El delantero uruguayo Octavio Rivero tuvo un particular semestre en Colo Colo, más allá de haber conseguido este sábado con los albos levantar el título del Torneo de Transición y darle se estrella número 32 al club.
Y es que el charrúa debió remar desde atrás, pues llego incluso a estar 7 partidos sin ser considerado como titular por su técnico Pablo Guede, para luego despuntar en las fechas finales y convertirse en factor clave del gran logro del equipo.
El presente certamen no comenzó bien para el jugador, luego que se lesionara en los días previos a la final de la Supercopa Chile que terminarían ganando ante Universidad Católica en julio pasado, quedando descartado también para el debut en el Transición.
Tras ello, la dirigencia no aceptó su petición de aumento de sueldo y también rechazó la oferta que llegó por su carta desde Peñarol de su natal Uruguay y Belgrano de Argentina, pese a que manifestó sus deseos de partir del “Cacique”.
Luego de estar ausente por lesión en el opaco estreno sin goles ante Deportes Antofagasta, Rivero se automarginó del segundo compromiso con O’Higgins de Rancagua, declarándose en rebeldía con la dirigencia lo que derivó en una amonestación para él y la inhabilitación de su representante.
Posteriormente reapareció en la fecha 3 ante Palestino (1-1) y después en la 4 frente a Universidad de Concepción (derrota por 2-1), duelos en los que actuó los 90 minutos. Pero una nueva lesión lo dejó como suplente en el Superclásico ante la U de la jornada 5, donde sólo jugó 23 minutos en la victoria por 4-1 de su equipo.
Tras eso, el atacante comenzó a perder terreno disputando sólo 20’ en el 1-1 ante Iquique en el norte, hasta que tras el parón de Fiestas Patrias en la fecha 7 volvió a desaparecer de las convocatorias de Guede, quien justificó la medida en una “decisión técnica”.
Así, el delantero estuvo ausenten en los tres triunfos consecutivos que encadenaron los albos ante San Luis (3-0) como local, Universidad Católica (1-0) en San Carlos y Santiago Wanderers (2-0) en casa.
Pero luego volvió a actuar unos minutos en la jornada 10, cuando los albos vencieron 3-0 a Audax Italiano. El jugador entró a los 57’ cuando su equipo ganaba por la mínima y tuvo una destacada participación, habilitando a Paredes para que marcara el segundo y luego cerrando la goleada en los descuentos (90+1’), en lo que fue su primer gol en el Transición.
Rivero luego jugó 20 minutos en la fecha siguiente, cuando reemplazó al capitán “Visogol” en la caída 1-0 de los albos ante Deportes Temuco. La roja que recibió Paredes -ya en la banca- le valió la confianza del técnico para ingresar como titular en la jornada siguiente.
Ahí se desató con un espléndido partido durante el importante triunfo sobre Unión Española por 5-2., anotando el primero (10’) y luego asistiendo para el cuarto tanto de Iván Morales (63’). Gracias a eso, los albos se apoderaron de la cima del Transición para ya no bajar más.
Lo mismo haría en la fecha siguiente en otro duelo clave ante Everton en Viña del Mar, donde otra vez habilitó para el primero de Julio Barros (19’) y anotó el tercer tanto del triunfo en la agonía (90+1’), encaminando la estrella 32°.
Por tercera vez consecutiva respondió a la titularidad y confianza del DT siendo decisivo frente a Curicó Unido en la penúltima fecha. Rivero anotó (34’) para abrir el camino del triunfo 3-2 que consiguieron en el Monumental.
Pero aún quedaba un show más del charrúa, pues se inscribió con un nuevo tanto en la goleada final ante Huachipato (3-0) con que los albos consiguieron coronarse como monarcas en la última fecha.
Así, el uruguayo supo dejar atrás un mal comienzo de semestre para doblarle la mano a su técnico Pablo Guede y terminar siendo una de las grandes figuras del título de Colo Colo.