinha” y llevaron consigo dos de sus tradicionales objetos: la réplica de la Copa del Mundo y su sombrero.